2025, año uno de la Revolución

El auge de las marcas chinas, las normas medioambientales, el avance lento del coche eléctrico, el adiós de Tavares y las alianzas japonesas marcarán este año.

Transformación, evolución, adaptación, revolución, avanzar o hacer el corcho en un mar de dudas. Estas son las alternativas del sector del automóvil en Europa después de analizar todo lo sucedido en el ya pasado 2024. De un tiempo a esta parte el Viejo Continente anda despistado intentando encontrar su encaje en un momento crucial para la historia del automóvil, y el pasado año ya pudimos ver los primeros signos de ese agotamiento mental que tanto usuarios como fabricantes empiezan a tener, como si nos pusiéramos de perfil mientras el mundo sigue girando.

Las normativas medioambientales que tanto están lastrando a la industria europea, no harán si no incrementar la incertidumbre en 2025. Y es que llega la hora del CAFE (esa brillante idea de penalizar las emisiones con euros en lugar de proponer soluciones realistas). Los fabricantes europeos empezaron a contar ya a finales de 2024 oteando en el horizonte el tsunami normativo que se les viene encima este año. Con Teresa Ribera como azote del automóvil cómodamente instalada en Bruselas (es vicepresidenta de la Comisión Europea), a más de uno se le habrán atragantado los canelones de Sant Esteve al pensar la que se nos viene encima. El ajuste normativo lastrará al automóvil. Seguro.

Chinos y tecnología

No hay que ser adivino para poner imágenes, luz y taquígrafos a la idea que ya hace años nos defendía Josep María Recasens (entonces vicepresidente de estrategia de Renault y hoy también presidente del grupo en España y de la asociación de fabricantes, Anfac): «Los políticos están embarcados en una cruzada que hará que en Europa salvemos el planeta. La batalla del coche eléctrico ya hace tiempo que la perdimos, ahora esto va de tecnología. El problema viene que mientras nosotros estamos enzarzados en salvar el planeta y logrando que Europa sea una mancha verde en mitad del globo, hay un chino que va corriendo por ahí desarrollando (y muy bien) tecnología. Para cuando hayamos salvado el planeta tendremos que ir a ver a ese chino para que nos ayude con la tecnología...y nos la venda» porque nosotros estábamos a otra cosa. Esta es mi reflexión de cabecera, y ya les digo que Josep María Recasens es de los que la toca, mucho y bien.

Y sí, han leído bien, hablamos de los chinos. No solo desarrollaron coches eléctricos (y nos los empezaron a vender ante el agotamiento de su modelo de mercado), sino que su capacidad de reacción y aprendizaje les llevó a desarrollar también tecnología capaz de hibridar. De ahí que ahora también traigan híbridos convencionales y enchufables a un mercado muy necesitado por las rigidas normativas medioambientales que tenemos en Europa. MG, BYD, Omoda, Jaecoo... y así hasta más de una docena de marcas chinas están operando (con éxito) en nuestro mercado. Europa se ha ofendido ante la avalancha china y les ha metido unos aranceles entre pecho y espalda que me da que a los chinos no les harán ni cosquillas. Eso sí, quedaremos como verdaderos Quijotes debidamente ofendidos.

Y es que este juego ha cambiado, pero nosotros parecemos emperrados en seguir haciendo las cosas «porque siempre se han hecho así». Pues no, señores míos, como decía al principio esto se transforma, evoluciona, revoluciona y abre un nuevo horizonte que estamos obligados a vislumbrar. De lo contrario ese tsunami nos pasará, efectivamente, por encima.

En 2024 hemos visto como el mercado el coche eléctrico sigue sin despegar. En una ‘machada’ de última hora se consiguió alcanzar la ‘brillante’ cifra del 5,36% del mercado en España. Uau. Digo eso porque en el norte de Europa no lo entienden (Noruega calza un 96%). La media de la Unión Europea está en una cuota de eléctricos puros del 13%. Muy lejos de esos estandares medioambientales que (los de la cruzada por el puntito verde) se siguen persiguiendo. No niego que hay que cambiar, pero hemos olvidado que para hacer cambios hay que querer y contar con los medios para hacerlo. Con chanclas es difícil acelerar y frenar para batir el récord de Circuit de Barcelona-Catalunya.

Para llegar a los objetivos medioambientales hay muchos caminos, no había prisa («Prisa mata» aseveran en el desierto). Todas las tecnologías son válidas, porque son avanzadas y limpias. Gasolina, diésel, híbridos, enchufables, todos los modos de propulsión buscan la eficiencia. Nos metieron el coche eléctrico sí o sí, y ahora en 2025 veremos las consecuencias de esa obligación. Sería un año divertido.

Todo pasará en un año en el que Carlos Tavares (ex-CEO de Stellentis) ya no estará porque se largó, un año en el que Nissan, Honda y Mitsubishi trabajarán para fusionarse en un acto de orgullo patrio para salvar la automoción en Japón, un año en el que Trump y su amiguete Elon Musk tratarán de salvaguardar el sector en Estados Unidos metiendo aranceles a diestro y siniestro. Y sí, vaya, a nosotros también nos los meterán.

No sé en mientras tanto seguiremos buscando la solución para salvar el planeta desde Bruselas, pero ya les digo yo que no perdamos la perspectiva de la realidad. Por que si nos dejamos engatusar acabaremos naufragando en el mar de la electrificación mientras buscamos la piedra filosofal. ¿Acaso no tienen muchas veces la sensación de que somos como los violinistas del Titanic?.

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