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Una vida sobre ruedas: Albert Nomen, fundador de Bultaco

Es el único miembro del equipo fundador de la mítica marca Bultaco que sigue con nosotros. Su mejor recuerdo la victoria de Cañellas en el Mundial en Montjuïc y su mejor moto: La Metralla.

Si la fe mueve montañas, la pasión hace que las escalemos. Si no, que se lo pregunten a Albert Nomen. A sus 93 años sigue mostrando en sus ojos toda la energía e ilusión que en 1958 le llevó a formar parte de una de las historias más bonitas de su vida y de la de muchos amantes de las motos: el nacimiento de Bultaco.

Albert Nomen es de esas personas cabales, con espíritu emprendedor, que siempre ha buscado un razón de ser en todo lo que ha hecho. Sigue viviendo en su Poblenou natal, en plena Rambla. Allí nos recibió para ilustrarnos con buena parte de su historia. Una historia que sigue muy viva. Con el pulgar hacia arriba, como Bultaco.

El símbolo inmortal de Bultaco.
Químico Industrial titulado titulado, profesor de Matemáticas en la ‘Escuela de Aprendices’ de Casa Elizalde (por donde pasó Ramón Arcusa, uno de los miembros del Dúo Dinámico) y gran amante de las aventuras, Albert Nomen fue, junto a su hermano Josep, uno de los fundadores de la mítica marca de motos catalana. 

En 1946, a la muerte de su padre y con 19 años inició un largo peregrinaje para encontrar trabajo para ayudar a su familia. Su padre estuvo 31 años como empleado en la Casa Elizalde (incluso en la época en la que fabricaba coches) y accedieron a darle un puesto como becario en la sección de galvanoestesia.

La 'escuela' Elizalde

Empezó con un contrato de prácticas para tres meses y se quedó más de diez años. Albert Nomen reconoce que era muy importante la formación y que uno de los éxitos industriales de la época era contar con una buena base.

Laboratorio químico de Casa Elizalde.
“Uno de los grandes errores de la democracia fue eliminar el aprendizaje a los 14 años y las escuelas de aprendices. La industria de Catalunya se nutrió de la gente salida de esta escuelas”, afirma Albert Nomen. Una crítica que hoy también hace suya Josep María Vall, presidente del Clúster de la Automoción, por ejemplo.

Con una buena base y con los conocimientos en materiales para piezas de motores y demás, Albert Nomen decidió emprender un nuevo rumbo y se fue con su hermano Josep y otros a Montesa (para quien también trabajaban en Elizalde) dispuestos a participar en la fabricación de nuevos modelos . “Allí entré en el laboratorio químico y de materiales en la calle Pallars”, poco después se puso a trabajar en el departamento de competición a petición de Paco Bultó y empezó a desarrollar su ingenio en el banco de pruebas comandado por Marcel Cama, otro emprendedor como él.

Entre 1956 y 1958 estuvo aprendiendo todo lo que pudo en Montesa trabajando en los nuevos motores de dos tiempos, hasta que un día ocurrió lo impensable. Paco Bultó abandonó la empresa. En una semana Albert Nomen y otros más le siguieron. Había un motivo.

Cuando la fábrica de Bultaco estaba rodeada por unos viñedos.
La marca casi muere de éxito ya que “los responsables con Leopoldo Milà y el Pere Permanyer al frente decidieron prescindir de departamento de competición, por el simple hecho que los pilotos que usaban sus motos ya ganaban carreras. Pensaron que no hacía falta gastarse el dinero en un departamento de carreras”. Esa circunstancia llevó a Paco Bultó a dejar la empresa que ayudó a levantar “si abandonamos las carreras lo dejo”, les dijo. Y lo dejó. “El progreso va con la bandera a cuadros, decía siempre el señor Bultó”, admite Albert Nomen.

La fe en don Paco hizo que diez empleados de Elizalde (con Albert Nomen entre ellos) decidieran apostar por dejar Montesa y lanzarse a la aventura de crear una nueva marca.  “Aunque al principio don Paco Bultó no lo tenía claro, pero le convencimos.  Nos reunimos un día en una pequeña masía detrás del Tibidabo, no tenía luz eléctrica”, recuerda Nomen. Así, con un aire casi clandestino “fue como nació Bultaco”.  Era el 18 de mayo de 1958. “Eramos unos apasionados”, admite Albert Nomen.

Entre el centenar de fotos que Albert Nomen nos desplegó en la mesa de su casa del Poblenou había muchas de esos primeros años. El equipo fundador empezó a trabajar rápidamente. “Nos instalamos en la casa de don Paco Bultó, en la Masía de San Antonio, en Cunit. Allí nos pusimos a pensar y a diseñar cómo iba a ser nuestra primera moto y el primer motor. En cuatro meses tuvimos a punto el primer prototipo. Las primeras unidades recuerdo que llevaban las tapas fundidas con molde de arena pero no tenían marcado el símbolo de Bultaco”, explica Nomen.

La fábrica de Sant Adrià.
La instalación de la factoría llegaría poco después. “Contamos con la ayuda del alcalde de Sant Adrià que nos cedió una masía que tenía una viña y un local cubierto en el que se montaban cintas transportadoras. Disfruté mucho con mi trabajo. Don Paco Bultó consiguió unir un grupo de personas que remábamos en la misma dirección. Ese fue el éxito de Bultaco en sus inicios”.

La Tralla 101, la primera Bultaco.
El 24 de marzo de 1959 se presentó a la prensa en el Hotel Ritz la Tralla 101​, la primera Bultaco. El logo del pulgar se empezó a hacer popular. “Fue una idea de don Paco Bultó...."

La 'trampa' de Montesa

En el repaso que Albert Nomen nos ha regalado sobre la historia de los inicios de Bultaco, recuerda también el primer ‘derbi’ contra Montesa. Muy polémico. “La primera carrera que disputamos con motos de serie la ganó Montesa con una Brio. Fue en 1959 y fue haciendo trampas”, asegura sin morderse la lengua. “Esa Brio llevaba el motor de la Sprint que era la moto de carreras y que no disponía de volante magnético. Además modificaron el depósito para colocar en su interior la batería. Ganaron la carrera con 1/5 de segundo por delante de la Bultaco de Johnny Grace”, explica. La batalla no había hecho más que empezar.

Las carreras eran de otra manera en la época.
Otro episodio que recuerda fue “en las 24 horas de Montjuïc en motos de serie las Bultaco fueron segunda, cuarta y quinta por detrás de las Montesa. Nos pusieron una reclamación, tuvimos que desmontar los rotores, comprobar el cubicaje, ir a buscar el dibujo de la camisa de distribución, enfín, todo para que no les aceptaran la reclamación. Lo único que teníamos era lo mismo que el resto pero un poco más cuidado. La admisión estaba pulida”. Parece que en Montesa no digirieron bien el éxodo de sus antiguos empleados.

El cuentavueltas 'manual' de las 24 Horas
El mejor recuerdo que tiene a lo largo de toda su trayectoria en Bultaco, Albert Nomen guarda grabado en su memoria con especial cariño  un momento: “hay muchos, pero lo que más me impresionó fue cuando Salvador Cañellas ganó una carrera del campeonato del mundo en Montjuïc. En esa carrera las dos Yamahas rompieron el cigüeñal”.

Salvador Cañellass en un homenaje de aquella victoria.
En su trayectoria en Bultaco, Albert Nomen recuerda apasionadamente cada carrera, cada moto que salió de la fábrica. “Para mí fue un orgullo formar parte de esa historia. Cada día era una aventura distinta. De eso es de lo que estoy más satisfecho”, suspira Nomen.

Encontrar otro ejemplo como el de Bultaco es difícil hoy en día. “El mundo ha cambiado mucho”, explica nuestro protagonista. Sonríe mientras nos muestra unas fotos en las que se ve al equipo celebrando una victoria, “la verdad es que recordando todo esto siento nostalgia de esa época. Bultaco participaba en todas las especialidades, velocidad, resistencia, trial, motocross, y además tenía un gran plantel de pilotos. Era un grupo muy unido, por es se ganó el Mundial de Trial cinco años consecutivos (1975-1979”,  y también se ganaron cinco títulos del Mundial de velocidad en 50 cc los años 1976, 1977 (con Angel Nieto), 1978 y 1981 (con Ricardo Tormo).

La 'famosa' Bultaco Cazarecords.
Si le damos a elegir un modelo de Bultaco, Albert Nomen lo tiene claro: “ la Metralla. Para mí fue una moto muy especial”. Alguna se le atragantó un poco, como “la Sherpa T que nos dió más problemas que otras”.

La Metralla, la favorita de Albert Nomen.
El final de Bultaco fue doloroso para muchos. Albert Nomen recuerda que  “se dieron varias circunstancias. Una, el efecto de los japoneses en Estados Unidos. El 60% de nuestra producción se enviaba a América. Honda apareció con precios muy baratos, regalando material, cascos, trajes, y contra todo eso nos perjudicó. Otro factor fue el asesinato de Josep Maria Bultó (hermano de Paco Bultó). Las ventas empezaron a bajar mucho y la economía no se administró demasiado bien. Teníamos un problema. Enviábamos las motos a los proveedores con la documentación incluida. Vendían las motos y se quedaban el dinero. Llegó un momento en que no se podía pagar a la gente. Hubo un incremento de ventas y en lugar de invertir en mejorar la maquinaria se contrató a más personal. Cuando cayó el mercado no se podía pagar, y con la CNT como sindicato no pudimos hacer nada”, recuerda Albert Nomen.

Albert Nomen nos abrió su casa, su historia y su corazón.
La revolución que estalló contra la compañía “confinó a los directivos en sus despachos y tuvo que acudir la policía. Fue muy triste acabar así, pero no me arrepiento de nada de lo que hicimos”. Ante la crisis de Bultaco poco se pudo hacer, “ hubo una posibilidad de que entraran en la sociedad Yamaha y Honda. Llegamos a ir a Japón a tratar el tema, pero el Comité no nos dejó porque ellos querían reducción de personal. Incluso Rolls Royce mostró su interés”.

El logo de Bultaco.
El sector entró en crisis y en Catalunya había tres marcas: Bultaco, Ossa y Montesa. El Gobierno decidió “dar todo el apoyo a Montesa, indemnizando a Ossa y Bultaco. El activo de las dos empresas pasó a Montesa”. Montesa fue obligada por el Ministerio de Industria a comprar la marca Bultaco, junto con Ossa .Posteriormente Montesa también acabaría siendo absorbida por los japoneses de Honda.

Fue el final de un sueño, pero no de una historia, la de Albert Nomen y Bultaco, que merece la pena conocer.