Pagani convierte una‘Utopía’ en realidad
Más de cuatro mil dibujos, diez modelos a escala, un modelo de túnel de viento, dos modelos a escala 1:1 e innumerables experimentos en ocho prototipos completos han hecho falta para crear un coche único. Se trata de la tercera creación de Horacio Pagani, quien pidió a sus clientes más fieles que expresaran sus deseos: nada de baterías pesadas, nada de potencia híbrida, sólo un maravilloso V12; ningún sistema de doble embrague, sólo una transmisión manual o automatizada pura de siete velocidades… una auténtica ‘Utopía’ en los tiempos que corren, y precisamente así bautizó el diseñador argentino a su última obra.
Estéticamente el Pagani Utopía irradia sencillez, con las líneas típicas de la marca, pero con una forma más fluida y curvilínea. Desde el parabrisas, con sus bordes superiores redondeados, hasta los detalles de las aletas y el capó, el coche dibuja un diseño atemporal, que no sige las directrices la moda de la época.
Tiene muy pocos complementos aerodinámicos, pero es más depurado que nunca. En vez de utilizar grandes alerones como otros hipercoches, el Utopía incorpora la función de estos apéndices en su forma general, logrando una mayor carga aerodinámica y una menor resistencia al avance sólo por medio de su diseño. También son pocos los detalles de diseño, pudiendo destacar las ruedas forjadas con un extractor de fibra de carbono en forma de turbina que aleja el aire caliente de los frenos y reduce las turbulencias bajo la carrocería, o las llantas de 21 pulgadas delante y 22 detrás, desarrolladas especialmente para este coche y que dejan a la vista unos imponentes discos de carbocerámicos.
Una vez más vemos unos retrovisores laterales suspendidos en el aire, gracias a su soporte en forma de ala, y separados de la carrocería para para una mejor penetración aerodinámica. Pero si algo llama la atención en el Utopía, son los faros traseros que flotan a los lados de las aletas posteriores, encajados en los extractores de aire. Y no podía faltar el escape cuádruple de titanio, firma de la marca. Tiene un revestimiento de cerámica para disipar eficazmente el calor, pero aún así el peso del sistema completo supera por poco los 6 kilogramos.
Un interior totalmente analógico
El interior de Utopía es, si cabe, más aún más original que el exterio, y lo que más llama la atención es que en plena era de la digitalización, apenas hay pantallas salvo la pequeña ventana que se muestra frente al conductor. Todos los instrumentos son puramente analógicos y cada una de las esferas de fácil lectura revela sutilmente parte de su mecanismo como si revelara el movimiento del esqueleto. Incluso el volante se ha reinventado: se ha fabricado a partir de un bloque sólido de aluminio, desde los radios y el aro hueco hasta el de la columna de dirección, que contiene el airbag. Los pedales también están hechos de un solo bloque de metal, mientras que el mecanismo de la palanca de cambios sigue estando a la vista, pero más sofisticado que nunca.
Control total de la potencia
El motor V12 de Pagani, un biturbo de 6 litros construido especialmente por Mercedes-AMG para Pagani, ofrece 864 CV y, sobre todo, un imponente par motor de 1100 Nm. Es más rápido, más flexible y más potente que nunca, además de cumplir con las normativas de emisiones más estrictas.Pero quizá lo más llamativo en el apartado mecánico del Pagani Utopía sea su cambio de marchas. Para crear la transmisión, Horacio recurrió al más prestigioso fabricante de transmisiones de automoción de alto rendimiento, Xtrac, para desarrollar la caja de cambios con engranajes helicoidales lo más rápida posible. Es compacta, ligera y montada transversalmente para un centro de gravedad optimizado. Y es que los entusiastas de la marca no querían un cambio automático, reclamaban una transmisión manual real. En este caso, de de siete velocidades. No fue una tarea fácil diseñar una caja de cambios de este tipo con anillos sincronizadores y un mecanismo capaz de manejar 1100 Nm de par motor adecuados para una manual pura, pero era un requisito esencial para Utopía. El diseñador quería que los conductores de su coche tuviesen el control total de su potencia.
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