Renault recupera el nombre Rafale para su próximo buque insignia
Renault ha escogido el nombre Rafale para el que será su mejor coche. Tras el Austral y el recién estrenado Espace, el Rafale se posicionará como el nuevo buque insignia de la gama francesa. La primera imagen que ha desvelado la marca de este modelo desvela un atractivo SUV con carrocería coupé.
El nombre de la nueva referencia de Renault en el segmento D, se inspira en el pasado aeronáutico de la firma del rombo. A principios del siglo XX Renault era pionera en la fabricación de motores de combustión interna para automóviles, pero también para trenes y aviones. En 1933, Renault compró el fabricante Caudron y creó la empresa Caudron-Renault.
El primer Rafale de la historia, el Caudron Renault C460, era un avión de carreras monoplaza del que se fabricaron unas pocas unidades, ya que su único objetivo era el de batir récords aeronáuticos. Fue precisamente a bordo del Rafale donde la célebre piloto Hélène Boucher batió varios récords de velocidad, entre ellos el de los 1.000 kilómetros femeninos, alcanzando los 445 km/h el 11 de agosto de 1934.
El atrevido aspecto del Caudron Renault C460, su aerodinámica de vanguardia y las extraordinarias prestaciones convirtieron al Rafale en un mito. El diseño distintivo del Caudron Renault Rafale es obra de Marcel Riffart. Este genial ingeniero aerodinámico también trabajó en el diseño de coches Renault, como Nervasport y Viva Grand Sport. Viva Grand Sport era un modelo único, extremadamente lujoso, propulsado por un motor de 6 cilindros en línea. En los anuncios de la época se veía a Hélène Boucher, contratada por Renault en aquel momento, conduciendo este modelo.
‘Trampantojos Automovilísticos’, por Juan Carlos Payo
Patrick Le Quément, quien fuera máximo responsable estilístico de Renault, comentaba que le gustaba perderse y buscar inspiración para detalles y comportamientos aerodinámicos buceando en trabajos y estudios de preguerra de los archivos y bibliotecas deNüremberg.
Recurrir al pasado no es nuevo. Lo hemos visto con la resurrección de marcas -Mini, Abarth, Bugatti, Alpine, MG, o Lancia próximamente-, o modelos que ya fueron icónicos antes y que ahora lo vuelven a ser por su éxito comercial y miro a esos Fiat 500 o Mini resucitados con éxito a partir de esa imagen reconocida y que están hoy por encima de las marcas que los acogen a nivel reconocimiento por el gran público.
Luca de Meo, actual presidente de Renault, ha sido uno de sus más firmes creyentes en el retrodiseño -Fiat 500 y Abarth- y ahora va a explotar esta vía con los futuros Renault 4 y 5. Pero no son pocos los coches nuevos con guiños más discretos al pasado -se me viene a la cabeza ese pilar C del actual Peugeot 208 creado por Gilles Vidal y tomado del mítico 205-; incluso si voy al presente más reciente, si analizamos el futurista concept Lancia Pu+Ra HPE nos encontraremos con formas redondeadas de la berlina Aurelia de los ´50, el color verde azulado de los Flaminia de los ´60, las emblemáticas ópticas redondas traseras de los míticos Stratos, la luneta trasera del Beta HPE coupé...
Un Polo-Golf. O si miro a un futuro modelo made in Martorell, el Volkswagen ID.2, todavía como concepto pero muy cerca de la realidad, me encuentro un mix de Polo actual por dimensiones con primer Golf -ese pilar C también inconfundible-. El responsable de Diseño de VW, Andreas Mindt, lo deja claro con un «estamos transfiriendo el ADN de nuestros iconos al futuro», algo que refuerza el presidente de la marca, Thomas Schaffer, desdiciendo el concepto VW Life de 2021, por este ID.2all: «el diseño del vehículo anterior se creó en un momento en que la gente realmente quería ser diferente y reinventar Volkswagen, por así decirlo. Eso pudo haber sido correcto en un momento en que los automóviles con motores de combustión y los vehículos eléctricos funcionan en paralelo».
Pero ese retrodiseño parece trasvasarse ahora a las denominaciones convirtiendo los nombres de los coches que vienen en trampantojos, en apellidos históricos para tranquilizar a los compradores de coches eléctricos o electrificados sin que nada tenga que ver el nombre con lo que fue en el pasado. Capri, Manta, Mustang, Scénic, Espace, Avantime... La transición de la combustión a la electrificación es una fuente importante de preguntas para los automovilistas. Para convencerlos de que den el salto más rápido, las marcas se ven tentadas a reexplotar nombres de su glorioso pasado. Así Ford retomará el nombre de Capri, ese deportivo para Europa de 1969 a 1986 del que se aprovecharán muchos rasgos estéticos convenientemente actualizados. Mismo patrón en Opel, donde la denominación Manta revivirá en 2025 -entre 1970 y 1988-. Será un modelo 100% eléctrico para ocupar territorio SUV. Curiosa la reedición del duelo Capri-Manta cuatro décadas después, aunque formato SUV, coupé y eléctrico.
Hace un par de años, en una entrevista, un servidor le preguntaba a Luca de Meo por qué mataba los Espace y Scénic -así se lo dije-. De Meo me sonreía y me decía que lo que desaparecían eran los modelos pero que las denominaciones quedaban ahí, latentes por si acaso, algún día... Dicho y hecho, Espace es un siete plazas sobre base SUV Austral, mientras que Scénic será un SUV eléctrico por encima de Mégane E-Tech. Incluso se especula que el Austral Coupé se puede apropiar la denominación Avantime.
Digitalización. Este retrodiseño y su forma de llevarnos al pasado vía nostalgia, no se ciñe solo a aspecto exterior o denominaciones, también pasa al interior e incluso se nos cuela en esas pantallas digitales informativas imprescindibles ya todo coche nuevo. Si en los ´80, el Citroën BX Digit o el Renault 11 Electronic nos llevaron hacia el futuro con tableros llenos de diodos y píxeles, los coches por venir buscarán representaciones de antaño: Alfa ofrece ya en su Tonale un modo vintage con relojes con agujas virtuales, aunque el último golpe de efecto nos llega con el cuadro del concepto VW ID.2all donde podremos recordar cuadros analógicos de Golf I, o radios antiguas de Escarabajo, e incluso traer a nuestra mente el casete... Todo sea por normalizar lo eléctrico.