Faraday Future asegura que producirá el FF91 en marzo
A finales de 2022 la viabilidad del proyecto pendía de un hilo, pero la marca consigue nueva financiación y piensa en nuevas ‘palancas’ para consegui todavía más dinero.
- Perfil del FF91.
Si el Faraday Future FF91 acaba llegando a las carreteras será un hito digno de celebrar. Este es, quizá, el coche con la historia más interesante del momento. El producto de una startup que quería crear el “Tesla Killer”, pero que se dio de bruces con la dura realidad, con la necesidad de mucho dinero y con una gestión, a todas luces, deficiente. En noviembre la marca empezaba a creer que nunca iba a producirlo pero, ahora, en su enésima resurrección vuelven a confirmar que sí lo harán. Y muy pronto, además.
Según ha anunciado Faraday Future, una inyección de 135 millones de dólares permitirá que el FF91 arranque su producción en masa a finales de marzo. Si todo sale como es previsto, algo raro en la marca, las primeras unidades podrían circular el mismo mes de abril.
Para conseguir más dinero, Faraday Future mantendrá una reunión con sus accionistas a finales de febrero para proponer un incremento de acciones, con lo que conseguiría una mayor financiación con la venta de las mismas y, según dice la compañía, asegurar que las entregas del vehículo se producen según lo previsto.
Otra oportunidad
A finales del año pasado, Faraday Future tuvo que admitir que se había quedado, otra vez, sin dinero y que su última propuesta de empezar a producir el coche a finales del ejercicio quedaba otra vez en nada y debían posponerse sus planes. Cabe recordar que el FF91 es un SUV eléctrico deportivo que debía llegar en 2017. En noviembre, según anunció Reuters, la marca tenía dudas incluso sobre su capacidad para continuar sus operaciones. Carsten Breifeld, su CEO, fue apartado de Faraday Future, poco después.
La historia que acompaña al FF91, y que os explicamos en Neomotor a finales del año pasado, es un relato de ambición y ganas, de inversiones milmillonarias que nunca llegaron -según dicen unos- o que la marca gastó en apenas cinco meses -según dicen otros-. Un argumento de despidos, deudas y hasta chantajes que bien valdría, como mínimo, para un documental en Netflix.
El ’Tesla Killer’
El FF91 fue presentado en 2017 como el primer coche de esta marca estadounidense impulsada con capital chino. Un SUV “de ultra lujo”, dijeron, que llegaba para sentar las bases del segmento más alto de la movilidad eléctrica. Un vehículo de diseño futurista, equipamiento muy avanzado para la fecha y prestaciones de infarto.
Hablamos de una pantalla de 27 pulgadas como el corazón de un ecosistema digital formado por un total de 11 pantallas repartidas por todo el habitáculo, con espacio para siete pasajeros y con funciones avanzadas de conectividad y conexión permanente a la red 4G -ya se habría quedado anticuado en ese aspecto-. En cuanto a su propulsión, el FF91 entregaba 1.050 CV de potencia y 1.800 Nm de par máximo para acelerar de 0 a 100 en 2,39 segundos. Su batería debía ofrecer entre 600 y 700 kilómetros de autonomía. Sería de los coches más potentes del mundo en la actualidad.
Todo, junto a un despliegue de 10 cámaras, 13 radares y dos sensores de ultrasonidos para habilitar sistemas de asistencia a la conducción para mejorar la seguridad y rivalizar con el Autopilot de Tesla. Por algo le llamaban el “Tesla Killer”. Toda una maravilla sobre el papel que, precisamente, solo hemos visto en fotos y en pruebas de desarrollo. Según la compañía, hasta 64.000 reservas se contabilizaban -previo pago de 5.000 dólares- a finales de ese mismo año. Ahora son menos de 369.