El Peugeot Inception debuta en Europa para mostrar el futuro eléctrico de la marca

El automóvil está cambiando. La digitalización y la electrificación son la nueva realidad del sector y prueba de ello son las nuevas tendencias a la hora de presentar los coches. Antes estaban los salones y los eventos dedicados a la prensa especializada del motor. Ahora, los vehículos y la tecnología están más unidos que nunca. Quizá por eso Peugeot decidió presentar el prototipo Inception, su “nuevo comienzo” -como indica su nombre en latín- en el CES de Las Vegas, uno de los eventos tecnológicos más importantes del mundo. Hemos tenido que esperar más de tres meses para verlo en Europa, pero ya está aquí. El futuro de Peugeot, empieza ahora.

Especifiquemos, el Peugeot Inception es un prototipo de coche 100% eléctrico que llega para mostrar, como dicen desde la marca, “el futuro estético y tecnológico de la compañía a partir de 2025”. ¿Y qué pasa en 2025? Para esa fecha, la firma del león estará 100% electrificada -sea con coches totalmente eléctricos o con híbridos- y habrá lanzado hasta cinco modelos puramente eléctricos. El objetivo final es ser el líder europeo del segmento de los vehículos a batería y, en ese sentido, el Inception quiere anticipar lo que la marca ofrecerá en esta nueva etapa enchufable.

El Peugeot Inception se basa en una de las cuatro futuras plataformas ‘BEV-by-design’ de Stellantis, una arquitectura de 800 voltios que no solo se centrará en ofrecer altas prestaciones y una buena autonomía, sino una experiencia de conducción totalmente renovada, más tecnológica, más digital y más avanzada. Los coches ya no son solo una herramienta para ir del punto A al punto B, son ordenadores sobre ruedas con infinitas posibilidades. Y el Inception quiere demostrarlo.

Por eso, no empezaremos hablando de su rendimiento ni características técnicas, como hacemos habitualmente, sino que, en primer lugar, describiremos su diseño y sus capacidades tecnológicas. Estéticamente, el Inception es uno de esos vehículos que combinan el futurismo con un aire retro que le aporta elegancia. Es, a primera vista, imponente, con una silueta de líneas fluidas que contrastan, en el frontal y la zaga, con los enormes grupos ópticos que simbolizan las garras del león. Peugeot ha apostado por esta característica estética en sus últimos vehículos y parece que seguirá haciéndolo en el futuro.

Lo que en un primer vistazo no destaca, pero sorprende al reparar en ello es una enorme superficie acristalada de 7,25 metros cuadrados que nace en el capó y llega hasta la zaga, mostrando el avanzado interior del vehículo. Especialmente llamativas son sus llantas Aerorim de diseño aerodinámico de 20 pulgadas con el logotipo del león iluminado y estático ante el giro de las mimas. La pinza de freno, recubierta por un espejo, muestra la inscripción ‘Peugeot’ iluminada. En el lateral, finalmente, la gran novedad es la tech bar, una franja que esconde una pantalla que emite mensajes de bienvenida y despedida para el conductor e información como la carga de la batería.

Una vez en el interior, encontramos un habitáculo amplísimo, tanto delante como detrás, en el que la estrella es la visión futura para el sistema i-cockpit de la marca, en el que se elimina el volante por el llamado sistema Hypersquare, con un control inspirado en los videojuegos. En ese sentido, el conductor puede controlar todos los parámetros del coche con un solo dedo y conducir a través de un volante de forma rectangular que adaptará su respuesta a la conducción. En el centro del mismo, una pantalla muestra toda la información relativa al control del vehículo y, encima, otra pantalla de 360 grados servirá para el sistema de infoentretenimiento.

Según la marca, quieren lanzar este concepto de i-cockpit antes de que acabe esta década. Como es habitual en estos prototipos, el diseño se basa en la conducción autónoma. En este caso, al activarla se esconderá el volante para dar paso a una gran pantalla para ofrecer contenido interactivo a los ocupantes.

Ahora sí, pasemos a lo técnico. Basado sobre una arquitectura de 800 voltios, dispone una batería de 100 kWh de capacidad para una autonomía de hasta 800 kilómetros, gracias sobre todo a un consumo muy bajo. Según los datos de la marca, la batería puede recargar 150 kilómetros en apenas cinco minutos y es compatible con la carga inalámbrica por inducción.

En cuanto a su tren motriz, parte de dos motores eléctricos, uno en cada eje, para disponer de tracción total. La potencia es de 680 CV, lo que le colocaría en el escalón de los superdeportivos. Su par instantáneo le permite acelerar de 0 a 100 km/h en menos de tres segundos.