Harley-Davidson acelera con la Nightster
Harley-Davidson encara el futuro inmediato con la Nightster como uno de los modelos destinados a ser la punta de lanza, un modelo que estéticamente se inspira en la gama Sportster pero llega impulsada por el nuevo motor Revolution 975T y una carga de tecnología en forma de ayudas electrónicas. Puede que adopte un emblemático propulsor en V pero nada tiene que ver con la predecesora de la que hereda el nombre. En Milwaukke, la nueva Nightster representa un punto y seguido en su dilatada historia.
Estéticamente mantiene esa silueta inconfundible con el depósito (ahora allí va el filtro del aire) en forma de lágrima, el asiento monoplaza (que se levanta para dar acceso al depósito de gasolina) y el guardabarros trasero recortado. La cúpula es un guiño a la Iron 1200 en un ejercicio de mantener un family feeling con los modelos de la gama Sportster pero con un indudable salto hacia delante a lo Evel Knievel, el famoso funambulista que realizaba saltos imposibles al manillar de una Harley-Davidson.
El nuevo motor Revolution Max 975T es una versión a escala del propulsor de la Pan America y Sportster S, un V a 60 grados en lugar del tradicional V a 45º aunque eso sí dispone incluso de la sincronización variable de las válvulas (VVT) y entrega unos impresionantes 90 CV. Sin lugar a dudas estamos ante un motor de altas prestaciones, el mejor corazón para dar vida a una propuesta que marca un punto y aparte con otros modelos de la marca en cuanto a aceleración, velocidad y dinamismo con tintes deportivos.
A través del cuadro de instrumentos podemos visualizar incluso los modos de conducción que inciden en parámetros como la entrega de potencia, freno motor... Porque la carga tecnológica es otro de los valores añadido de esta nueva Nightster.
Esta Harley-Davidson es fácil de conducir desde el minuto uno; cómoda y con un motor potente. En su conjunto sorprende gratamente por su brillante comportamiento dinámico con mimbres deportivos. Se desenvuelve con soltura en cualquier escenario. En ciudad es manejable, por vías rápidas limitada por el código de circulación y por carretera es muy divertida.
No deja de sorprender su dinamismo por tramos virados con rápidos cambios de dirección a pesar del balón que monta como neumático delantero, su estabilidad y la respuesta del motor. Eso sí, de serie solo es monoplaza y su precio es de 16.250 euros para el color negro y de 16.550 euros para las versiones roja y gris.