Prueba del BYD Dolphin

El BYD Dolphin ‘aprueba’ con nota

Este compacto eléctrico para todos los días que sorprende por su confort, agilidad y diseño.

Los coches eléctricos siguen siendo una opción minoritaria entre los compradores de automóviles en España, por lo que contar con un modelo que pueda ganar terreno es este acotado territorio es fundamental. Y por suerte BYD cuenta con un firme candidato, el pequeño y accesible Dolphin. Combina un precio competitivo, prestaciones muy razonables y una estética que, aunque discreta en algunas versiones, tiene ese punto desenfadado que gusta. Después de probar a fondo la versión disponible en España de 204 CV, tenemos claro que este coche tiene lo necesario para conquistar a esos conductores que buscan un eléctrico práctico y equilibrado.

Compacto por fuera, espacioso por dentro

A simple vista, el Dolphin es lo que podríamos llamar un compacto “de manual”. Mide 4,29 metros de largo, 1,77 metros de ancho y 1,57 metros de alto, unas proporciones que lo hacen manejable en ciudad y bastante cómodo para el día a día. Pero la sorpresa viene al abrir las puertas: su interior es más amplio de lo que parece. Esto se debe a una batalla de 2,70 metros (muy generosa para su segmento) y a un suelo completamente plano que permite mucho espacio para las piernas, especialmente en las plazas traseras.

¿El maletero? Está en la media del segmento. Ofrece 345 litros de capacidad, que pueden ampliarse a 1.310 litros si abatimos los asientos traseros. Suficiente para las compras semanales o una escapada, aunque no el mejor si lo que buscas es máxima versatilidad.

Estéticamente, el Dolphin llama la atención. No recurre a estridencias, pero sí incorpora detalles que lo hacen diferente. Desde la opción de elegir colores bitono hasta esos pequeños guiños en su diseño, como los tiradores de las puertas con forma de aleta de delfín (muy ingenioso, por cierto) o la firma lumínica entrelazada de la zaga.

Por dentro, la apuesta es también moderna, aunque un poco más conservadora. La estrella del habitáculo es su pantalla central rotativa, que impresiona al verla por primera vez. Aunque siendo sinceros, nos dejó sentimientos encontrados. ¿Es útil? A veces sí, pero en orientación vertical puede dificultar un poco la visibilidad al conducir. Eso sí, en términos de funcionalidad, el sistema multimedia funciona bien: es rápido, intuitivo y está apoyado por algunos mandos físicos que facilitan mucho las cosas. Echamos de menos un botón físico para la temperatura.

En cuanto a materiales, hay plásticos duros, pero el conjunto cumple de sobra ya que se aprecia un buen trabajo en ajustes y acabados, lo que promete una buena resistencia al paso del tiempo. Los asientos son cómodos, con un buen mullido, y los pasajeros traseros tienen espacio más que suficiente para viajar con comodidad.

Prestaciones y autonomía

La versión probada equipa el motor de 204 CV y la batería de 60,4 kWh, lo que es más que suficiente para un coche de estas características. Es ágil, responde con rapidez y acelera con contundencia cuando se le exige, pero sin ser agresivo. Un equilibrio que lo hace ideal para todo tipo de conductores, tanto en ciudad como en carretera.

La autonomía homologada es de 427 kilómetros WLTP, aunque en la vida real variará según el uso. Durante nuestra prueba, los consumos fueron muy razonables: superando por poco los 16 kWh/100 km en ciudad y con una conducción relajada, y alrededor de 20 kWh/100 km en carretera y sin muchos miramientos a la hora de pisar el pedal del acelerador. Por cierto, la carga es bastante rápida si tienes acceso a un punto adecuado. Con corriente continua, admite hasta 100 kW, lo que permite pasar del 30 al 80% en poco menos de media hora. Ideal para una pausa en carretera.

En la ciudad, el Dolphin es un coche muy agradecido. Su tamaño compacto y su dirección suave facilitan mucho las maniobras, ya sea en tráfico denso o al buscar aparcamiento. Pero no es solo práctico, también es silencioso y agradable al rodar, algo que se aprecia mucho cuando pasas horas al volante.

En carretera se comporta con aplomo. Tiene una suspensión cómoda, pero suficientemente firme para evitar balanceos innecesarios. Esto transmite una sensación de seguridad que no siempre se encuentra en coches de este tamaño. Además, la frenada es sorprendentemente natural para tratarse de un eléctrico, un punto donde muchos fallan debido a los sistemas regenerativos.

¿Algo mejorable? Sí, los sistemas de ayuda a la conducción. Especialmente el asistente de mantenimiento de carril, que puede resultar demasiado intrusivo. No es que sea un problema grave, pero esos ‘volantazos’ que da para mantenerte en el centro del carril pueden ser molestos. Además podrían haber trabajado algo más el diseño de los espejos retrovisores exteriores para reducir el ruido que se cuela en el habitáculo a alta velocidad. Por lo demás, es un coche 100% recomendable para quien busca un eléctrico de ciudad pero con aptitudes para realizar viajes por carretera de forma esporádica.

Con todo, el BYD Dolphin tiene todo lo que se necesita para ser un superventas en el acotado mercado eléctrico. Su combinación de precio competitivo, autonomía razonable y buenas prestaciones lo convierten en una opción muy atractiva para quienes busquen su primer coche eléctrico. No es un perfecto, pero cumple de sobra con las expectativas y, además, lo hace con estilo.

Preferencias de privacidad