Prueba del BMW X5 xDrive45e, electrificación premium
El BMW X5 xDrive45e promete espacio para toda la familia, calidad, comodidad, seguridad y, con la batería cargada, eficiencia
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El BMW X5 es uno de los buques insignia de la firma bávara. Solo superado en tamaño por el enorme X7 y, ligeramente, por su “variante” cupé, el X6, este SUV está disponible en configuración de cinco y siete plazas y ofrece todo lo que una familia desea en un vehículo: un diseño elegante, materiales de calidad, acabados cuidados, conectividad, seguridad y mucho espacio. En la unidad probada, el X5 xDrive45e, híbrida enchufable, ofrece, además, eficiencia y un toque de deportividad.
Empezando por su diseño, el X5 es la alternativa sobria en la oferta de BMW para su segmento y tamaño. Aquellos en busca de más deportividad en su imagen deberán recurrir al X6. Es un vehículo enorme, de casi cinco metros de largo, dos de ancho y 1,74 de alto, e imponente, con un largo frontal que culmina en la parrilla típica de la marca, que cada vez es más grande. Predominan las líneas rectas y marcadas, aunque en el perfil se combinan con otras más fluidas para dar sensación de movimiento. Es un coche elegante y atractivo.

Etiqueta ‘cero emisiones’
Por su condición de híbrido enchufable con más de 40 kilómetros de autonomía eléctrica le corresponde la etiqueta ‘cero emisiones’ de la DGT. Realmente, el X5 xDrive45e puede ser muy eficiente, con un consumo de alrededor de los tres litros en modo híbrido y de cero litros en modo eléctrico. El problema es cuando se agota la batería, momento en el que su motor de seis cilindros y 3.0 litros asume la tarea de propulsar sus 2.510 kilos de peso y dispara el consumo por encima de los 16 litros. Es posible recargar la batería enchufando el coche o en marcha eligiendo el nivel de la carga que se desea recuperar, momento en el que también pasará a funcionar solo con gasolina.
