La ‘maldición’ de un rookie
Los casi 5.000 kilómetros que nos aguardan en este Dakar, el quinto que se celebra en Arabia Saudita, están repletos de trampas que acechan en el momento más inesperado. Para los más veteranos es una lección aprendida, ya que durante los primeros días hay mucho que perder y poco que ganar.
El accidente y posterior abandono de Tosha Shareina es un claro ejemplo de lo caro que resulta un exceso de fogosidad en el momento más inoportuno. Shareina no es el primero al que le pasa y, desgraciadamente, tampoco será el último. Con un exceso de confianza con la Honda tras ganar la etapa prólogo, salió a por todas con la intención de volverle a demostrar a Ruben Faria, el portugués que dirige el equipo HRC, que su elección había sido la correcta.
Segundo en el Sonora Rally y ganador del Deafío Ruta 40 y de la Baja Aragón todo lo que tenía se lo había ganado a pulso. El valenciano, de 28 años, sufrió una caída en el kilómetro 240 cuando llevaba el mejor tiempo y ahí se esfumaron sus sueños de golpe. Asistido primero por Ross Branch, solicitó ayuda médica porque le dolía el brazo. Quería, pero era imposible conducir. Su Dakar se acabó ahí, contra esa fatídica piedra que se entrecruzó en su camino.
Evacuado de la etapa por los servicios médicos, disputaba su tercer Dakar, el primero con una moto oficial y después de convertirse en uno de los pilotos que más había llamado la atención en los últimos tiempos. Su victoria en el prólogo le descubrió al gran público, que entendió que era un piloto a tener en cuenta este año por su extraordinaria trayectoria en 2023.
2024 ha empezado mal para Tosha. Adaptarse al Dakar y a su ritmo es difícil. “Hay que saber cuándo hay que correr y cuándo no. Si siempre vas a tope, rozando el desastre, tienes todos los números de caerte y cuando te caes tienes el riesgo de hacerte daño”, explicaba Marc Coma, como uno de sus secretos que le llevaron a ganar en cinco ediciones. Pero su ejemplo está ahí y este batacazo debe enseñarle, pero no restarle méritos.
Shareina hizo posible, con trabajo, esfuerzo y mucho talento, ir al Dakar con una moto oficial. Hasta llegar a HRC ha vivido en un sueño y todas las puertas, todas, se las ha ganado demostrando su calidad en la pista. Primero, con motos de segunda fila; después, aprovechando todas las oportunidades que le ofreció Honda al proporcionarle una moto oficial.