Citroën C5 X, una invitación a viajar
Apuesta por un coche que se convierte en el buque insignia de la marca y que reúne características de una berlina, familiar y SUV
El nuevo Citroën C5 X, que ya hemos podido probar en carreteras muy variadas en los alrededores de Barcelona, es un lanzamiento muy importante para la marca dentro de un segmento que está muy complicado. Supone la vuelta de Citroën al segmento D y un nuevo buque insignia que invita a viajar por sus prestaciones, amplitud, confort y equipamiento.
Contrasta esta apuesta de Citroën con el C5 X en un momento en el que prácticamente todas las marcas están huyendo del segmento D buscando adentrarse aún más en el amplio mercado de los SUVs. Es, indudablemente, una apuesta diferente, pero tampoco nos podemos esperar a conducir una berlina clásica, ya que demostró ser un coche muy polivalente y al que, definitivamente, podríamos calificar como un híbrido que reúne elegancia de una berlina, el dinamismo de un break y la posición elevada de un SUV.
TRES MOTORIZACIONES Y TRES VERSIONES
Fabricado en China, donde ya fue presentado a finales del 2021, está basado en la plataforma EMP2 alargada de Stellantis. La longitud llega a los 4,8 metros, con una batalla de 2,78 metros que dan una gran sensación de amplitud, ya sea al volante, sentado en las plazas traseras o abriendo el maletero. Puede cargar hasta 545 litros en las versiones de combustión y 485 litros en la híbrida enchufable, con la ventaja de que el portón trasero puede ser de accionamiento eléctrico.
El C5 X, que estará disponible en los concesionarios a finales de abril o principios de mayo, se ofrece con tres acabados: Feel pack, Shine y Shine Pack.
DISEÑO AVANZADO Y COMODIDAD
En el plano estético, resulta obvio que el C5 X reclama nuestra atención. Su silueta es una especie de fusión de estilos, con rasgos muy significativos. Llama la atención el frontal, ya característico de la marca, y sobre todo la especial robustez de la trasera. Particularmente, me gustó el diseño con unas llantas de 19 pulgadas que realzan el lateral, pero especialmente la trasera ancha, robusta, dinámica, fue una de las partes que más captaron mi atención y, salvando las distancias, debo confesar que me recordó a la del Porsche Panamera.
Por otro lado, encontramos el confort, que es otro de los puntos fuertes de la marca. Cuando echas un vistazo al interior del vehículo lo encuentras inmenso, pero en el momento en el que te sientas ya notas que esa amplitud va de la mano del confort y la sensación de comodidad es muy alta, en parado y también en marcha, independientemente del tipo de carretera.
HASTA EL MÍNIMO DETALLE
Citroën ha prestado toda la atención a los detalles, destacando el Head-up Display en color y tecnología 3D, que proyecta una imagen similar a la de una pantalla de 21". Ofrece una calidad de imagen muy buena, ampliada suficientemente, y las indicaciones del sistema de navegación se aprecian de una forma muy nítida.Otro punto a favor es la nueva tecnología del sistema de infoentretenimiento, estrenada en este modelo. Las pantallas pueden tener un tamaño de 10,25 o 12,3 pulgadas y cuentan con un manejo muy intuitivo. Los iconos son más grandes y la organización de los mismos resulta muy parecida a la de un teléfono móvil, por lo que no resulta complicado adaptarse a su funcionamiento.
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Los precios son bastante atractivos dado el tamaño del coche y lo que ofrece, ya que por 30.900 euros nos podemos llevar el modelo de 130 CV automático con un equipamiento razonable. Con el acabado Shine, ese mismo modelo sale por 32.600 euros. En cuanto al híbrido enchufable, a tope de equipamiento y acogiéndonos a las ayudas del Moves III, puede salir por algo más de 40.000 euros (45.600 sin subvención).