El Peugeot 3008 híbrido enchufable ofrece lo mejor de los dos mundos
Es innegable que a todos nos gusta viajar, sobre todo cuando el buen tiempo acompaña, los días se alargan y, sobre todo, cuando viajamos en familia. Tenía ganas de pasar unos días con los míos, y por ello nos propusimos hacer un viaje para descubrir esa España que pasa desapercibida, pero que es un tesoro por descubrir.
El reto tenía dos partes, y un condicionante. Por un lado, había que elegir el destino, y lo cierto es que no hubo muchas dudas cuando nos pusimos de acuerdo para visitar la otra cara de una zona que en invierno es muy popular por su estación de esquí, Ezcaray. Por otro, el coche para hacer el viaje. Tenía ganas de hacer un viaje con un vehículo híbrido enchufable, un modelo que combina dos de los mundos que en estos momentos están más de moda, el eléctrico y el de la combustión. El Peugeot 3008 híbrido enchufable es uno de los modelos más vendidos, y por ello fue nuestra elección. ¿La pega?, el poco tiempo que teníamos para la escapada.
El Peugeot 3008 es un SUV que salió al mercado hace seis años, y desde sus inicios ha destacado por su personalidad y su estilo tan distintivo como único. El color era blanco, y permitía lucir los contrates con las molduras de los pases de rueda o de los deflectores. Las luces diurnas en forma de flecha acentúan el carácter felino del vehículo, que incorpora una parrilla sin marco.
El interior es otro paso adelante del fabricante francés, que incorpora el nuevo i-Cockpit que le permite dar un paso adelante, aportando frescura y modernidad. El cuadro de instrumentos, de 12,3 pulgadas, es totalmente configurable, y podemos programarlo según nuestros gustos y necesidades. La pantalla central tiene un tamaño de diez pulgadas, y aquí en donde a Peugeot todavía le queda recorrido, sobre todo teniendo en cuenta que la competición aumenta cada día más el tamaño de esta pantalla.
Los asientos son confortables, se ajustan bien al cuerpo, lo que permite hacer viajes largos sin acusar en exceso la fatiga y el agotamiento. Lo mismo pasa con las plazas traseras y con el maletero, que en esta ocasión pierde algo de espacio para dar cabida a las baterías.
Con todo el orden, salimos del Paseo de la Castellana con destino a nuestra primera parada, el Restaurante Hotel Landa en Burgos, parada obligada cuando viajamos al norte. Salimos con la batería a tope, con autonomía para cincuenta y nueve kilómetros, y enfilamos la A1 en modo totalmente eléctrico. Como era un viaje relajado elegimos el modo de conducción ECO, que nos ayudaría a reducir todavía más el consumo.
Una vez que pasamos las obras de la salida de la Castellana, optamos por utilizar una de las funciones del vehículo, que nos permite ahorrar la batería para cuando lleguemos a Ezcaray y continuar ahí la experiencia eléctrica. Por delante nos quedaban algo más de doscientos kilómetros, y la verdad es que el viaje fue placentero, cómodo, y aprovechando todas las funcionalidades del vehículo.
Poco más de dos horas después de iniciar el viaje, llegamos al conocido Restaurante Hotel Landa, en el kilómetro 235. Fue una lástima no poder quedarnos a comer, ya que los huevos con morcilla, o el cordero lechal con ensalada de lechuga y cebolla que sirven, son algunos platos que hacer perder la conciencia.
Tuvimos que conformarnos con un café, pero media hora después ya estábamos de nuevo en la carretera con destino al restaurante en donde sí pararíamos a comer, el Restaurante Echaurren, en Ezcaray. Poco más de setenta y cinco kilómetros que volvieron a ser una delicia al volante del Peugeot 3008 híbrido enchufable.
Echaurren es un lugar muy especial, que ofrece un hotel que combina el lujo rural y un entorno de belleza incomparable; y un restaurante con dos estrellas Michelín, que dejan el nivel muy alto.
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Con el estómago lleno visitamos ese Ezcaray desconocido por muchos. La iglesia de Santa María La Mayor nos permite descubrir esa parte de la historia que ocupa un sitio especial en las iglesias y que se convierte en visita obligada. No hay que perder la oportunidad de contar con la ayuda del único guía del pueblo, y lo cierto es que merece la pena, ya que después visitamos la fábrica de Mantas Escaray, en donde la tradición y el buen hacer les permite trabajar para firmas de primer nivel mundial.
A pesar de que el tiempo se echaba encima, todavía hubo tiempo para hacer una pequeña visita al pueblo, con la sensación de que nos había faltado tiempo para disfrutar más de lo que nos ofrecía Ezcaray.
De nuevo en la carretera con nuestro Peugeot 3008 híbrido enchufable, a Las Briñas, a unos cuarenta kilómetros de Escaray, en donde se encontraba nuestro alojamiento, el Hotel Palacio Tondón. Un lugar en donde la palabra encanto cobra toda su dimensión, y en donde el tiempo parece detenerse a las orillas del Río Ebro.
Fue un día intenso, pero que aprovechamos al máximo. Al día siguiente, tras recuperar fuerzas, iniciamos el regreso a Madrid, con un Peugeot 3008 híbrido enchufable que respondió a la perfección con todo lo que esperábamos de él.