La movilidad como herramienta de la emancipación de la mujer

Si te paseas por la redacción de cualquier medio de comunicación, verás cabezas gachas frente a un teclado, escribiendo a toda velocidad. Si preguntas por las aspiraciones, vocaciones y deseos de los periodistas se resumirían, en su mayoría, en contar historias relevantes e informar de estas en cada uno de sus ámbitos. Desde mi cómoda oficina, a la que llego en transporte público o un vehículo privado en cuestión de minutos, trato de trasladar las sensaciones, prestaciones y funcionalidades de los coches, pero también la movilidad y los beneficios de esta. Una libertad, la del transporte, con la que nací y que jamás imagino en riesgo, al contrario de las chicas de Uganda. Por suerte, cuentan con organizaciones como Women Rising for Africa y, con mis dedos entre letras y mi cabeza frente al ordenador, espero ser capaz de trasladar al lector la importancia de enseñar a circular a las jóvenes de ese país tan lejano, geográficamente hablando.

En unas horas celebramos el Día Internacional de la Mujer y mirar al exterior puede ayudar a ser conscientes de nuestros progresos. Women Rising for Africa (WRA) es una organización sin ánimo de lucro que tiene como objetivo empoderar a las mujeres ugandesas. Para ello les brindan la oportunidad de introducirse en el mundo laboral, con el fin de otorgarles independencia económica mediante el acceso seguro a la movilidad. La elección de Uganda como primer país para probar este proyecto es sencilla, Liliane, fundadora de WRA se enamoró de la fuerza y dignidad de las mujeres al tiempo que comprendía las barreras que las mantienen invisibles.

Como sucede, en menor medida, en España, los trabajos de transporte en Uganda están ocupados por hombres. El país se encuentra en plena fase de crecimiento y urbanización sin los medios de transporte público adecuado, una situación en la que han proliferado alternativas como los minibuses, furgonetas y mototaxis (bodabodas). Kampala, su capital, cuenta con 300.000 de estos vehículos con una población de 1,5 millones de habitantes.

No os sorprenderá si os digo que la mayoría de los conductores de estos vehículos son hombres, motivos por los que la mujer está discriminada como conductora, y que la formación brilla por su ausencia. Es, por tanto, un modo de transporte informal y de riesgo, un peligro que se multiplica como mujer, dado que son los conductores masculinos de bodaboda han sido señalados como los principales perpetradores de violencia sexual en un estudio de Acción para el Desarrollo (ACFODE).

En su objetivo de tirar por tierra el encasillamiento de la mujer en roles femeninos, el proyecto de WRA se materializa con el desarrollo de programas de capacitación. Lo hacen con la colaboración de asociaciones locales (operadores de taxi y servicios de reparto a domicilio) con el foco puesto en mujeres mayores de 21 años, de escasos recursos, sin acceso a una movilidad segura y sin competencias básicas para mejorar su calidad de vida y la de sus hijos. El programa se estructura del siguiente modo:

Tras la formación de cuatro meses, WRA apoya a las candidatas con el financiamiento del 20% de la compra de un vehículo y la gestión de un microcrédito para el restante con entidades del país. También les dan un teléfono y una matriculación en la escuela para sus hijos.

Este primer proyecto piloto, nos confirman que no será el único, se implementó en julio y noviembre del 2022. Participaron de 28 participantes con una tasa de éxito en torno al 75%, e incluso para 17 de ellas es su fuente de ingresos y 4 la utilizan como medio de transporte que les permite llegar a sus puestos de trabajo o universidad.

Gracias a este programa, se ha creado la primera asociación de mujeres conductoras de bodaboda y la primera parada de taxis por y para mujeres. Es importante poner cara y voz a este progreso, así que Women Rising for Africa nos ha contado la historia de Dathive, madre de 4 niños y originaria de Ruanda, donde aprendió a conducir moto a los 18 años de edad. Nunca consiguió la independencia, pero, gracias a la colaboración de esta asociación, ha podido crear Pikidada, una empresa de servicio de entrega y mototaxi dirigido solo por mujeres. Un negocio que WRA quiere aplicar al resto de Uganda y Kenia e introducir el vehículo eléctrico con la colaboración de entidades locales.