Peugeot 408: al volante de esta berlina fastback y crossover
Las modas son efímeras. Lo que hoy es tendencia mañana se deconstruye para seguir hablando de innovación, pese a ser un mero cambio de maquillaje. El mercado europeo es claramente afectuoso con las carrocerías SUV, aquellas que muestran guiños cercanos al pasado todoterreno, pero las variantes surgidas son ahora infinitas. ¿Lo último? Las berlinas fastback sobreelevadas, que cuentan con un nuevo miembro de la familia Stellantis: el Peugeot 408.
Cuesta creer que, tras el éxito de modelos como el Peugeot 3008 (Coche del Año en Europa en 2017), tengamos que volver al pasado para hablar de la hornada de vehículos que llega, pero así es. Tras mucho rascar en las siluetas crossover, es tiempo de volver a la esencia de las berlinas y hacerlo con un ápice de riesgo. El 408 es esa apuesta irreverente pero refinada, que manda un impulso nervioso a los que desean algo más.
Como un 308
Comparte desarrollo, motorizaciones y plataforma con el Peugeot 308, de modo que los cambios en el apartado dinámico son muy pocos. Haberlos haylos, empezando por su mayor distancia entre ejes que, al ser más pronunciada en el 408 (2,78 metros frente a 2,67 m del 308) otorga una mayor habitabilidad y una sensación de aplomo superior durante la conducción. Es un vehículo más lento en reacciones pero estas son estables y agradables en el plano del confort.
Poco más le diferencia respecto a su hermano, excepto la estética. Esta berlina, de 4,68 metros de largo por 1,84 m de ancho y 1,47 m de alto, luce rasgos típicos de la época SUV. Puede que, visto en solitario, no tomen protagonismo, pero tenemos los pasos de rueda y bajos del coche protegidos por molduras negras, una cintura elevada que sube todavía más en el pilar C, el frontal casi vertical y unas llantas de hasta 20 pulgadas en función del acabado.
Ver el 308 al lado del 408 hace que tomes más conciencia de la evolución estética. La zaga de caída tipo fastback y luneta inclinada presenta, también, un nuevo paragolpes inferior de volumen contundente. Este elemento le otorga su personalidad propia, a medio camino entre la deportividad de las berlinas y la robustez que se espera en un todocamino. Como último detalle diferenciador, los grupos ópticos con la triple garra se unen a través del portón en el 408 con una moldura negra y con el logo en el centro, algo que no sucede en el 308.
En el interior nos encontramos al ya conocido i-Cockpit de tercera generación, completado por dos pantallas de 10 pulgadas y el pequeño volante achatado arriba y abajo. Personalmente, no le encuentro la ventaja pero su percepción tecnológica es apabullante, con novedades como el módulo i-Toggles estrenado en el 308. La sensación de espacio para las plazas traseras es muy superior al 308 y su maletero de 454 litros en los modelos PHEV (536 litros en gasolina) es más que aceptable.
Confort y eficiencia
Si algo identifica a la nueva conducción de Peugeot es el confort, así como la capacidad de mantener los consumos a raya en sus variantes híbridas enchufables. La configuración probada es la más potente, de 225 CV de potencia conjunta, gracias al bloque gasolina de 179 CV y el eléctrico de 110 CV, junto con la batería de 12,4 kWh que concede 63 kilómetros de autonomía eléctrica en ciclo WLTP. Se carga en cuatro horas si contamos con el cargador de 3,7 kW y baja a dos horas en una toma de 7,4 kWh (opcional).
Durante la presentación en Sitges realizamos kilómetros en ámbito urbano, un poco de vía rápida y mucha carretera de curvas. Nos gustó especialmente en las autovías pero también sorprendió su empuje y eficacia en las nacionales, con un dato final de consumo de 5,8 l/100 km.
En el configurador podrás optar por dos colores nuevos (Azul Obsession o Gris Titanium) por un precio que parte de 45.400 euros en el híbrido enchufable con acabado GT probado. El más económico es el gasolina PureTech 130 con cambio automático de 8 velocidades y acabado Allure, el primero disponible desde 33.350 euros.