¿Tienes una familia aventurera? El SsangYong Rexton es vuestro aliado
La última generación del SsangYong Rexton se presentó en 2018 (vídeo) y, hace unas semanas, pudimos tomar contacto con las primeras unidades de su último restyling. Este todoterreno de dimensiones considerables sigue siendo una de las opciones ideales para familias numerosas, dado que cuenta con siete plazas y un maletero de 641 litros en configuración de cinco pasajeros. Sin embargo, y tras una semana con este familiar entre manos, su gran baza son las capacidades off-road y su comportamiento más allá del asfalto. Os contamos el porqué en esta prueba en profundidad del nuevo SsangYong Rexton.
Antes de continuar con nuestras impresiones, debemos tener en cuenta que el Rexton no es un coche de gran volumen. Es decir, su público es un comprador muy concreto con necesidades de espacio, habitabilidad y posibilidades fuera pista que no se ajustan a números de venta significativos. Pese a ser un nicho de mercado pequeño, la firma coreana no ha querido abandonar su buque insignia, más bien al contrario. Desde SsangYong han apostado por dotar a este todoterreno de un mayor arsenal tecnológico, una imagen acorde a los gustos europeos y un propulsor diésel más potente.
Sigue siendo diésel
Efectivamente, el SsangYong Rexton se comercializa en España con un único motor diésel que pasa de los 181 CV a los 202 CV de potencia. Sigue siendo el mismo propulsor 2,2 litros de cuatro cilindros en línea pero, esta vez, incorpora una marcha más en el cambio automático. Son ocho velocidades de lo más interesantes, especialmente esta última, para las vías rápidas y el control del consumo.Empezaremos por zanjar el tema del gasto que, a mi parecer, no ha sido tan significativo como esperaba. Estamos hablando de un vehículo de estilo todocamino con 4,85 metros de largo, 1,96 metros de ancho y 1,82 metros de alto, con una distancia entre ejes de 2,86 metros y un peso en báscula de 2.180 kilogramos (equipamiento Premium). Un nivel intermedio que incorpora sistemas de ayuda a la conducción como el asistente de cambio involuntario de carril, alerta de fatiga, reconocimiento de señales de tráfico y programador de velocidad adaptable con distancia al coche que precede.
El marcador rondó los 8 litros durante toda la prueba, con algún desfase de 21 l/100 km en el puerto de montaña que subía hasta la estación de esquí La Pinilla. Un incremento que se compensó con una bajada por debajo de los 6,2 l/100 km y mantuvo una media de 8,2 l/100 km de camino a casa por vía rápida. Eso sí, el control de crucero adaptativo juega en tu contra si quieres mantener ese consumo a raya, con una actuación algo desfasada e imprevisible.
El mejor en el campo
Me ha gustado la actuación del cambio automático, con una preferencia clara al ahorro, pero también al confort de marcha. En este sentido, el Rexton ha mejorado notablemente sin ser una de las opciones más recomendables del mercado. Se circula de manera agradable, sin ruidos procedentes del motor o vibraciones que sí recordamos de la generación anterior. Sin embargo, el peso se deja notar y su nula aerodinámica es palpable ante cualquier racha de viento.Alternativas como el Skoda Karoq, el Seat Tarraco o el Hyundai Santa Fe, tienen mejor comportamiento en las vías asfaltadas como autopistas o carreteras, con un aplomo y agarre mayor a la superficie. No tanto por el motor, sino por su configuración “endurera” de su suspensión y la sensación de que el amortiguador absorbe pero rebota ante las imperfecciones del asfalto.
En pista, en cambio, es la mejor de las opciones e incluso podríamos llegar a compararlo con un Toyota Land Cruiser, de carácter 4x4 más marcado y precio elevado. Las capacidades off-road del Rexton son de sobra conocidas pero su estructura es algo curiosa. Al contrario que sus rivales, este coreano no tiene ejes rígidos sino suspensión de tipo independiente.
La tracción se gestiona a través de la consola central en los modos: 2H (tracción trasera para la circulación), 4H (tracción total al 50/50) y 4L (tracción total de relaciones cortas). No llega a ser un todoterreno extremo al no tener un diferencial central, pero se las apaña para superar tramos complicados en gran parte gracias a la altura libre al suelo de 22,4 centímetros. Es más, con mi 1,60 metros de altura, me costaba acceder al interior.
Evolución estética y mucho espacio
El lavado de cara le ha sentado fenomenal al SsangYong Rexton. A mi parecer se estaba quedando desfasado, algo aburrido y con poca personalidad. Esta actualización le concede un carácter premium acertado, con detalles cromados en la parrilla más ancha y un morro alto que le otorga contundencia. Las llantas, en este caso, son de 18 pulgadas y, personalmente, me habrían gustado un poco más grandes, sin necesidad de llegar a las 20 del Limited.Está disponible en tres niveles de acabado: Pro, Premium y Limited. Este último con funcionalidades de confort como el acceso sin llave, cuero sintético para los asientos eléctricos y calefactados, techo solar y portón del maletero eléctrico, entre otros. Sin embargo, y teniendo en cuenta su precio de partida de 50.800 euros, me quedo con la unidad probada (Premium) con un desde de 42.800 euros.
Más que nada porque contaremos con las mismas ventajas de habitabilidad y soluciones de equipamiento tecnológico como la pantalla central de 8 pulgadas. No contamos con la instrumentación digital de 12,3 pulgadas, pero tampoco me parece tan relevante. Como sí lo es que sea compatible con Apple CarPlay y Android Auto. Eso sí, siempre con cable y no de manera inalámbrica.
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En cuanto al espacio, que está más que asegurado en este SsangYong Rexton, contamos con un habitáculo de dimensiones considerables para las plazas delanteras. La segunda fila está pensada para dos adultos de tamaño considerable e incluso un adulto en la plaza central y dos sillas en las laterales, lógicamente con anclajes ISOFIX en todas ellas y puertos USB para dispositivos electrónicos. Los respaldos se pueden inclinar, algo que no recomendamos hacer si hay dos personas en los asientos traseros, que son amplios, pero tienen el piso muy cerca y fuerza una flexión importante de las rodillas.