Toyota desarrollará un Hilux de hidrógeno
Toyota sí confía en el hidrógeno. La marca cree que puede ser una opción interesante en varios mercados y para distintos tipos de vehículos, sin ceñirse únicamente en los industriales. El Mirai es el gran ejemplo, como también lo son sus esfuerzos para desarrollar motores de combustión de hidrógeno, y la confirmación de que arranca el desarrollo de una versión de hidrógeno de su pick-up Hilux.
El desarrollo del vehículo, que llegará como prototipo, es posible gracias a una subvención que la marca ha obtenido del Centro de propulsión avanzada (APC) del Reino Unido. Toyota presentó un proyecto para el desarrollo de soluciones de movilidad y nuevas tecnologías sostenibles que cumplía con las exigencias del APC, que promueve iniciativas avanzadas de Investigación y Desarrollo que llevan un producto desde la prueba de concepto hasta el prototipo del vehículo.
Tecnología de pila de combustible
Según confirma Toyota, Toyota Motor Manufacturing UK (TMMUK) recibirá una subvención que cubrirá el desarrollo del Hilux de hidrógeno. La firma japonesa trabajará junto a empresas británicas como Ricardo, ETL, D2H y Tatcham Research y basará la propulsión del Hilux en el sistema actual de pila de combustible de su modelo Mirai. TMMUK liderará el proyecto, que supervisará Toyota Motor Europe, que también aportará asistencia técnica a los equipos del Reino Unido. Los prototipos iniciales se producirán en la planta de la marca en Burnaston durante 2023 y, una vez conseguidos los resultados buscados, se preparará la producción de una serie reducida de unidades.
Los vehículos de hidrógeno usan este elemento para generar la energía que propulsa al vehículo. Sus elementos clave son el tanque de hidrógeno, donde se almacena, la pila de combustible, una batería y un motor eléctrico. En resumen, el hidrógeno entra en la pila de combustible, donde se mezcla con oxígeno en una reacción que resulta en la generación de electricidad y agua. Mientras la electricidad se almacena en la batería y se usa para alimentar al motor eléctrico, el agua se expulsa en forma de vapor por el tubo de escape, por lo que son coches cero emisiones. En ocasiones, el vehículo equipa un sistema de frenada regenerativa para aprovechar el exceso de potencia y alargar su autonomía.
El gran punto fuerte respecto a los eléctricos convencionales es su tiempo de repostaje, que suele llevar menos de cinco minutos. Lo malo es, dada la poca oferta y el escaso desarrollo de la tecnología, limitada a marcas como Toyota, BMW o Hyundai, la escasez de puntos de repostaje en casi todo el mundo y el precio de los vehículos, muy por encima que sus equivalentes eléctricos y de combustión.