¿Por qué se agotó el Ami Buggy en minutos?
El Citroën My Ami fue presentado días antes de que España, y el resto de Europa, cerrase sus fronteras, fábricas, negocios y a sus ciudadanos en sus casas. La pandemia marcó un antes y un después en la sociedad actual, que a su vez se encuentra perdida en la transición hacia un modelo de consumo sostenible. La necesidad de nuevas alternativas de movilidad choca de lleno con la búsqueda de libertad sin restricciones, una tendencia reciente tras el encierro. Estos conceptos, que parecen contrapuestos, se han hecho realidad en un objeto de movilidad llamado My Ami Buggy.
Esta versión desenfadada, atrevida y aventurera del cuadriciclo eléctrico de Citroën se lanzó como edición especial en verano de 2022. Un total de 50 unidades que se agotaron en 17 minutos y 28 segundos, un éxito arrollador que nadie esperaba y que volvió a repetirse en junio de este mismo año (2023). Esta vez fueron 800 Amy Buggys, pero la acogida no decepcionó y se vendieron por internet en solo 10 horas.
España estaba entre los países encargados de su comercialización y el comprador más rápido, que solo tardó 1 minuto y 10 segundos, es de los nuestros. Eso sí, Bélgica acumuló 65 unidades en menos de 9 minutos y en Francia se vendieron 300 en 1 hora. Y es que si por algo destaca el Citroën My Ami, en cualquiera de sus versiones, es en la facilidad de adquisición y un precio imbatible que oscila entre los 7.790 euros y 10.450 euros del Ami Buggy.
Sencillez para aventureros
El lanzamiento de este objeto de movilidad tenía como objetivo democratizar la electrificación, por lo que debía ser barato de fabricar, transportar, vender y conducir. Para ello, Citroën desarrolló un cuadriciclo eléctrico completamente simétrico de 2,41 metros de largo y 1,39 m de anchura que solo pesa 471 kilogramos. Con un pequeño motor de 8,2 CV, este curioso vehículo no supera los 45 km/h, por lo que se puede llevar desde los 15 años con la licencia AM.
La fórmula ha funcionado a las mil maravillas por la ciudad, donde no requieres más de sus 75 kilómetros de autonomía. El mismo rango y sistema de propulsión que tiene el My Ami Buggy, pero con un toque picante en cuanto a su sencilla carrocería caqui, a la que le han quitado las puertas como a los antiguos todoterrenos.
También han instalado un techo de lona desmontable, además del guardabarros específico y un parachoques para la zona frontal y trasera de mayor tamaño. Las llantas doradas van a juego con el tono verdoso de sus superficies simétricas, pero también con el amarillo de las decoraciones y los accesorios.
Una lista de gadgets que incorpora detalles exclusivos para esta versión, como las cubiertas transparentes para colocar en las puertas y proteger a los ocupantes, una bolsa estilo aventura colocada frente al volante, un altavoz “Ultimate Ears Boom” de serie que encaja en las carcasas del salpicadero y la curiosa visera solar. Detalles, todos ellos muy simples, que han acabado por enamorar a un cliente tecnológico a la par que singular.