Europa podría admitir los coches de combustión con combustibles sintéticos
Hasta ahora, Europa se había mostrado firme en su intención de prohibir la venta de coches que utilizasen diésel y gasolina partir de 2035, pero según la agencia de comunicación Reuters, Bruselas podría haber cedido ante la presión de Alemania, permitiendo la venta de coches de combustión que utilicen combustibles sintéticos o e-fuels.
Más concretamente, propone crear una nueva categoría que admita los coches con motor de combustión que exclusivamente funcionen con combustibles sintéticos. De este modo 2035 no sería el finde de los coches térmicos, conviviendo con los 100% eléctricos.
Eso sí, este tipo de coches deberán de incorporar tecnologías que tan sólo permitan al motor funcionar cuando se alimenta de un e-fuel, lo que evitará que se siga echando al depósito gasolina o diésel tradicional.
Esta cambio de opinión por parte de Europa, servirá para flexibilizar la transición del sector automovilístico, ya que países como Italia, República Checa, Polonia, Rumania, Hungría y Eslovaquia, con Alemania al frente, veían inviable y perjudicial que a partir de 2035 sólo se pudiesen vender coches eléctricos. Una postura que choca de frente ante otros estados miembros como España, Austria o Francia, que lo han apostado todo al vehículo eléctrico.
Coches de combustión, eléctricos y de hidrógeno
La mayoría de firma automovilísticas, asfixiadas por las exigencias medioambientales de Bruselas y temerosas por sus sanciones, ya habían trazado hojas de ruta en las que sólo venderían coches 100% eléctricos en Europa, incluso antes de 2035. Es el caso de ‘gigantes’ de la industria como Stellantis, que quería alcanzar este objetivo en 2030, o Volkswagen en 2033, si bien todas las marcas juegan con periodos similares.
Pero lo cierto es que era una huida hacia delante y sin demasiada fe en esta estrategia, ya que contrariamente al discurso oficial, la mayoría de firmas admitían tener muchas dudas sobre la rapidez de la transición eléctrica en el sector, debido a la realidad de un mercado en el que el comprador es reticente a la adquisición de vehículos BEV debido a su elevado precio y a la falta de infraestructura de carga.
Por ello, esta nueva ventana que podría abrirse si Bruselas admite los coches con combustibles sintéticos en 2035, no sólo alivia a las firmas y les da más margen de maniobra, sino que también sirve para que se desarrollen nuevas tecnologías como el hidrógeno. Ya que si en algo coinciden todos los expertos del sector es que la verdadera transición hacia una movilidad sostenible pasa por la convivencia de distintas tecnologías que ayuden a reducir la huella de carbono.