El 47,2% de coches en España tiene más de 15 años de antigüedad
En un momento en el que a todos se nos llena la boca de sostenibilidad, de electrificación y de movilidad, la radiografía que ofrece la edad media de los vehículos en España es como para articular la definición de hipocresía en mayúsculas. A nadie se le escapa pensar que de no podemos hablar de futuro, ni de coches eléctricos y seguros sin echar un ojo a la edad media del parque automovilístico en nuestro país. Según Ideauto, la edad media de los coches que circulan por nuestras carreteras se sitúa en un preocupante 13,9 años. Y eso hablando de turismos, porque si nos referimos a los vehículos comerciales o a los camiones, la media se sitúa en 14 y 14,7 años, respectivamente. En medidas de seguridad y eficiencia medioambiental es como para echarse a temblar.
Por mucho que se empeñe en Gobierno en promover la electrificación con planes de ayuda, que solo afectan a la compra de coches eléctricos sin fomentar en exceso la retirada de vehículos más antiguos, es inadmisible que se deje a un lado un tema que es mucho más importante que la electrificación del solo sí es sí: la edad media del parque. España es uno de los países de Europa con el parque más envejecido, con 13,9 años, y subiendo (en 2021 la media era de 12,7 años según ACEA, la asociación europea de constructores), casi a la par con países como Grecia, República Checa o Croacia que nos superan.
Madrid y Catalunya son, según el informe de Ideauto, las comunidades autónomas con un parque más ‘joven’ con 11,4 y 13,4 años de media, respectivamente. El problema principal no es que se vendan menos coches nuevos, que también, sino que no se achatarran los más antiguos. Fruto de ello es que el 47,2% de los turismos que hay circulando por España superan los 15 años y el 23% tiene más de dos décadas encima. Y si observamos los datos de los vehículos comerciales encontraremos un 48,9% con más de esos 15 años, y en camiones la cifra se eleva a un 50,2%. Datos que, para la seguridad y la eficiencia son más que preocupantes. Para que luego digan que hay que pensar en el coche eléctrico y conectado, del que todos los partidos políticos quieren hacer bandera.
Si miramos la atribución de etiquetas medioambientales, también toparemos por datos que son dignos de reflexión. Un 29,5% de los turismos carece de etiqueta y un 31,2% son etiqueta B. Eso supone que el 60,7% del parque español no podrán entrar en breve en las Zonas de Bajas Emisiones (si es que se activan como es debido en los municipios de más de 50.000 habitantes). Si miramos las etiquetas ECO y 0, solo el 4,9% estaría allí. En vehículos comerciales el 41,8% carece de etiqueta y en camiones el 44,8%.
El poder del diésel
El diésel sigue siendo el rey de parque rodante. En turismos supone, según los datos de Ideauto a febrero de 2023, el 55,7% del parque, por un 94% en vehículos comerciales, un 98,9% en camiones y un 89,4% en autobuses. Los vehículos totalmente eléctricos, en comparación, solo son un 0,7% en autobuses, un 0% en camiones, un 0,4% en comerciales y otro 0,4% en turismos. Si queremos llegar a una movilidad eléctrica, aún estamos a años luz hasta que no se consigan dos cosas. Retirar los vehículos más antiguos y vender coches eléctricos. Un buen plan Renove, como antaño, ayudaría al achatarramiento y encaminaría la demanda a un coche más sostenible. Así lo reconocen desde el sector.
Y todo ello sin entrar a valorar la normativa Euro7, que no solo encarecerá el precio de los vehículos una media de 300 euros sino que hará que se incremente la edad del parque. Muchos usuarios no apostarán por modelos nuevos y comprarán coches de más de 5 o 10 años, ya que la prohibición de circular a los modelos de combustión no aparece en el visor hasta 2050. También habrá que echar un ojo al mercado de ocasión en los próximos años conforme se acerque la prohibición de vender coches diésel, gasolina o híbridos en 2035, ya que con 15 años de margen por delante mucha gente apostará por ese mercado antes de pasarse a una electrificación que, en España, aun va a pedales.