¿Existe algún método para engañar al alcoholímetro?

Por mucho que las campañas de concienciación, la educación vial y la sociedad evolucionen, todavía existen conductores que tratan de hacer cálculos para poder beber y conducir a continuación. Los peligros del alcohol al volante son de sobra conocidos y las restricciones de su ingesta las comparten el resto de países de la Unión Europea, con más o menos permisividad. Sorprendentemente, son los territorios del Este como Hungría, Eslovaquia y República Checa los más restrictivos, con una tasa 0 de alcohol permitida. Pero de vuelta a España, los 0,5 gramos por litro en sangre o 0,25 en aire espirado está en la media y, aun así, muchos buscan trucos para engañar al alcoholímetro.

La aseguradora Línea Directa realizó un estudio sobre este tema y un 10% de los encuestados reconocieron que han intentado evitar dar positivo con trucos varios. Uno de cada tres cree en este tipo de estrategias que ayudan a rebajar las mediciones, engañando así al alcoholímetro para salir airoso de la multa y la reducción de puntos.

A continuación haremos un listado de los trucos más conocidos y su resultado. Ya adelantamos que el único método realista es la paciencia y el tiempo. Con el paso de las horas se eliminan la presencia de alcohol en sangre, pero siempre dependerá del volumen ingerido.

Es el tópico que suele dejar las imágenes más curiosas en un control en la carretera, con gente corriente o haciendo flexiones para rebajar su tasa de alcohol. La creencia popular se debe a que haciendo deporte se incrementa el riego sanguíneo y, por tanto, la limpieza del alcohol en el organismo mediante la transpiración y la excreción.

Los expertos hablan de un efecto mínimo, dado que el alcohol se elimina metabolizándose en el hígado y sólo lo hace 0,12 g/l a la hora. Incluso puede producir una reacción por culpa del esfuerzo intenso, además de dejar claro a la policía que has bebido.

Este mito se relaciona con la eliminación de líquido que produce beber mucha cantidad de agua, pero también es falso. La cantidad de alcohol desprendida es mínima y no afectará a la medición final en sangre o aire.

La DGT también avisa sobre los medicamentos mágicos que prometen reducir la tasa, así como los inhaladores o la famosa vitamina B. Esta última se utiliza en tratamientos de alcoholemia, pero a largo plazo, de modo que no reduce drásticamente los efectos de la bebida.

Lavarse los dientes, comer un caramelo o tomar café reducirá el olor y la presencia de alcohol en la boca, pero nada más. El alcoholímetro mide la cantidad de bebida que hay en el aire alveolar, algo que ni la mejor pasta de dientes puede absorber. Este truco también ha derivado en la ingesta de césped, baterías de teléfonos móviles y un sinfín de bulos que tampoco sirven para nada.

Este es uno de los peores consejos que pueden darte, que se suma a todos los demás. Para que un alcoholímetro sea capaz de detectar los grados requiere de un flujo de aire constante, contundente y rápido, de lo contrario la prueba se inválida.

Pensar que un policía desistirá de realizar el test por soplar lento es poner en tela de juicio su profesionalidad, algo que no es muy recomendable en un control de alcoholemia. El agente te hará repetir la prueba hasta que soples de manera correcta y, si sigues en tus trece, puede llegar a sancionar por no colaborar.