Hemos conducido el Mini Cabrio que ya está en el mercado
La cuarta generación del Mini Cabrio ya está disponible para su comercialización. Se ofrece con tres versiones de motor, ninguna con hibridación, y tres niveles de acabado
El Mini es uno de los modelos que arrastra tras de si toda una historia llena de momentos interesantes. Lanzado en su versión cabrio en 1992 en una serie limitada y más bien gestionada por privados que deseaban tener un coche sin techo, no fue hasta 2004 que él Mini Cabrio adquirió categoría oficial como tal. Fue cuando BMW se hizo con la marca y lanzó la primera generación del descapotable.
Fue el inicio de una producción en la planta de Oxford a la que ahora el Mini Cabrio ha vuelto con la cuarta generación. A lo largo de las tres generaciones que se han desarrollado hasta este momento, ha acumulado unas ventas de 475.000 unidades entre las cuales ya figuran las que equipan un motor eléctrico. Y es que el Mini nos puede parecer un modelo legendario, pero ha sabido acomodarse a los tiempos que se han vivido en todos estos años, adaptándose a los gustos tanto en estética como en tecnología. Ahora, con esta cuarta generación, este Mini descapotable llega al mercado con una oferta mecánica de tres variantes de motor de gasolina sin ningún tipo de hibridación con 163, 204 y 231 CV.
Interior minimalista
Uno de los aspectos más novedosos es su interior y en especial el salpicadero que es idéntico al del nuevo Mini de tres puertas. Y es que la marca ha eliminado prácticamente todos los botones que uno puede encontrar en un salpicadero “normal” para integrar los mandos en la enorme pantalla táctil redonda de 24 centímetros de diámetro que se ha ubicado en el centro del salpicadero, lo que en entraña también la desaparición del cuadro de mandos.

Es cuestión de acostumbrarse a manejar prácticamente no solo todo el funcionamiento del sistema de navegación, sino también el de infoentretenimiento y conectividad que precise el usuario. No es difícil pero hay que familiarizarse con ello. Evidentemente, esta versión va equipada con mucha tecnología que comporta disfrutar los últimos avances en materia de ayuda y seguridad a la conducción.
Otro aspecto diferenciador respecto al anterior cabrio, es que ahora en la zona central entre los dos asientos, hay un cajetín cerrado con tapa que ayuda a guardar cosas sin que queden a la vista. Por lo que respecta a la habitabilidad, el coche ha sido diseñado para cuatro plazas, las delanteras amplias y cómodas y las traseras más “apretadas”, sobre todo si hay que moverse con la capota cerrada.
Dieciocho segundos
Este Mini Cabrio dispone de una capota de lona plegable. Se puede plegar de dos maneras, bien de una manera parcial como si fuera un techo solar y se desplaza hacia atrás 40 centímetros o bien recogerse totalmente quedando por detrás de los asientos traseros. Esta operación se realiza eléctricamente y tarda 18 segundos en realizarse, algo que puede hacerse en marcha siempre que no se superen los 30 km/h. En nuestra toma de contacto tuvimos la mala suerte que salió un día lluvioso de modo que no pudimos comprobar su funcionamiento aunque si pudimos constatar su buen aislamiento y la estanqueidad que ofrece. Una cosa por la otra.

Por lo que respecta al maletero, su capacidad es de 215 litros pero si descapotamos el coche, solo podemos disponer de 165 litros. Si solo viajan dos personas, esta capacidad puede ampliarse y llegar hasta los 665 litros.

Tres motores gasolina
Mini ofrece tres versiones de motor todas ellas de gasolina de cuatro cilindros sobrealimentado y sin ningún tipo de hibridación por lo que llevan la etiqueta C de la DGT. El más básico rinde 163 CV de potencia, puede acelerar de 0 a 100km/h en 8,2 segundos y alcanza una velocidad máxima de 220 km/h. La versión intermedia es el Cooper S con 204 CV; acelera de 0 a 100 km/h en 6,9 segundos y alcanza un velocidad punta de 240 km/h. La versión más potente es la John Cooper Works Cabrio con 231 CV y una aceleración de 0 a 100 km/h de 6,4 segundos. Las tres versiones van asociadas a una caja de cambios automática de doble embrague y siete velocidades en tanto que la tracción es a las ruedas delanteras.
Tuvimos ocasión de tomar contacto con la versión intermedia de 204 CV y poder comprobar no solo sus buenas cualidades urbanas. En carreteras viradas y en ocasiones estrechas, pudimos apreciar el buen comportamiento del coche. Se le nota bien asentado sobre el asfalto y maniobra muy bien en curvas. Las suspensiones presentan una buena firmeza que transmiten las irregularidades del terreno, algo que siempre ha sido genuino en los Mini pero son más que aceptables.

Precio fijo para todos
Con la llegada de este Mini, se han introducido cambios a la hora de la compra. En lugar de ser los concesionarios los encargados de hablar, mostrar el coche y convenir la compra con el cliente, ahora son agentes los que hacen estas operaciones. Esto supone que todos los Mini tienen precio fijo sin opción de descuentos que no haya fijado la marca y que no hay que ir de concesionario en concesionario buscando la mejor oferta. El precio del Mini Cabrio es de 33.350 euros, el de la versión Cooper S es de 35.850 euros y el John Cooper Works es de 43.640 euros.