Mercedes-Benz apuesta por el lujo moderno y un dinamismo depurado con el nuevo GLC

Mercedes-Benz sigue su camino hasta convertirse en una marca de vehículos de lujo, dando un salto no solo en cuanto a precio, sino justificándolo con vehículos todavía más cuidados en todas sus vertientes. La firma de Stuttgart aprovechará la electrificación y una oleada de nuevos nombres para dar ese paso, pero los vehículos actuales también mejorarán. El mejor ejemplo de ello es el nuevo GLC, su SUV compacto, que llega con los últimos avances tecnológicos de la marca, tanto de conectividad como de seguridad y conducción, así como algunos de sus motores de combustión -todos electrificados- más eficientes.

Hay cambios estéticos y de diseño, por supuesto, pero el nuevo GLC es toda una declaración de intenciones por su mecánica. Todas las opciones están, en mayor o menor medida, electrificadas,  con cuatro motores microhíbridos (MHEV), dos de gasolina y dos diésel, y tres híbridos enchufables (PHEV) -que llegarán más tarde- dos gasolina y una diésel. La versión más potente, la GLC 400 e 4Matic, PHEV de gasolina, entrega 381 CV de potencia con un consumo (WLTP) de 0,6 litros cada 100 kilómetros. Todos los motores se asocian al cambio automático de nueve relaciones 9G-Tronic.

En las versiones híbridas enchufable, el GLC monta una batería que le otorga más de 120 kilómetros de autonomía 100% eléctrica, con lo que, si se recarga la batería, en un uso medio diario este vehículo puede funcionar la mayoría del tiempo en modo cero emisiones. Para compensar el exceso de peso, de unos 400 kilos respecto al resto de versiones, la batería nunca se descarga del todo. Incluso cuando llega al 0% mantiene una parte de su capacidad para seguir asistiendo al motor de combustión y trabajar para reducir consumo y emisiones.

Capacidad offroad

Desde Mercedes-Benz se han esforzado mucho en mejorar el dinamismo de este modelo y, tas una primera toma de contacto, los resultados son palpables. Pese a superar los 1.800 kilos, en sus versiones MHEV, los ajustes realizados en el chasis, con un nuevo eje delantero y trasero y suspensiones adaptativas -AIRMATIC-, maximizan el confort, al tiempo que, en conducción alegre, garantizan un buen apoyo, siempre teniendo en cuenta que es un SUV y siempre presenta cierto balanceo.

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Fuera de la carretera, el GLC sorprende por su capacidad offroad, complementada por un completo modo Offroad en el sistema operativo que muestra información importante para la circulación fuera de la carretera y permite acceso a funciones como el ‘capó invisible’, una cámara para ganar visibilidad, permite ver la posición de las ruedas y al trayectoria del coche al girar el volante, o el control de descensos, que ofrece la posibilidad de regular la velocidad a placer durante las grandes pendientes. Es realmente sorprendente lo que puede hacer este elegante SUV en territorio hostil, apoyado gracias al eje trasero direccional, con el que el diámetro de giro se reduce hasta los 10,9 metros, una cifra muy destacable por su tamaño -4,76 metros de largo por 1,89 de ancho-.

Experimentar el lujo

En el interior, Mercedes-Benz ha realizado cambios destacables en el diseño del GLC, como la división del ecosistema digital en dos pantallas, una para el cuadro de instrumentos y otra central de grandes dimensiones en la consola central para el sistema de infoentretenimiento, que destacan sobre dos secciones horizontales, de modo que parece que las pantallas floten sobre el resto del habitáculo. La selección de materiales apuesta por las superficies blandas y por tejidos agradables y sostenibles para los asientos, que son cómodos y con una buena sujeción.

Mercedes-Benz sigue apostando por el sistema MBUX para la gestión de todos los sistemas de conectividad y entretenimiento. Los controles de climatización se integran ahora en la pantalla, pero imitan la disposición física de otras versiones para facilitar el uso. En un primer instante, la gran cantidad de opciones, y todos los botones en su volante, pueden abrumar, pero la experiencia mejora con el paso de las horas porque moverse por sus menús es realmente intuitivo. Cuenta con sistema de comandos de voz ‘Hey Mercedes’ mejorado, conectividad con los teléfonos móviles más habituales y un sistema de sonido premium firmado por Burmester.

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En cuanto a la seguridad activa, equipado el paquete de asistencia a la conducción Plus, dispone de los sistemas más habituales, como el control de mantenimiento de carril, el limitador de velocidad, el control de crucero adaptativo, el asistente activo de dirección, el lector de señales de tráfico o el sistema de aparcamiento con cámara de 360 grados, además del nuevo asistente activo de distancia DISTRONIC.

Cambios estéticos

El nuevo GLC es continuista en cuanto a su estética exterior, pero no por eso deja de renovar elementos como los paragolpes o los grupos ópticos, que en el frontal son totalmente nuevos -LED- y nacen desde la parrilla central y en la zaga se unen mediante una franja que cruza el portón del maletero, de 620 litros de capacidad en las versiones MHEV y de 470 en las PHEV por la posición de la batería.

Las protecciones, las barras del techo y los elementos cromados, así como componentes opcionales como los estribos laterales, aportan un acertado contraste entre la elegancia típica de la marca, la deportividad y la robustez de los SUV. Las versiones AMG Line añaden detalles, como los pasos de rueda en color del vehículo, los citados estribos o diseños de llantas exclusivos, así como detalles interiores, para acentuar su carácter deportivo. El tren de rodaje deportivo, con las suspensiones adaptativas, también están disponibles con la línea AMG Line.

El nuevo Mercedes-Benz GLC ya está a la venta desde los 44.474 euros de la versión GLC 200 4Matic, con motor gasolina MHEV de 204 CV, y las primeras entregas están programadas para finales de año. Primero llegarán todos los motores MHEV, mientras que las versiones PHEV no se esperan hasta el año que viene, cuando se añadirán más versiones y una nueva motorización para el coche.