Sainz conquista su cuarto Dakar
Carlos Sainz ha culminado con éxito y sin sobresaltos la cabalgada de 175 kilómetros que le ha llevado hasta la meta final del Dakar 2024 en Yanbú. El piloto madrileño, de 61 años, ha ganado por cuarta vez un rally en el que ya suma 17 participaciones y 42 victorias de etapa. Y lo más importante, por primera vez en la historia de esta carrera ha sido campeón al volante de un prototipo electrificado, el poderoso Audi RS Q e-tron.
Junto a su inseparable copiloto, el barcelonés Lucas Cruz, Sainz ha vuelto a reinvindicarse como uno de los grandes del deporte español. Se coronó campeón del mundo de rallies en dos ocasiones, 1990 y 1992 y fue subcampeón en otras seis y todavía hoy, a pesar del paso de campeones como Sébastien Loeb o Sébastien Ogier por el WRC, sigue ostentando récords logrados hace más de dos décadas.
En el Dakar, el ‘Matador’ ha continuado con su leyenda, a la altura de su nivel competitivo. Ganó su primer Touareg en 2010 con Volkswagen, repitió con Peugeot (2018) y Mini (2020) y decidió embarcarse hace tres años en un incierto proyecto con Audi, apostando por la innovación con un coche impulsado por energía eléctrica. Los dos primeros intentos se complicaron por problemas de juventud del coche, que le llevaron a forzar demasiado. En 2023 Sainz se fracturó varias vértebras en un pavoroso accidente en el desierto saudí. Recuperado, este año estaba convencido de que “a la tercera irá la vencida”.
No todo ha sido un camino de rosas. Sainz y el resto de participantes han afrontado el rally más exigente de los cinco que llevan disputándose en Arabia. Pilotos que aspiraban al máximo como el pentacampeón Nasser Al-Attiyah, el ídolo saudí Yazeed Al-Rajhi, que lideró la primera semana, o sus compañeros Mattias Ekström y Stephane Peterhansel se quedaron sin opciones por la dureza del recorrido. Audi los recicló como gregarios de lujo y ambos han acabado ejerciendo un papel clave en el triunfo del español.
El último que aguantó a su estela fue Sébastien Loeb, pero ayer, en la undécima etapa, cuando apenas le separaban 13 minutos con su rival, el nueve veces campeón del mundo de rallies sufrió una avería mecánica en su Hunter que le relegó a pelear por la segunda posición del podio, poniendo el título en bandeja a Sainz.
Hoy, el madrileño ha ‘espantado los fantasmas’ que le recordaban aquello de “trata de arrancarlo Carlos”. No ha hecho falta drama. Solo rematar un excelente trabajo. Ya tiene su cuarto Toaureg. Veremos si quizá sirva para que Audi reconsidere su decisión de abandonar el Dakar para volcarse en la F1.