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Elon Musk, a juicio por manipulación del mercado en 2018

Musk se sienta en el banco de los acusados por sus tuits anunciando, en 2018, la privatización de la marca, costando millones a sus inversores.

La justicia avanza lentamente. Aquí y en Estados Unidos, donde Elon Musk fue llamado a declarar este miércoles como acusado ante una demanda colectiva que lo acusa de manipular el mercado cuando, en 2018, anunció en Twitter que estaba estudiando la posibilidad de privatizar Tesla, comprando todas las acciones. “Est Estoy considerando privatizar Tesla a 420 dólares por acción. Financiación asegurada”, publicó Musk.

Según el abogado de la parte demandante, Nicholas Porritt, las mentiras de Elon Musk “causaron que gente corriente perdiera millones y millones de dólares”. El abogado de Musk, Alex Spiro, defendió que la intención de su cliente de privatizar Tesla era “totalmente cierta” y que sus mensajes en Twitter “no tenían un impacto material en el mercado”. Además, Spiro aseguró que la financiación estaba asegurada pero que Musk “usó palabras incorrectas” y que lo único que quería era buscar la aprobación de sus accionistas.

El juicio que arrancó este miércoles durará dos semanas y se celebrará en San Francisco. En caso de que se estime que Musk cometió algún tipo de delito, Tesla y el mismo Musk afrontarían un coste potencialmente milmillonario en concepto de indemnizaciones y multas.

Es de esperar que el directivo de Tesla argumente que, en ese momento, y como adelantó en su día el diario Sport, estaba en un estado muy avanzado de negociaciones con el fondo soberano de Arabia Saudí para conseguir el dinero, unos 57.600 millones de dólares, teniendo en cuenta que, a 420 dólares por acción, la valoración de la marca hubiera sido en ese momento de 72.000 millones, pero Musk ya poseía el 20% aproximadamente -unos 14.400 millones-. Paralelamente, la parte demandante defenderá que Musk no tenía un acuerdo cerrado y que, por tanto, el tuit se publicó sin el consentimiento y ni el conocimiento de la junta de Tesla.

Antecedentes

Lo que ocurrió hace ya un lustro es historia de la firma norteamericana. Por aquel entonces, Tesla ya había presentado del Model 3, fue desvelado en 2016, pero, como suele ocurrirle a la marca, el coche llegaba con retraso. Con el Model S y el Model X como únicos coches a la venta, en un precio que los alejaba de las masas, la berlina se posicionaba como su gran oportunidad de alcanzar la rentabilidad y, por fin, despegar, algo que finalmente ocurrió, pese al batacazo que se ha dado la marca en los mercados durante los últimos meses.

Luchando por mantener la empresa a flote, con sucesivos balances negativos y ante las dudas sobre la capacidad de Tesla de producir un coche con tanta demanda como el Model 3, la compañía cotizaba en los 342 dólares por acción -cifra previa a las sucesivas divisiones de sus acciones para abaratarlas-, por lo que su valor se situaba alrededor de los 60.000 millones de dólares. Fue entonces, el 7 de agosto de 2018, cuando a Musk se le ocurrió publicar su tuit.

Consecuencias

Tras el mensaje, el mercado se volvió loco y la cotización de Tesla se disparó ‘hasta la Luna’, como diría el mismo Elon Musk. Hasta un 13% se incrementó el valor de la empresa después del tuit. La volatilidad registrada tras el mensaje obligó al mercado a suspender la cotización de la compañía a la espera de tener más información. La incertidumbre reinaba en los mercados.

Así se mantuvo hasta que, en declaraciones recogidas por The New York Times, Musk confirmó pocos días después que ya había abandonado el plan de privatización. Parecía que el vendaval amainaba y que el mercado se estabilizaba. Pero entonces entró la SEC -el regulador del mercado estadounidense- para investigar el tuit y sus consecuencias y para presentar una demanda contra Musk al considerar que sus tuits fueron un acto fraudulento que inflaron el valor de las acciones de la marca.

Algunas semanas después, la SEC impuso a Musk, tras llegar a un acuerdo con él, las obligaciones de pagar 20 millones de dólares en conceto de multa, de dejar la presidencia de Tesla -aunque no el cargo de CEO-, de nombrar dos consejeros independientes para la junta de la marca y de crear un comité para supervisar las comunicaciones del directivo que tengan que ver con la empresa. Tras esas decisiones, Tesla cayó un 14% en bolsa hasta los 264,77 dólares por acción -menos que en el momento en que publicó el tuit- en su mayor caída desde 2013.

Las espadas están en todo lo alto y los argumentos encima de la mesa. Durante dos semanas, ambas partes lucharán por tener la razón y, en el caso de Musk, para ahorrarse una multa milmillonaria. Un jurado de nueve personas decidirá si hubo delito y en cómo de grave fue el mismo, en caso de que lo hubiera habido.