Probamos el Audi S3, potente, divertido y equilibrado

En la escala de deportividad de Audi una ’S’ indica potencia, dinamismo y versatilidad a partes iguales. Es la zona intermedia entre los modelos estándar y los ‘RS’ que se disparan en términos de prestaciones, materiales y, también, precio. A nivel del Grupo Volkswagen, los Audi S son siempre ligeramente más potentes y capaces que sus equivalentes de otras marcas. Hay que justificar su mayor precio. Es lo que ocurre con el S3, que, con 310 CV, es más potente que el Cupra León (300 CV) o que el Skoda Octavia RS (245 CV). A cambio, su precio asciende hasta los 54.000 euros.

No solo en la potencia se justifica el alza de la cifra a pagar. Audi promete un dinamismo superior, tecnologías más avanzadas y todo lo exigible a un coche ubicado en el espectro premium del mercado. El S3 consigue varias de estas cosas, algunas a expensas de varios extras que encarecen el precio final. En términos estéticos evoluciona respecto al A3 con elementos específicos que aportan deportividad, como un paragolpes específico con entradas de aire más grandes, cuatro salidas de escape en la trasera, un entramado exclusivo de su parrilla singleframe en color negro, llantas únicas de la versión o faros traseros oscurecidos, estos últimos elementos parte del paquete Black Package, que cuesta 1.195 euros extra.

En el interior ocurre algo similar, con asientos deportivos con el logotipo ’S’ en el reposacabezas, costuras de contraste, volante específico y gráficos exclusivos en el panel de instrumentos digital Audi virtual cockpit. Ocurre que al entrar la sensación es de calidad, pero abundan plásticos duros, con el negro piano copando gran parte de la superficie o una sección que imita sin éxito la fibra de carbono. La diferencia entre el A3 estándar y el S3 no es tan significativa en este aspecto, como tampoco lo es como el citado Cupra León. La accesibilidad es buena, el espacio es suficiente para adultos altos tanto delante como detrás y un maletero de 325 litros permite su uso para la vida diaria. El sistema de infoentretenimiento Audi MMI sigue siendo de los mejores del mercado.

Mejor en marcha

Los principales cambios respecto al A3 se notan en marcha. El TFSI de 310 CV es poderoso desde bajas revoluciones y su aceleración es muy contundente. Sorprendente incluso. Recupera con soltura y el trabajo de la transmisión DSG es impecable, como siempre. En modo manual permite a uno pasárselo todavía mejor en carreteras reviradas. En este aspecto, el chasis solo contribuye a mejorar la experiencia, aportando estabilidad y agilidad, además de contundencia de frenado. A la dirección, directa y precisa, se le podría pedir más en materia de tacto, de ‘feeling’, pero cumple con solvencia.

Conducirlo con tranquilidad es también agradable, consiguiendo ese equilibrio entre estabilidad y comodidad que le diferencia del A3, más cómodo, y del RS 3, que llegará en 2022 y será presumiblemente más incómodo. En modo ‘normal’, el motor suaviza sus impulsos y la transmisión busca la eficiencia más que la deportividad. El dinamismo es, sin duda, su punto fuerte.