Honda, a la vanguardia en MotoGP: La exitosa década de los '60
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La década de los '60 significó el desembarco definitvo de Honda en el Mundial de Motociclismo. La RC143 (125 cc) era una evolución de la moto empleada el año anterior en la Isla de Man, los cilindros se habían inclinado ligeramente hacia delante para mejorar la refrigeración, alcanzando ya los 23 CV de potencia. La RC161 era una 250 de cuatro cilindros y 16 válvulas con la distribución por tren de engranajes, una particularidad que adoptaría las diferentes evoluciones de modelos RC, que giraba a 13.000 rpm y alcanzaba los 40 CV.
El equipo siguió contando con su plantilla de japoneses a los que sumó un importante y valioso grupo de pilotos occidentales, que aportaron la experiencia y el conocimiento de las pistas que hacía falta para lograr un gran resultado. Honda contó con Tom Phillis, Jim Redman y Rob Brown como refuerzo. Una plantilla de experimentados velocistas provenientes del Viejo Continente con los que Honda empezaría a encadenar una victoria tras otra en el Mundial de Velocidad. No obstante, el primer podio en el campeonato lo consiguió Kenjiro Tanaka, tercero en la carrera de 250 del GP de Alemania.
La variedad y riqueza de la tecnología de Honda no tenía comparación con otros fabricantes, fuera cual fuera la categoría. Desde la pequeña y sofisticada RC116, la bicilíndrica de 50 cc de nueve velocidades, cuya potencia específica alcanzaba los 280 CV/litro, capaz de girar por encima de 21.000 rpm, algo casi inimaginable en una época en la que no había muelles de titanio ni válvulas neumáticas, hasta la potente RC181, una 500 de cuatro cilindros.
Sin duda que de toda esta tecnología, el motor más célebre es el famoso seis cilindros, que equiparon las Honda de 250 (RC166) y 350 (RC174). Precisamente sobre la base del motor RC174 de 297 cc de 1967, Soichiro Irimajiri desarrolló la espectacular Honda CBX 1000 de seis cilindros, en una demostración de cómo la competición es una excelente base de trabajo para desarrollar modelos de serie.
La época del esplendor tecnológico daba paso a una nueva etapa, en la que Honda no iba a estar presente. Pero no fue un adiós, sino un hasta pronto.