¿Por qué los coches eléctricos europeos son tan caros?

Solo un 17% de los coches eléctricos en Europa son del segmento B, algo que retrasa la adopción de esta movilidad por su elevado coste.

Hace unos días asistimos a la presentación del Seres 5, un todocamino chino 100% cero emisiones y del segmento D. Ya entonces hablamos abiertamente de la incongruencia del mercado eléctrico, cada vez más grande, pesado y lujoso y, por ende, inaccesible para la gran mayoría de la población. Según un análisis de Transport & Environment (T&E), solo el 17% de los coches eléctricos vendidos en Europa pertenecen al segmento B, frente al 37% de los nuevos utilitarios con bloques térmicos.

Las ciudades son las grandes perjudicadas por la contaminación atmosférica, pero no podemos llenar sus calles de modelos premium. La alternativa a su altísimo coste son los coches pequeños de gasolina, como el Dacia Sandero, el Seat Arona o el MG ZS, que son los más vendidos en España. En efecto, la electrificación se reduce a unos pocos modelos caros y eso frena la adopción de la movilidad cero emisiones.

Tal como desvela el propio estudio, los fabricantes lanzaron solo 40 modelos totalmente eléctricos del segmento A o B entre 2018 y 2023. En cambio, del segmento D y E se presentaron 66 nuevos modelos. Esa disparidad supone vender menos coches, pero más caros, grandes y de lujo. En ese nicho, se han matriculado un 28% de coches cero emisiones frente al 13% de nuevos lanzamientos de combustión, según los datos recogidos por Dataforce.

El coche eléctrico sube de precio

La consecuencia de este giro era de esperar y el precio medio del coche eléctrico ha subido en Europa un 39% desde 2015, mientras que en China ha caído un 53%. El análisis de Transport & Environment (T&E) es claro y culpa a la fijación de los fabricantes europeos por los vehículos SUV de gran tamaño y muy equipados. Esa fórmula supone, ipso facto, hablar del segmento premium.

BMW iX.

El propio estudio calcula que, según datos de producción de GlobalData, solo se producirán 42.000 unidades de automóviles con baterías por debajo de los 25.000 euros. Ese es el dato que democratiza la movilidad eléctrica, pero que todavía tiene camino por recorrer si nos centramos en la tendencia.

Además, la fiscalidad juega un papel muy importante en la adquisición del coche eléctrico en España, pero está ligada a que el vehículo en cuestión no sea premium. Las medidas que se plantean, como alternativa al MOVES, pueden ser de gran ayuda para que el ahorro en la compra impacte directamente, y de manera más ágil, en el usuario interesado.

Un efecto que también debe ocurrir en las empresas: “Los coches de empresa son el candidato perfecto para la electrificación acelerada. Disponen de medidas iscales únicamente aplicables a este canal de venta y las empresas tienen músculo financiero para invertir en vehículos eléctricos” afirmaba Carlos Rico, el responsable de electrificación de coches en la oficina española de T&E, ante la agencia Europa Press.

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