Si llevas las ruedas del coche deshinchadas, estás tirando dinero a la basura

Muchos automovilistas pasan olímpicamente de su coche, hasta el punto de ni si quiera mirar la presión de los neumáticos. Probablemente si supiesen que llevar las ruedas deshinchadas les está costando dinero, y que están poniendo en riesgo su vida, seguro que al menos llevarían el coche a la gasolinera una vez al mes para controlar la presión.

Un estudio de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos revela que la falta de presión en los neumáticos puede aumentar el consumo de combustible hasta en un 10%. Y al precio que está la gasolina y el diésel, no está la cosa como para consumir de más.

Esto se debe principalmente a que cuando el neumático está bajo de presión, se amplía la superficie de contacto, lo que aumenta la resistencia al rodaje. Esto obliga al motor a trabajar más para mantener la velocidad deseada, disparándose el consumo de combustible. Pero ojo, llevar el neumático súper hinchado no reduce el consumo, y además eleva la probabilidad de reventón. Por eso el neumático debe llevar siempre la presión recomendada por el fabricante del vehículo.

Peor el combustible puede que no sea el mayor gasto derivado de llevar bajas las presiones. Llevar las ruedas deshinchadas provoca un desgaste irregular de la banda de rodadura, lo que significa que tendrás que reemplazar tus neumáticos con más frecuencia, lo que a su vez supone un gasto adicional.

Pero el impacto negativo va más allá del gasto extra en combustible. La seguridad en la carretera se ve comprometida. Con neumáticos deshinchados, la distancia de frenado aumenta considerablemente. En situaciones de emergencia, esa fracción de segundo adicional puede marcar la diferencia entre un accidente y una situación controlada.

Además, el confort de conducción se ve seriamente afectado. Las ruedas deshinchadas aumentan las vibraciones y los ruidos dentro del habitáculo, haciendo que el viaje sea menos placentero. Esto puede resultar especialmente molesto en viajes largos, donde el confort es fundamental para mantener la concentración.

La solución a todos estos problemas es simple: mantén tus neumáticos a la presión adecuada. Asegúrate de revisar la presión de tus neumáticos al menos una vez al mes, y especialmente antes de viajes largos. Utiliza un medidor de presión de confianza para asegurarte de que estén inflados a los niveles recomendados por el fabricante del vehículo. Éstos se pueden encontrar en el manual del propietario o en una etiqueta en la puerta del conductor.

Además, no olvides comprobar la presión de tus neumáticos cuando están fríos, ya que la presión aumenta cuando están calientes debido al calor generado durante la conducción.

Cuidar la presión de los neumáticos puede parecer una tarea trivial, pero los riesgos de no hacerlo son demasiado grandes para ignorarlos. Desde un aumento en el consumo de combustible hasta una disminución en la seguridad en la carretera y un mayor desgaste de los neumáticos, circular con ruedas deshinchadas puede tener consecuencias graves. Toma el control de tu seguridad y economía manteniendo tus neumáticos inflados correctamente en todo momento. Tu bolsillo y tu vida te lo agradecerán.