Mazda no solo fabrica coches; crea experiencias únicas de conducción
Mazda pretende hacer de la conducción de sus vehículos una experiencia emocionante e inolvidable. Para ello, cada modelo de la marca japonesa pasa por un proceso de desarrollo minucioso que incluye rigurosas pruebas en su pista de Hiroshima. Allí, ingenieros como Masayoshi Kanei dedican miles de horas a afinar hasta el más mínimo detalle para garantizar que sus coches no solo cumplan expectativas, sino que las superen.
“No somos simples pilotos de pruebas”, explica Kanei, quien lleva 14 años en el equipo de desarrollo. Su trabajo no se limita a conducir prototipos; abarca todo el ciclo de desarrollo, desde la planificación inicial hasta la aprobación final. Este enfoque integral permite a Mazda centrarse en un concepto clave: la “sensación del comportamiento”. Este término va más allá de los datos técnicos y se enfoca en cómo perciben los usuarios la aceleración, el movimiento y la respuesta del vehículo.
El equipo de Kanei trabaja estrechamente con otros especialistas para ajustar componentes como el motor y la entrega de potencia. Durante las pruebas, analizan variables que afectan directamente la experiencia del conductor, como los tirones que se sienten al acelerar. Estos pequeños detalles son fundamentales para Mazda, que prioriza la percepción humana sobre las cifras.
Este enfoque fue crucial en el desarrollo del Mazda CX-60, el primer híbrido enchufable (PHEV) de la marca. Con su motor e-Skyactiv, este modelo combina eficiencia eléctrica y potencia de combustión. Sin embargo, ajustar las transiciones entre ambos sistemas fue un desafío. Kanei y su equipo lograron un equilibrio que ofrece una conducción ágil y precisa, fiel al ADN de la marca.
Minuciosa formación de los probadores
Para alcanzar este nivel de excelencia, Mazda cuenta con un riguroso sistema de formación interna. Los ingenieros comienzan con tareas básicas y, a medida que desarrollan habilidades, adquieren licencias que les permiten realizar pruebas más complejas. Este método asegura evaluaciones consistentes y seguras, incluso en condiciones extremas, como curvas mojadas o tramos rectos a alta velocidad.
“La clave está en mejorar continuamente”, afirma Kanei. Según él, cada nuevo modelo representa un reto, y eso es precisamente lo que lo motiva: superar los límites una y otra vez para satisfacer las expectativas del cliente.
Con una historia que abarca casi un siglo, Mazda sigue evolucionando. Su enfoque en el usuario final y su dedicación a la mejora constante aseguran que cada nuevo modelo no solo cumpla estándares técnicos, sino que conecte emocionalmente con los conductores. “Mejorar continuamente es la única forma de avanzar”, concluye Kanei.
Mazda no solo fabrica automóviles; crea experiencias que redefinen lo que significa disfrutar al volante.