Probamos el BMW 540i, el equilibrio entre clase y deportividad
El Serie 5 es uno de los buques insignia de BMW, un ejemplo de los pilares básicos de la marca, la elegancia, la exclusividad y la deportividad
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El BMW Serie 5 siempre ha estado ligado a los pilares básicos de la firma alemana, la elegancia, la exclusividad y la deportividad. Su oferta se divide entre las siluetas berlina y Touring, familiar, y las versiones estándar y M, las más deportivas. La unidad probada, el 540i, es la más potente antes de acceder a las variantes más extremas de la gama del Serie 5 gracias a un potente motor de seis cilindros en línea y doble turbo, que entrega 333 CV de potencia y 450 Nm de par máximo.
El 540i Touring es un vehículo señorial, con presencia elegante, distinguida. Es bastante grande (4,96 metros de largo y 1,86 de ancho) y mantiene el lenguaje estético habitual de la marca, con su parrilla característica, grupos ópticos largos con tecnología LED en el frontal y más anchos en la trasera, también LED. La unidad probada montaba el paquete opcional M Sport, con cambios estéticos, con detalles en negro en el paragolpes, las barras del techo o la inclusión de una doble salida de escape en el difusor trasero, también negro. Estos añadidos le sientan realmente bien y aportan una nota deportiva a un diseño que sigue siendo sobrio.

Potencia liberada
Bajo su apariencia distinguida, el motor 3.0 de seis cilindros y doble turbo no da tregua. Listo para catapultar el coche de 0 a 100 en 5,2 segundos, incluso en el modo confort entrega buenas dosis de fuerza cuando se le demanda. En el modo sport, la suspensión deportiva M se endurece para garantizar la estabilidad y un buen comportamiento en curva, algo que cumple con creces sin perjudicar demasiado la comodidad. En confort, puede llegar a ser muy confortable y apto para viajes largos, aunque el consumo asciende siempre cerca de los 10 litros.
