Iveco va mucho más allá de la electrificación
La marca Iveco está convencida de que el único camino para lograr la descarbonización total de la movilidad depende de la evolución de los sistemas de propulsión, con un amplio abanico de tecnologías alternativas: electrificación, gas natural, hidrógeno, biocombustibles...
Como explica Ruggero Mughini, Director General de Iveco para España y Portugal, el reto para los fabricantes no sólo pasa por desarrollar nuevas tecnologías, sino que las estrictas normativas de emisiones les obligan a hacerlo a contrarreloj. “En 2019, la Comunidad Económica Europea fijó un nivel de emisiones como base de referencia para medir los niveles de CO2. Posteriormente, se marcó un camino con el objetivo de que en 2025 se reduzca el nivel de emisiones un 15% respecto año de referencia y un 30% en el año 2030. En caso de no conseguirlo, empezaremos a ser sancionados a partir de 2025”.
Con este complicado desafío planteado y la sombra de unas sanciones millonarias en caso de no llegar a cumplirlo, se plantea uno de los grandes debates de la industria, y es que los organismos encargados de hacer estas mediciones se centran únicamente en los gases que se expulsan por el tubo de escape. Sin embargo, la industria aboga por hacer otro tipo de medición más realista y respetuosa con el medioambiente. “Si analizamos todo el ciclo de vida de un vehículo (lo que implica su fabricación, el nivel de gases emitidos para la producción de su combustible, el nivel de gases que se emiten por el tubo de escape, el reciclaje cuando termina su vida útil...) descubriríamos que hay también otras tecnologías eficientes desde el punto de vista de la sostenibilidad”, afirma el Director General de Iveco España y Portugal.
Por tanto, los fabricantes deben enfrentarse a una incógnita realmente complicada: ¿Cumplir con la ley, respetar los niveles de emisiones y evitar así las sanciones o trabajar en técnicas realmente efectivas para la protección del medioambiente?
Iveco lo tiene claro, y ofrece un amplio menú de eficientes alternativas a los combustibles fósiles. Un claro ejemplo es el biogás, ya que como explica Ruggero, “pocos saben que a partir de recursos como los residuos orgánicos de los animales o los deshechos generados por las personas puede generarse un biogás capaz de reducir en un 120% el CO2 generado en todo el ciclo de vida del vehículo”. Iveco lleva apostando por esta alternativa más de 25 años, pero sigue explorando nuevas vías para conseguir el ansiado objetivo: reducir las emisiones contaminantes. Presenta también modelo eléctrico como la eDaily, recientemente nombrada “Vehículo industrial ligero del año”, o el Nikola TRE, su primer vehículo pesado 100% eléctrico.
Incluso está trabajando en el hidrógeno, una tecnología en la que el Director de la marca en España y Portugal confía plenamente, y es que para él “será la verdadera alternativa para el transporte de mercancías de larga distancia. El vehículo eléctrico es un primer paso para poder llegar a la tecnología de hidrógeno, que será muy buena en términos de eficiencia, prestaciones, autonomía y tiempo de recarga”. Iveco ya mostró su evolución en este campo con la presentación del primer Daily propulsado por hidrógeno en el IAA Transportation 2022 celebrado en Hannover.
A pesar de que las tendencias giran en torno a la electrificación, no se puede dejar de lado a los biocarburantes, una desconocida y avanzada solución en la que llevan tiempo trabajando las grandes productoras de carburantes a nivel mundial. Para nuestro protagonista, este tipo de alternativa tiene dos claras ventajas: “Son completamente compatibles con los motores Euro 6 y se producen a partir de los residuos orgánicos”.
En Iveco están convencidos de que no hay un solo camino para llegar al objetivo final, sino que el futuro del transporte por carretera pasa por la convivencia entre las distintas tecnologías. “Pensamos en que no va a haber una tecnología que vaya a prevalecer, sino que habrá varias soluciones que van a coexistir y que serán perfectas para desarrollar una misión específica”, concluye Ruggero.