Prueba del Audi Q7 45 TDI Tiptronic Quattro S Line
La actualización del Audi Q7 2020 trae consigo un interior más tecnológico y avances en dinamismo y eficiencia, manteniendo la versatilidad de los SUV de la firma alemana
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Más que espoleado, el Audi Q7 se ha visto obligado a renovarse ahora que en la puerta de al lado del bloque de los grandes crossovers premium vive el Q8. Objeto de deseo de quienes buscan suntuosidad y sensualidad deportiva, ese enemigo en casa ha permitido al Q7 focalizarse en su carácter estatutario al mismo tiempo que importa la nueva arquitectura de interiores y sistema de infoentretenimiento establecido en Ingolstadt.
Cuatro años –el tiempo transcurrido desde el lanzamiento de la segunda generación del Audi Q7– dan para mucho en un sector como éste. Para ponerse al día, vuelve a una parrilla ‘singleframe’ octogonal más convencional separada de unas ópticas que también se renuevan y que lucen especialmente en versiones como ésta con tecnología láser HD Matrix LED. El apellido S line, mediante la lámina embellecedora de los bajos del frontal, los protectores de bajos traseros y las llantas de 20 pulgadas aporta algo de descaro al más formal de los SUV de Audi.
La espalda se ennoblece mediante el listón cromado que vadea todo lo ancho del coche y que va a juego con los remates del sistema de escape. De nuevo, la tecnología de iluminación aporta modernidad y un sello visual inconfundiblemente Audi también en esa sección posterior. En términos generales, sus líneas más horizontales y su techo convencional (frente a la moda coupé) permiten que el Q7 explote en mayor medida que sus rivales coupé su componente todoterreno.
Nos hemos quedado con ganas de ver de qué es capaz el nuevo Q7 equipado con el sistema de estabilización activa antibalanceo que compensa en curva el movimiento de la carrocería o las ruedas traseras directrices, dos novedades de esta versión actualizada y que, según la marca, multiplican su agilidad y su precisión. Sí pudimos disfrutar en esta versión del aplomo y confort de marcha tan característicos de los modelos que son estandarte en la gama Audi.
La suspensión dinámica y la dirección tensan sus ‘músculos’ con este modo activado para propiciar reacciones más naturales y próximas a las de una de sus grandes berlinas de representación. Cumple con los índices de dinamismo, reactividad y caudal de sensaciones que se espera de un Audi, pero puesto a presumir de algo, presume de confort sea cual sea la carretera que tiene por delante.
También de aspiraciones todoterreno. Uno de los siete programas del Audi Drive Select es el off-road, que eleva la altura sobre el suelo y dulcifica la reacción de la suspensión para hacer del tránsito por terrenos agrestes una experiencia de lo más agradable. Esta función y la tracción total quattro –también de serie– son la piedra angular de la consideración de verdadero todocamino que mantiene el Q7 desde su aparición allá por 2006.
Con sus 231 cv y, sobre todo, los 500 Nm de potencia que aporta, el motor 45 TDI, un V6 de ‘tres litros’ es un buen aliado sea cual sea la misión. En carretera proporciona solvencia y en un uso off-road, ese torrente de par a bajas revoluciones (entre 1.750 y 3.250 rpm) vale oro. Sin embargo, con el modo más deportivo activado, cuesta dar con un equilibrio entre nervio, progresividad y confort, por lo menos manejándonos entre ángulos muy cerrados que se negocian a baja velocidad.
Tecnología microhíbrida para el Audi Q7
También forma parte de su equipamiento de serie el sistema de hibridación ligera Mild Hybrid (MHEV) con la que el Q7 hace compatible en su versión 45 TDI unas prestaciones contundentes con un mínimo de eficiencia. El funcionamiento es idéntico al de otros ‘microhíbridos’, con un alternador-motor de arranque (BAS) que alimenta un sistema eléctrico principal de 48 voltios y una pequeña batería de iones de litio, pudiendo recuperar hasta 8kW en las frenadas. La ventaja que aporta en términos de eficiencia es que al circular entre 55 y 160 km/h, el sistema puede mover el coche por inercia o recuperar energía con el motor apagado hasta 40 segundos. En cuanto requiere de nuevo de su impulso al acelerar, el BAS lo arranca más rápido y de una forma más suave que con un motor de arranque estándar. Según Audi, este dispositivo permite ahorrar hasta 0,7 litros de combustible cada 100 kilómetros. El consumo medio del Q7 45 TDI Tiptronic Quattro es de 8,3 l/100 km.
Interior del Audi Q7
Consideraciones estéticas aparte, el área en el que el Q7 se había quedado fuera de contexto en la gama más noble de Audi era el interior. Con esta mejora se hace con el nuevo puesto de conducción basado en dos grandes pantallas táctiles hápticas. Con la superior (de 10,1’’) se controla el sistema de infoentretenimiento que en su versión más avanzada ( MMI Navigation Plus Touch Response) engloba control por voz, servicios de Audi connect y un amplio etcétera. El cuadro de instrumentos virtual, por su parte, sustituye los relojes convencionales por una gran pantalla de 12,3’’. Al no estar sometido al corsé de un techo coupé, el Q7 puede presumir de un interior con una gran habitabilidad vertical y espacio transversal a la altura de los codos. El portón trasero posterior dispone de apertura eléctrica de serie.