Hielo negro: qué es y por qué es tan peligroso en la carretera
Conducir en invierno siempre obliga a extremar las precauciones al volante, ya que nunca sabes a ciencia cierta qué te vas a encontrar durante el trayecto y si vas a tener que lidiar con fenómenos como el viento, la niebla, el granizo, la nieve u otro elemento extremadamente peligroso: el hielo negro.
Si nunca has oído hablar del hielo negro, a continuación te contamos qué es y por qué es tan temido por los conductores.
¿Qué es el hielo negro?
Obviamente, todos sabemos qué es el hielo, así que no hace falta explicarlo, pero probablemente nunca hayas oído hablar del hielo negro. Este término se emplea para hacer referencia a la fina capa de agua que se congela en la carretera cuando la temperatura se sitúa por debajo de los cero grados. Esta capa de hielo tiene muy pocos milímetros de grosor y su peligrosidad reside en que es muy difícil identificarla, ya que al ser tan sumamente fina se transparenta el color negro del asfalto. De ahí su nombre. Si no te percatas de su presencia puedes llegar a perder el control del coche.
Una pista clave para identificar el hielo negro en la carretera es fijarte si el asfalto está brillante, con un aspecto muy similar a cuando está húmedo. Si al asfalto brillante le sumas el parpadeo del testigo de congelación del panel de instrumentos de tu vehículo, es muy probable que haya hielo negro en la vía.
Ten en cuenta que el hielo negro aparece especialmente al atardecer, durante la noche o en el amanecer. Además, es más normal encontrarte con este fenómeno en las carreteras que están constantemente a la sombra, porque no les llegan los rayos del sol para calentar el asfalto; las que tienen puentes o las que están rodeadas de bosque.
¿Cómo debes actuar si te encuentras con el hielo negro?
Como hemos comentado al principio del artículo, lo mejor en invierno es aplicar siempre una conducción preventiva, puesto que nunca sabes con qué te puedes encontrar en el asfalto. Es importante que extremes las precauciones y que circules muy alejado de tus límites para poder controlar el coche en cualquier situación y evitar el peligro.
En caso de no poder esquivar el hielo negro, lo mejor que puedes hacer es conducir lo más despacio posible y manteniendo siempre una distancia de seguridad mayor que en condiciones de seco. No perder la tracción de las ruedas es clave para poder atravesar el tramo de hielo negro con seguridad, por lo que debes evitar dar volantazos o frenar y acelerar de forma brusca. Sabemos que es muy fácil decirlo y que en una situación así puedes perder los nervios, pero debes intentar mantener la mente fría, calmarte y conducir con la máxima suavidad posible.
Si circulas despacio y aparece el temido hielo negro, el Control Electrónico de Estabilidad (ESP) de tu vehículo actuará para ayudarte a no perder la adherencia o tracción. Por otro lado, si hay hielo en la carretera, lo más recomendable es que circules con marchas largas sin superar las 2.500 rpm. Está demostrado que es la mejor forma de conseguir que las ruedas no deslicen tanto sobre el asfalto helado.
Por último, ten en cuenta que si hace mal tiempo y la carretera no está en buenas condiciones, la mejor opción para mantenerte 100% seguro es quedarte en casa y no coger el coche. Además, recuerda que si vives en una zona de montaña, lo mejor que puedes hacer durante los meses más fríos del año es equipar tu vehículo con neumáticos de invierno, puesto que tienen un mejor agarre con temperaturas bajas, hielo y nieve.