¿Por qué vibra el volante de mi coche?
La dirección del coche tiene que ser suave y precisa. Es decir, que si notamos que el volante vibra o tiembla es porque hay algo que falla en el vehículo. A continuación repasamos cuáles son los motivos más habituales por los que sentimos un temblor en el volante.
Desequilibrio en los neumáticos
Lo más habitual cuando una dirección tiembla es que se hayan desequilibrado los neumáticos. Sabremos que ésta es la causa cuando la vibración no sea continua sino que aparece en unas condiciones determinadas. Por lo general se manifiesta a velocidades comprendidas entre los 100 y los 120 km/h, siendo inapreciables por debajo y por arriba de esta franja.
Si es así lo más probable es que hayamos perdido uno de los plomos de equilibrado y la solución es tan sencilla como llevar al taller para que los repongan. Esta reparación es rápida y económica ya que suele costar algo menos de 10 euros por neumático.
Desgaste desigual de los neumáticos
Otra causa muy común en la vibración de la dirección es que los neumáticos tengan un desgaste desigual. Como es lógico una banda de rodadura distinta conlleva una “pisada” diferente por lo que el coche andará “cojo”. Esta desigualdad viene normalmente provocada por un fallo en la propia fabricación del neumático, o porque no hayamos utilizado el coche en mucho tiempo y se haya deformado el caucho.
Al contrario que con el desequilibrado, la vibración que sentiremos en el volante es continua y rítmica, y se manifiesta normalmente entre los 4 y los 40 kilómetros por hora de velocidad. Por desgracia la única manera de solucionar este problema es cambiar el neumático afectado o todos los neumáticos por unos nuevos.
Dirección desalineada
Una dirección mal alineada también puede generar una vibración en el volante, ya que, entre otras cosas, provoca un desgaste desigual de los neumáticos. Sabremos que tenemos la dirección mal alineada porque el coche se irá levemente hacia un lado aunque mantengamos el volante recto. Además, podemos escuchar ruidos extraños al girarlo. La reparación de este problema suele ser rápida y cuesta por lo general entre 40 y 70 euros.
Fallo en la suspensión, frenos o motor
Existen otros fallos mecánicos que también puede generar vibraciones en el volante, como por ejemplo suspensión mal ajustada o defectuosa. Igualmente una deformación o un deterioro de los discos de freno harán que tiemble la dirección, aunque sólo se dejará sentir al frenar, ya que será cuando se transmitan las imperfecciones de los discos al ser “mordidos” por las pastillas.
De igual modo un fallo mecánico en el propio motor hará que sintamos vibraciones en el volante, aunque por lo general estas se trasladarán a otras muchas partes de la estructura del coche por lo que es fácil distinguir cuando el fallo proviene del propulsor.
Y finalmente cabe señalar que un temblor en la dirección también puede estar motivada por un mal estado de los silentblocks. Precisamente estas piezas de goma tiene como función principal absorber ruidos y vibraciones, por lo que si están viejas y ya no cuentan con suficiente “amortiguación” no evitarán que estas molestias se filtren en el habitáculo y más concretamente en la dirección.