BMW X5: Un todoterreno con madera de líder
La cuarta generación del X5 gana en tamaño, habitabilidad y carga tecnológica
Cuando la primera unidad del X5 salió de la cadena de producción el 1 de septiembre de 1999, pocos imaginaban, incluso en la propia BMW, la importancia que iba a tener en la actualidad después la serie X en su catálogo de productos. Ahora, casi dos décadas después, el primer y máximo referente de la gama SUV de la firma alemana se presenta en una cuarta generación que no hace otra cosa que consolidar la apuesta por el segmento off-road de representación que comenzó a finales del siglo pasado.
Mayores dimensiones
El nuevo X5 es significativamente más grande que su predecesor. En este sentido, la longitud pasa a situarse en 4,92 metros, con una anchura que sobrepasa en 4 mm los 2 metros y una altura también mayor con 1,75 metros. Además, la distancia entre ejes ha crecido hasta casi rozar los 3 metros, lo que le dota de un generoso espacio interior. Unas medidas que se rodean de un atractivo envoltorio exterior que recurre a las directrices estéticas del resto de la gama X, con detalles característicos como la rejilla envolvente de una sola pieza en la que se colocan los tradicionales riñones de BMW, los actualizados faros delanteros y unos pilotos posteriores de diseño tridimensional.
Tecnología digital
El habitáculo del X5 también presenta importantes novedades. Entre otras la pantalla y concepto de control de BMW Live Cockpit Professional. De serie en toda la gama, se presenta como un desarrollo adicional del sistema operativo iDrive, que incluye un cuadro de instrumentos completamente digital, así como una pantalla de control de 12,3 pulgadas. También cuenta con una nueva generación del BMW Head-Up Display con una superficie de proyección más grande y gráficos 3D optimizados.