Prueba | Volkswagen California T6 Ocean: Los campers también se pueden disfrutar en invierno
El auge del segmento camper ha incitado la aparición de un sinfín de alternativas a los clásicos, que siguen siendo los favoritos del gran público. Hablamos del mítico Volkswagen California y su espíritu aventurero, que le acompaña desde que Ben Pon creara el primer Transporter y los hippies de los 70’s lo adoptaran como el hogar con ruedas para su vida nómada. Lejos queda ese aura de pocas necesidades materiales, el actual Bulli está al alcance de muy pocos. Más aún si hablamos del modelo probado, un Ocean equipado con cocina, nevera, fogones, armarios para el menaje y el techo levadizo electrohidráulico que parte de los 73.920 euros.
Más coche que nunca
Si algo caracterizaba un viaje en una California T2, por poner un ejemplo, era la paciencia. Sus motores apenas superaban los 80 o 90 km/h y el consumo se disparaba por encima de los 12 litros fácilmente. Nada que ver con las prestaciones concedidas por el TDI de 198 CV, con cambio automático DSG de 7 velocidades, de la unidad probada.El confort de rodadura es una de los argumentos de este alemán, y razón no le falta. Además, la actualización del T6.1 incorpora soluciones de equipamiento como la pantalla central compatible con Apple CarPlay y Android Auto de manera inalámbrica, con un hueco para la carga del móvil por inducción.
Viaje independiente en invierno
Durante nuestro desayuno previo a la esquiada en las pistas se acercó más de uno a premiarnos por la adquisición, y eso que no era el modelo bicolor (3.450 euros) que tan bien le sienta al Bulli. Eso sí, una vez acampados con el toldo extendido, el techo abierto, la mesa exterior (integrada en la puerta lateral) y las sillas (que se guardan en el propio portón trasero) no había quien se resistiera a preguntar.Rápidamente surge la duda, ¿Dormís ahí arriba con este frío? A lo que la respuesta es sencilla: con la calefacción estacionaria independiente (eléctrica) no hay problema, incluso es suficiente con el nivel 8 para mantener una temperatura agradable en la cama superior. Su autonomía está asegurada, siempre y cuando circules unos kilómetros a la jornada.
De ahí que puedas realizar una escapada invernal casi autónoma gracias a su nevera de 43 litros, que se gestiona de manera digital a través de la pantalla situada sobre las plazas de conducción y que también accede a la calefacción, techo elevable, nivelación del camper, modo Camping y datos sobre los depósitos de aguas limpias y grises, entre otros. La única excepción es la ducha, para la que dependerás de un camping, y que en verano puedes solventar con la alcachofa y ducha exterior situada en el armario del maletero.
Cuentas con dos fogones y un fregadero para cocinar con gas como lo harías en cualquier autocaravana. La bombona de butano está colocada justo bajo la ducha nombrada anteriormente y se abre el conducto en el mueble inferior. Eso sí, de cara a viajar a zonas de frío es recomendable utilizar propano, con un grado de congelación más bajo.
Con un precio desde 86.025 del modelo probado, según el configurador, es lógico plantearse el porqué de su compra, siendo más económico viajar en avión y de hotel. Ser propietario de un camper va más allá del bolsillo, es un modo de entender la vida y el trayecto como parte de la escapada. Además, y lejos de lo que podría pensar la gran mayoría, los campers también son para el invierno.
Probamos a fondo el California T6 Ocean
Pero estas peticiones no se realizan por su atractivo exterior, que podría ser gracias a una pintura bicolor que recuerda a las dos primeras generaciones, a unas llantas de aleación multirradio 'Palmerston' de 18 pulgadas o a la firma de luces LED de sus grupos ópticos. No. Son efectuadas porque es un objeto de deseo de alguien que sueña con realizar viajes a bordo de esta 'furgo', de vivir experiencias que contar en ella, de ser un nómada que puede moverse sin que nada le ate… excepto el carburante.Una vez echa la ronda por el exterior, toca dar un paseo por su amplio interior. Al abrirse la puerta corredera eléctrica lateral descubro un mundo nuevo. Un mundo con todas las facilidades que puedo pedir para vivir una temporada en él: cocina, fregadero, nevera de compresor 'Waeco' con una capacidad de 42 litros, mesita, asientos delanteros giratorios, múltiples armarios de cocina, ropero con un pequeño espejo, tomas de corriente de 230V, ducha. Eso es lo perceptible, porque a mis ojos se les escapan el depósito de agua de 30 litros, las dos baterías adicionales, otra con relé separador (una es para la nevera, otra para el sistema de luces y el techo y la otra para arrancar el motor), alternador trifásico 180 A y la calefacción independiente programable con mando a distancia y calefactor adicional. Se me pasan, pero estar, están. Como está la cama superior con lamas y medidas 2,00 x 1,20 m que aparece a golpe de botón. Ésta se pliega y despliega con rapidez y facilidad, sin que tenga que mover más que un solo dedo. Montar la de abajo es más laboriosa, pero no deja de ser algo sencillo que se resuelve en dos sencillos pasos: correr la banqueta y tirar de la cinta situada en la zona inferior de los asientos para que los respaldos se abatan: voilà! Una cama de 1,83 x 1,50 m.
Como hace un excelente día primaveral, decido salir fuera para que el astro rey bronceé mi piel. Abro el portón, que por su tamaño podría hacer de Puerta Grande de Las Ventas, y extraigo las sillas que esconde. De la puerta corredera hago lo propio con la mesa. Es hora de poner el toldo… Ya solo me queda sacar una cerveza de la nevera. ¡Cómo me gusta el fin de semana!
Llega la noche y con ella, el fresco. Mi pareja y yo nos metemos dentro. Enchufamos la calefacción independiente, sacamos de nuevo la mesita interior y nos pegamos una cena como nos merecemos. Podríamos haber cocinado gracias a los dos fogones con camping gas que equipa, pero somos más de tortilla de mamá. Hubiese sido una cena romántica si no fuese por los múltiples puntos de luz distribuidos por todo el habitáculo, con los que el interior está perfectamente iluminado.
Hora de finalizar la prueba de la Volkswagen California T6 Ocean 2.0 TDI 198 CV… por hoy. Corro las cortinas de las ventanas y el parabrisas. Finalmente nos decantamos por la cama inferior. Bajamos el colchón de la superior, colocamos las almohadas y nos enfundamos la manta. Dejo el mando de la calefacción a mano por si acaso lo necesitamos y a dormir…
Amanecemos con las pilas cargadas tras haber dormido plácida y cómodamente; la batería lo está al 90%. Excelente, porque luego se recargará con el alternador.
Una vez ventilada, devuelvo las banquetas a su estado original y me acomodo en el asiento del conductor. He recorrido más de 1.000 kilómetros en él y no le pongo ninguna pega. Además, cuenta con apoyabrazos regulables que hacen que me olvide del duro panel de la puerta. Es obvio, deriva de un vehículo comercial. Aunque esos plásticos consistentes son contrarrestados con los muebles decorados en 'Dark Wood' -Madera Oscura-, ganando en elegancia.
Es hora de partir y probar el motor 2.0 TDI de 198 CV de nuestra Volkswagen California T6 Ocean. Me llama la atención lo bien insonorizada que está, aunque más el empuje de su propulsor, incluso con la palanca en D, que mueve con mucha, mucha alegría, sobre todo desde las 2.000 rpm, esta 'mole' de más de dos toneladas y media. Juega un papel muy importante el cambio automático de doble embrague, rápido y eficaz, aunque sin levas en el volante. Lo sé, no es un vehículo deportivo, pero una vez que me he acostumbrado a conducir coches automáticos con levas, siempre que cojo uno sin ellas, las echo en falta.
¿Qué más puedo pedir? Pues una suspensión que filtra bien las irregularidades de la calzada, que parezca que en carretera vaya flotando. Que no te engañe el sonido al pasar por los badenes, que puede parecer que es seca, porque son los múltiples elementos que lleva a bordo. Volkswagen ha cumplido mis demandas. Y digo demandas porque también deseaba un consumo bajo para poder moverme con la casa a cuestas.
Durante la prueba por carretera de la Volkswagen California T6 Ocean 2.0 TDI 198 CV he obtenido un consumo de 7,2 litros, excelente cifra para el peso, la altura y la verticalidad de su parte frontal. La culpa la tienen unas relaciones largas que consiguen que a 120 km/h el motor gire a menos de 2.000 vueltas y, sobre todo, la conducción a vela que se activa cuando no está puesta la velocidad de crucero.
Han pasado muchos años desde que naciese la primera 'Bulli', por lo que la competencia ha podido ponerse al día para superarla, pero sigue siendo la reina de las Camper, y no porque su nevera me dé cerveza muy, muy fría, que también, si no porque te brinda muchísimas facilidades para independizarte de tu casa, ¡qué ya eres mayor!