Luca de Meo: Año 1 día 1 al frente de Renault
El que fuera presidente de Seat se estrena hoy como nuevo CEO de Renault, tomando las riendas de una compañía 'tocada' con 2.150 millones de euros por recortar
La última vez que le vimos por Barcelona fue a la salida de un homenaje en el Circulo Ecuestre. Era el 5 de marzo y se alejó paseando acompañado por su esposa Silvia por la Avenida Diagonal, caminando por delante de Casa Seat (el proyecto que ideó y que no pudo inaugurar) . "Nos veremos pronto, seguro", aseveró Luca de Meo.
Han pasado tres meses y una pandemia desde entonces, y el expresidente de Seat ha tenido tiempo para ver como la Alianza con Nissan y Mitsubishi replanteaba toda su estrategia mundial, como su nueva marca, Renault, presentaba unas cifras como para echarse las manos a la cabeza, como le anhelaban como salvador de la planta de Nissan en Zona Franca de 'su' Barcelona (algo que no ha podido ser) y, sin duda, para poder analizar (desde su confinamiento barcelonés) dónde se había metido y lo que le espera al mando de la marca del rombo. Casi dos rombos, como antaño, un reto solo para adultos.
Una empresa en dificultades
Hoy, 1 de julio de 2020, pasará a la historia como el día uno del año uno de Luca de Meo al frente de Renault. "Me gustan los retos", suele decir, y está claro que el reto de la marca francesa es mayúsculo. En su única intervención ante la junta de inversores señaló hace una semana que " soy consciente de las dificultades de la compañía", que no son pocas. Es por eso que, conociéndole, seguro que tiene en mente un largo reguero de cambios y apuestas.

Todo ello envuelto en un paquete que engloba a Renault en la Alianza con Nissan y Mitsubishi tras un 2019 nefasto (con unas pérdidas de 141 millones de euros por primera vez en diez años). Y para rubricar el tema, nada mejor que un buen lazo, el testamento de Renault que ha decidido aceptar. De Meo lidiará una empresa post-pandemia que ha dejado a la compañía muy tocada. Seguro que cuando abandonó Seat el 7 de enero de este año no conocía buena parte de la situación que se le venía encima. No obstante, la llegada del italiano era esperada y no es casual, ya que empezó su carrera profesional en la marca del rombo en 1992, el año olímpico.
Conociendo a De Meo, solo queda un camino por delante: mejorar. Para ello contará con una línea de crédito de 5.000 millones de euros avalados por el propio gobierno francés (que posee el 13% de las acciones de la empresa), y con una estrategia redefinida dentro de la Alianza en la que a buen seguro habrá tenido algo que ver (aunque sea de forma no oficial porque hasta hoy no podía 'ejercer' de pleno derecho).

Ajustarán inversiones, unos 1.200 millones de euros, con un plan de acción centrado en ingeniería, racionalización de plataformas, optimización del aparato industrial y reorganización del área de márketing. Con ello tendrán campo para correr en Europa, su feudo.
La clave fue Barcelona
El directivo italiano llegó a Seat en 2015 en un momento en el que la empresa empezaba a recuperarse y acabó convirtiéndola en el mejor referente dentro del grupo Volkswagen. "Un italiano bajito, con un pañuelo blanco en el bolsillo de la americana, tirando del carro de los altos teutones, que le seguían por la moqueta del salón de Ginebra, fue lo primero que me impresionó de él", nos cuenta un buen amigo suyo. De Meo es así, líder, visionario.

Algunos de los hombres de negocios más importantes de Barcelona tuvieron un trato estrecho con De Meo. Su marcha les entristeció, sin duda. El presidente de Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre, recuerda que "Luca es un gran enamorado de Barcelona y lleva la ciudad en su corazón y ha llevado el nombre de la ciudad por todo el mundo, como en los princpales salones del automóvil. Forma parte de la historia del automóvil en nuestro país y por eso en Foment del Treball le otorgamos la Medalla de Honor como empresario del año", explica Sánchez Llibre.

Ese amor por Barcelona es lo que otro de los hombres que ha tratado intensamente con De Meo valora con sinceridad. Enrique Lacalle, presidente de Automobile Barcelona, señala que "Luca es un directivo imponente. Logró cuatro puntos muy importantes en su trayectoria. Fue capaz de lograr récords de ventas y conseguir beneficios de producción en Seat, vinculó a la marca como nunca a la ciudad de Barcelona, hizo que Seat dejara de ser el patito feo en el Grupo Volkswagen para convertirse en una marca muy considerada en el consorcio alemán, contribuyó a crear muchos y buenos modelos nuevos y, sobre todo, consiguió que los trabajadores de Seat se sintieran orgullosos de la marca".
Un sueldo acorde al reto
El directivo percibirá anualmente 5,8 millones de euros, según datos del balance de previsiones de la compañía, un 57% más que su predecesor, el cesado Thierry Bolloré. En su nota de fichaje, Renault esgrimió el argumento de que "la junta directiva considera que Luca de Meo, con su carrera, su experiencia y sus éxitos en sus funciones anteriores, combina todas las cualidades para contribuir al desarrollo y la transformación del grupo Renault". De entrada, este año, recibirá una retribución fija de 1,3 millones de euros, una remuneración variable anual que podría alcanzar hasta el 150% de su sueldo fijo, y 75.000 acciones de la empresa.

Entre los retos estará decidir el futuro de Alpine, a quien querían decapitar desde el grupo, pero que conociendo a De Meo es probable que reciba un indulto ya que de la mano del italiano proliferaron marcas deportivas dentro de otras, como Abarth en Fiat y Cupra en Seat.