Alemania frena la aprobación del veto a los coches diésel, gasolina e híbridos a partir de 2035
La Unión Europea aplaza la votación final, prevista inicialmente para la próxima semana, tras las reticencias de última hora de Berlín
Hace tan solo tres semanas que el Parlamento Europeo aprobó definitivamente la comercialización de coches y furgonetas diésel, gasolina e híbridos a partir del año 2035. Solo quedaba un último trámite por superar antes de que el aval fuera definitivo. Una mera formalidad como es habitualmente la adopción formal de los Veintisiete del acuerdo cerrado a finales de octubre por los negociadores del Consejo y del Parlamento Europeo y ratificado por los embajadores permanentes de la UE dos semanas después, con la única oposición de Polonia y la abstención de Bulgaria. Un último obstáculo que por el momento no han sido capaces de superar tras las reticencias de última hora expresadas por países como Italia y, sobre todo, Alemania. La votación final, prevista para la próxima semana, ha sido aplazada sin fecha.
El acuerdo tendría que haberse ratificado durante un Consejo de ministros de la UE previsto para el próximo 7 de marzo. Durante la reunión de los 27 embajadores de la UE celebrada este viernes, para terminar de preparar la decisión, la presidencia sueca del Consejo ha constatado que no existe el consenso suficiente -se necesita una mayoría cualificada- para sacar adelante la norma y ha optado por aplazar el voto de una medida clave para lograr la neutralidad climática en el año 2050. “El Coreper I -los embajadores permanentes- ha decidido aplazar la decisión prevista el 7 de marzo a una reunión posterior del Consejo”, ha anunciado el portavoz sueco Daniel Holmberg. “Los embajadores retomarán la cuestión a su debido tiempo”, ha añadido sin poner fecha a la decisión.
La necesidad de aplazar la votación, para evitar el rechazo a la nueva legislación que fue propuesta hace año y medio por Bruselas, se veía venir desde que el pasado lunes el ministro alemán de transportes, Volker Wissing, del partido liberal Demócratas Libres, anunciara por sorpresa e in extremis el cambio de posición de Berlín durante una reunión informal de ministros de transportes de la UE celebrada en Estocolmo. Durante la misma anunció que Alemania pasaría a abstenerse en la votación final, a menos que la Comisión Europea permitiera el uso de combustibles sintéticos en vehículos nuevos con motor de combustión más allá de 2035.
Combustibles sintéticos
Según alega ahora el ministro de transportes alemán, cuyo gobierno de coalición con socialistas y verdes está dividido sobre esta cuestión, se trata de combustibles verdes derivados del hidrógeno que son neutros en carbono y que pueden quemarse en un motor de combustión, lo que teóricamente permitiría vender vehículos diésel o gasolina más allá del plazo de 2035. Es lo que defiende el partido liberal alemán frente a la postura de los Verdes o los socialdemócratas que son partidarios de apoyar el acuerdo interinstitucional negociado y avalado a finales del año pasado. Una división en la que podría tratar de mediar la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que participará y hablará este fin de semana en una reunión informal del gobierno alemán en Meseberg.
Al cambio de posición de Berlín se suma también el de Roma. Italia, según anunció su ministro de empresa y Made in Italy, Adolfo Urso, votará directamente en contra del nuevo reglamento que solo permitirá la comercialización a partir de 2035 de coches eléctricos nuevos. “No cuestionamos las fechas, 2035 y 2050. Pero al mismo tiempo protegemos a los trabajadores y a las empresas y por eso pedimos que se cambien las etapas y métodos para llegar a esas citas, para que sean sostenibles. Por ejemplo, no veo por qué solo se debe considerar la electricidad. La electricidad no es una religión, es una tecnología como cualquier otra. Si los biocombustibles pueden permitirnos lograr los mismos objetivos, ¿por qué no usarlos?”, se preguntaba Urso. “Una gran señal que llega gracias a la Liga”, ha celebrado sobre el aplazamiento del voto el ministro de infraestructuras italiano, Matteo Salvini.
La negativa de Italia y las reticencias de última hora de Berlín, sumados al no de Polonia y Bulgaria (en noviembre pasado se abstuvo) ponen en peligro la aprobación de la norma más ambiciosa del paquete climático de la UE. De hecho, si la presidencia sueca de la UE no consigue aglutinar la mayoría cualificada suficiente y se abre a hacer cambios en el texto, tal y como pide Berlín, la UE tendría que reabrir las discusiones también con la Eurocámara lo que podría complicar enormemente la negociación. En la Eurocámara la nueva legislación fue aprobada a mediados de febrero con 340 votos a favor, 279 en contra y 21 abstenciones. En contra votaron prácticamente en bloque los populares, los ultraconservadores y la ultraderecha.