Opel GSe, mucho más que una sigla
En la década de los ochenta, Opel escenificaba en sus modelos de gama alta unas siglas que entraron a formar parte de la historia del automovilismo. GSI era sinónimo de exclusividad y deportividad, y modelos como el Kadett, Manta, Corsa o Astra llegaron a lo más alto de su popularidad.
Ahora, la firma germana se adapta a los tiempos, y al igual que el mundo del automóvil se transforma, sus siglas también. La defenestración de los propulsores de gasolina pone fin a la historia de los GSI y sus hermanos de otros fabricantes, pero no por ello se tiene que acabar con la diversión. Opel le ha dado un giro a las siglas GSI cambiando la última letra, GSe (Grand Sport electric).
La nueva era electrificada de Opel GSe se inicia con dos modelos y tres versiones, el Astra cinco puertas, el Astra Sport Tourer y el Grandland. Exteriormente, los nuevos miembros de la gama GSe incorporan diferentes anagramas que los diferencian claramente del resto de modelos de la gama. Las llantas de 18 pulgadas, de nuevo diseño, es otra de las características de los nuevos modelos, disponiendo opcionalmente de una medida mayor, 19 pulgadas. Todo ello con el característico paragolpes delantero y difusor trasero GSe.
Interiormente, los asientos Alcántara de altas prestaciones destacan por su diseño y su funcionalidad. Son exclusivos para la gama GSe, y están certificados por la AGR alemana, y garantizan que el conductor y el pasajero delantero disfruten siempre de una sujeción firme durante la conducción dinámica, mientras que su columna vertebral se beneficia del diseño cómodo y agradable para la espalda de los asientos. Todo ello acompañado por un amplio equipamiento, que incluye el Opel Vizor, o Android Auto y Apple Car Play inalámbrico.
Una de las novedades más importante llega con el nuevo chasis, diseñado para ser más ágil y preciso. Se ha rebajado en 10 milímetros, y los cambios también llegan a la dirección, frenos y suspensión, que se han rediseñado, aplicando una nueva tecnología, que mejora el confort.
En lo que a motorizaciones se refiere, las versiones cinco puertas y ST del Astra equipan un motor 1.6 Turbo de 225 CV y 360 Nm, ambos con caja automática de ocho relaciones. En el caso del Grandland, el motor es un 1.6 DI Turbo de 300 CV y 520 Nm, que también equipa la caja automática de ocho marchas. En el primero de los casos, el motor eléctrico contribuye con hasta los 110 CV; mientras que en el caso del Grandland, su aportación es de 113 CV.
Los motores híbridos enchufables permiten tres tipos de modo de conducción. En modo híbrido, el vehículo es el encargado de gestionar la potencia y la selección del motor que funciona en cada momento. En entornos urbanos, podemos seleccionar el modo eléctrico para que el vehículo circule sin consumo, aunque no debemos olvidarnos que su autonomía rondará los sesenta y cinco kilómetros. Aunque si sabemos jugar con el vehículo, incluso podríamos aumentar ese kilometraje.
Un tercer modo de conducción es para aquellos a los que no les guste una conducción relajada y necesiten más adrenalina. La versión Sport adapta el vehículo, el cambio de marcha es más largo, y la aceleración más intensa. El inconveniente es claro, pero los placeres siempre cuestan.
La respuesta en carretera de las dos motorizaciones fue óptima, sobre todo cuando cambiamos el modo de conducción a Sport. Evidentemente son dos modelos diferentes, en lo que a perfil de cliente se refiere, y es que es claro que el Astra es un vehículo mucho más prestacional que el Grandland, pensado para familias o personas adultas, que buscan más un equilibrio en la economía que en el placer de conducción.
La nueva gama no tardará mucho en llegar a los concesionarios, pero mientras tanto, la firma germana ya ha abierto los pedidos, y la respuesta está sorprendiendo por la gran aceptación de los clientes.