Cómo conducir un coche automático
España es tradicionalmente un país de coches con caja de cambios manual, pero la mejora de esta tecnología y la aparición de las motorizaciones híbridas y eléctricas, que casi siempre emplean cambios automáticos, hace que cada vez más coches con automáticos circulen por nuestras carreteras.
Llevar un vehículo con cambio automático es mucho más sencillo que uno manual, pero si nunca se ha utilizado puede resultar algo confuso. Lo primero es familiarizarse con este sistema, ya que prescinde del pedal de embrague y sustituye la clásica palanca de cambios en "H" con los números de las marchas, por un dispositivo en el que se reflejan una serie de letras. Y decimos dispositivo, porque si hasta hace poco se basaba en palancas similares a las del cambio manual pero con un recorrido lineal, ahora encontramos todo tipo mecanismos: palancas, gatillos, selectores circulares, botones… Sea como sea el sistema, lo que no varía son las letras que aparecen en ellos: "P", "R", "N", "D", y en algunos casos "S".
La "P" significa Parking, y evidentemente es la posición que viene por defecto cuando se enciende el coche y la que debemos utilizar cuando queremos detenerlo. La "R" viene de Reverse, es decir, la marcha atrás de toda la vida. "N" significa Neutral y es el punto muerto. La "D" es Drive, que significa conducir y por tanto será la que utilizaremos para mover el coche… hacia delante. ¿Yla "S"? Pues esta responde a la denominación Sport y está pensada para sacar el mayor rendimiento al motor. Como con el cambio automático no podemos seleccionar cuánto apurar las marchas, esta posición estira al máximo cada relación por defecto. En los coches más modernos y equipados también se varía en esta opción la respuesta del motor, la resistencia de la dirección e incluso la dureza de las suspensiones.
Con la posición "S", y gracias a la velocidad y eficacia de los cambios automáticos actuales, resulta muy complicado sacar mejor rendimiento a un motor con un cambio manual. Aún así, existe un término medio entre ambas opciones, que es el modo secuencial. Este mecanismo permite subir y bajar de marcha, como su nombre indica de forma secuencial, a través de la propia palanca de cambio, o en el mejor de los casos manejando unas levas que se ubican tras el volante.
OLVÍDATE DEL PIE IZQUIERDO
Como decíamos, conducir un coche con cambio automático es mucho más sencillo que uno manual, pero hay que acostumbrarse a su mecánica. Por ello, vamos a explicar desde cero su manejo.Antes incluso de arrancar el coche hay que hacer algo que es de suma importancia: situar el pie izquierdo en el apoyapiés lateral que hay junto a los pedales y olvidarnos de que existe. El mayor peligro a la hora de conducir un automático es pisar el freno con el pie izquierdo ya que lo haremos con la fuerza con la que desembragamos, al confundir este pedal con el del embrague. De suceder, el coche se clavará literalmente en el asfalto con el riesgo de que el vehículo que venga por detrás nos embista con violencia. En un vehículo con tres pedales frenamos con el pie derecho, que está acostumbrado a tratar con sutileza el freno y así debe seguir siendo en un automático. Acostumbrarse a no utilizar el embrague es el paso más complicado a la hora de conducir un automático, ya que sobre todo en situaciones de riesgo por puro instinto pisamos a fondo el embrague.
Una vez situado el pie izquierdo donde toca, lo siguiente es arrancar el vehículo. Ya en marcha, pisamos el freno y llevaremos la palanca ‑mando, botón, o el mecanismo de cada modelo‑ hasta la posición "D". Aquí llega la otra gran novedad de un automático, y es que el coche iniciará automáticamente la marcha a medida que soltemos el pedal de freno. A no ser que esté en posición "P" o "N", un coche automático avanza por defecto.
El paso más complicado a la hora de conducir un automático es acostumbrarse a no utilizar el embragueUna vez iniciada la marcha sólo hay que preocuparse de acelerar y frenar, olvidándonos de embragar, desembragar y cambiar de marcha, ya que todo esto lo hace el coche por sí solo. Por ello conducir un coche automático no sólo es más sencillo sino también muchísimo más cómodo y agradable que un manual. Otro aspecto que hace de los automáticos una opción mucho más confortable es que en paradas como semáforos o atascos, no es necesario poner cada vez la posición "N" como haríamos con el punto muerto en un manual. Tan sólo frenamos el coche hasta detenerlo e iniciamos la marcha acelerando de nuevo. Una vez llegado a destino, activaremos el modo "P" y detendremos el motor.