España sube al top 5 de países europeos con más cargadores
A finales de 2022 en España había un total de 34.380 puntos de recarga públicos para vehículos eléctricos, una cifra con la que se sitúa en el ‘top 5’ de los países de la Unión Europea (UE) con mayor número de instalaciones de este tipo, según los datos del Observatorio Europeo de Combustibles Alternativos. A pesar de ello, España se mantiene lejos del objetivo recogido en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, en el que se indica que para 2023 el país debería disponer de 100.000 puntos de recarga pública.
De hecho, el impulso de esta infraestructura es una de las principales peticiones del sector automovilístico español para incrementar la penetración del vehículo eléctrico en el país y teniendo en cuenta que a partir de 2035 estará prohibida la venta de coches híbridos y de combustión en la UE. Así, a pesar de estar en el ‘top 5’ en cuanto a número de cargadores, los vehículos electrificados (100% eléctricos e híbridos enchufables) obtuvieron una cuota del 9,6% en España en 2022, lejos del 21,7% de Portugal, el 21,5% de Francia, el 31,4% de Alemania o el 56,1% de Suecia, entre otros países.
Al cierre de 2022, el país de la UE con más puntos de recarga públicos para vehículos eléctricos en 2022 fueron los Países Bajos, con 111.821, seguido de Alemania (87.674), Francia (83.317) e Italia (37.186), los otros tres grandes mercados de la UE además del español. Por el contrario, los cinco países con un menor número de instalaciones de este tipo en 2022 fueron Letonia (660), Lituania (477), Estonia (300), Chipre (69) y Malta (13).
De este modo, el 42% de los 479.392 puntos de recarga públicos para coches eléctricos de la Unión Europea se concentraron en los Países Bajos y Alemania. “Estos dos países juntos representan menos del 10% de la superficie total de la UE. El resto de todos los cargadores se encuentran dispersos en el 90% restante de la región. Los Países Bajos, el país con la mayor proporción de infraestructura, tiene casi 70 veces más puntos de carga que Rumania (1.658), que es aproximadamente siete veces más grande” destaca en un comunicado la patronal europea ACEA al hilo de los datos publicados por el Observatorio Europeo de Combustibles Alternativos.
De los 479.392 puntos de recarga pública instalados en la UE, 57.491 eran de corriente continua (el 12%), mientras que 421.901 (88%) era de corriente alterna, según los datos del observatorio europeo. Los cargadores de corriente continua suelen ser los más rápidos, mientras que los de corriente alterna tienen potencias de carga bajas que necesitan varias horas para recargar totalmente un eléctrico.
El número de puntos de corriente continua se incrementó en la UE en 2022 un 23,08% en términos interanuales, mientras que los de corriente alterna crecieron un 12,86% en relación con 2021. En España, de los 34.380 puntos de recarga para vehículos eléctricos instalados en 2022, un total de 27.846 eran de corriente alterna, es decir, el 81%, mientras que el 19% restante eran de corriente continua.
Cargadores mal repartidos
A una infraestructura de carga que, pese a crecer, sigue estando muy por debajo en comparación con los objetivos europeos y españoles, en España hay dos grandes problemas más: la escasez de cargadores rápidos y la desatención de algunas áreas geográficas del país.
Por ejemplo, según datos de la patronal Anfac de mediados del año pasado, en España la mayoría de los cargadores son de menos de 22 kW de potencia, en los que los coches más habituales necesitan más de tres horas para cargarse, lo que representa casi nueve de cada 10 caragadores, pero solo el 2% de los conectores supera o iguala los 150 kW.
Asimismo, casi el 70% de los cargadores públicos de España están en las grandes y medianas áreas urbanas, dejando las poblaciones pequeñas y de interior poco abastecidas. Además, los pocos enchufes que se encuentran en las zonas rurales son lentos. Según un informe de Ecodes, en el momento de su publicación en Galicia, Cantabria, La Rioja y Navarra no había ni un solo cargador rápido, comunidades a las que se sumaban las provincias de Castellón, Guadalajara, Gipúzcoa, Huesca, Jaén, Palencia, Segovia, Soria y Teruel. Mientras en las ciudades hay un cargador cada cuatro kilómetros, en las áreas rurales hay uno cada 349 kilómetros, una cifra superior a la autonomía de muchos de los eléctricos vendidos hoy en día.