Nuevo Mazda MX-30 eléctrico: probamos la primera unidad en España
Probamos la primera unidad del SUV MX-30, en una ruta por Madrid que nos permite descubrir las prestaciones del primer modelo 100% eléctrico de Mazda
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Mazda tenía claro que cuando lanzase su primer eléctrico debía ser 100% fiel a su filosofía, lo que suponía ser revolucionario, de alta calidad y con una experiencia de conducción extraordinaria; algo complicado en un segmento con tantas limitaciones y tan embrionario como es el FCEV. Por ello, lejos de precipitarse muchos dicen que este modelo llega tarde, aunque Mazda piensa que la tecnología eléctrica en general llega “demasiado pronto”-, ha estudiado hasta la extenuación un modelo con el que cumplen todos sus propósitos, se trata del nuevo MX-30 con tecnología e-Skyactiv, que tuvimos ocasión de probar en una ruta por Madrid.
Lo primero que hay que destacar del vehículo 100% eléctrico de Mazda es su concepto. Éste se aleja de la autonomía como principal razón de ser, y en parte no le falta razón, por dos motivos: en primer lugar, porque hasta que lleguen coches los eléctricos con autonomías capaces de poder afrontar viajes largos sin problemas de recarga, todos están sujetos a recargas continuas, y casi da igual hacerlo una, dos o cinco veces a la semana; y la segunda razón es que en la marca tiene claro que por las características y tipo de comprador de este modelo, será el segundo o tercer vehículo de la casa, con lo que no les preocupa que sea un coche incapaz de realizar largos viajes, prefiere que responda de forma efectiva a un uso urbano.

El MX-30 se ha construido sobre la base del CX-30, con que comparte exactas medias a excepción de una altura superior de 1,5 cm. Es decir, mide 4,39 metros de longitud, 1,79 de ancho, 1,55 de alto y 2,65 de batalla. Sobre esta base se ha creado un diseño totalmente distinto y exclusivo, en el que por encima de todo destaca la configuración de sus puertas freestyle sin pilar central, como las del extinto RX-8. Las delanteras se abren 82 grados hacia adelante, y las traseras 80 grados hacia atrás, para facilitar el acceso a un diáfano interior. La carrocería se ha reforzado para que no se note en la rigidez y conducción del vehículo la ausencia de los pilare centrales.

Pero si el exterior ya llama la atención, el interior es donde este modelo marca la diferencia, especialmente entre la mayoría de coches eléctricos del mercado. La sensación de calidad artesanal al entrar en el habitáculo es abrumadora, no sólo a la vista sino también al tacto, ya que cuesta encontrar alguna superficie con plásticos duros, o malos ensamblajes. Todos los materiales son de calidad premuim, lo que no está reñido con el carácter sostenible de este modelo: la fibra empleada en las molduras de las puertas se obtiene a partir de la reutilización de materiales plásticos, se ha sustituido la tapicería de piel auténtica por una alternativa vegetal y el corcho que se emplea en la bandeja de la consola central procede de la corteza del alcornoque sin perjudicar al árbol. Este último elemento no sólo queda excepcionalmente bien desde el punto de vista estético, sino que además hace referencia a la fundación en 1920, cuando Toyo Cork Kogyo Co., Ltd., se dedicaba a la fabricación de derivados del corcho. Finalmente cabe apuntar que en el interior se puede escoger entre dos acabados: Modern, con colores blanco y gris; y Vintage, en tonos marrones y grises.

El primer modelo 100% eléctrico del Mazda en toda su historia responde a ese concepto urbano y familiar que pretendía la marca con un amplio interior, pese a sus contenidas dimensiones exteriores. A los dos generosos asientos delanteros se une una banqueta posterior con tres plazas. En éstas pueden viajar cómodamente tres adultos por la forma de la propia banqueta y de los respaldos, además de por la total ausencia de túnel central y el hueco existente para rodillas, cadera y cabeza. Pero unas puertas traseras demasiado pequeñas y la gran altura de la cintura del vehículo, hace que se disponga de una mínima superficie acristalada detrás, lo que crea una sensación algo claustrofóbica en la banqueta posterior, sobre todo si hablamos de niños o personas de baja estatura.
Por lo que respecta al maletero, la disposición de las baterías en el suelo del vehículo y entre ambos ejes lo que contribuye a tener un buen reparto de pesos y una mayor estabilidad libera a la zona de carga posterior de 366 litros. Buena cifra para un eléctrico de sus dimensiones, pero sensiblemente menor que los 430 litros del CX-30.
Pequeño motor eléctrico para el Mazda MX-30
Pero vamos ya con la razón de ser de este vehículo. El Mazda MX-30 monta un motor eléctrico que genera 145 cv de potencia y 271 Nm de par motor, que entrega de forma inmediata y contundente al eje delantero. Este motor eléctrico se alimenta de una batería de 35,5 kWh, que le otorga una autonomía de 200 km en ciclo WLTP.

Según explica la propia marca, no se puede tener en cuenta solo el CO2 que emiten los coches cuando circulan sino también las emisiones que ocasiona la extracción y el refinado de los combustibles fósiles o la generación de la electricidad que consumen. De acuerdo con un estudio llevado a cabo por Mazda y la Universidad Kogakuin de Tokio, el Análisis del ciclo de vida (ACV) revela que los vehículos eléctricos con baterías pequeñas tienden a generar una menor cantidad de emisiones de CO2 que los vehículos con motores diésel comparables, a lo largo de toda su vida útil. Mazda considera que la batería del Mazda MX-30, con una capacidad de 35,5 kWh, ofrece un equilibrio óptimo entre una autonomía de conducción práctica para los conductores y bajas emisiones de CO2 desde la perspectiva del ACV, incluyendo también el menor impacto de reciclado de las baterías una vez agoten su vida útil

Conducción ‘Made in Mazda’
Una de las obsesiones de los ingenieros de Mazda a la hora de lanzar su primer modelo 100% eléctrico era que ofreciese esa sensación de conducción única que ellos llaman ‘ Jimba Ittai’, y que se refiere a la perfecta armonía entre hombre y máquina. Algo complicado ya que por lo general los coches eléctricos tienen tactos algo artificiales.En mi caso no me cuesta reconocer que siento especial debilidad por el tacto y fidelidad de la dirección que monta Mazda en casi todos sus vehículos -espacialmente en el Mazda 3 y MX-5-, y cuál fue mi sorpresa que nada más tomar las primeras curvas vi que el guiado contaba con un ‘peso’ bastante natural y una direccionalidad casi idéntica a la de un Mazda convencional. Es decir, que la dirección era algo dura, de buena precisión e incluso transmisiva. Sin llegar a la altura de sus hermanos de gasolina, el MX-30 goza de un tacto de guiado excepcionalmente bueno en su segmento.

No creemos que esto pase de ser una mera sensación a la que uno no tardaría en acostumbrarse, y ni mucho menos decimos que se sienta o se experimente una mayor inseguridad, ya que además contamos con el sistema G-Vectoring Control Plus (e-GVC Plus) para echarnos un capote en el trazado de las curvas más exigentes, pero sí algo a tener en cuenta si se viene de conducir otros Mazda en los que la dirección y control del vehículo son sencillamente extraordinarios. Además, entre una dirección demasiado artificial y la que ofrece el MX-30, sin duda me quedo con la del eléctrico de Mazda.
Por lo demás el MX-30 es un coche que da gusto conducir, ya que es tan agradable y suave como cualquier eléctrico, pero como decimos sin caer en excesos. Por ello cuenta con un sonido del motor que reproduce de un modo agradable el de un coche de combustión para que tengamos una respuesta acústica acorde a la aceleración a la que sometemos al vehículo; un sistema de pedal de aceleración inteligente que gestiona a la perfección la entrega de potencia como si fuese la del un coche convencional; o un tacto de freno que simula a la perfección la de cualquier coche con sistemas de frenado clásico. Y decimos clásico porque ya sabemos que en los coches eléctricos primero interviene la frenada regenerativa y si se precisa por intensidad, después los discos y pinzas mecánicas. Y para gestionar de forma precisa la frenada regenerativa, el MX-30 cuenta tras el volante con unas levas que en vez de subir o bajar de marcha lo que hacen es elevar u reducir la capacidad de retención del coche para así favorecer el freno motor y la recarga de la batería.

La marca anuncia un consumo en uso combinado de 19 kWh/100 km, y urbano de 14,5 kWh/100 km. Nosotros, en la toma de contacto que tuvimos por el centro de Madrid, nos movimos entre 16 y 18 kWh/100 km, lo que nos cuadra bastante con lo que pone la ficha técnica del vehículo. Con los más de 200 km que se pueden hacer en ciclo urbano, una cifra muy superior a los 44,3 kilómetros que solemos hacer los españoles al día, bastaría con recargar el coche cada 5 días aproximadamente.
Tecnología de última generación
Un coche tan avanzado como el MX-30 está obligado a disponer de tecnología de vanguardia tanto en el apartado de la seguridad, como en el de la conectividad e infoentretenimiento. A los múltiples sistemas de seguridad que ya aglutinaba la tecnología i-Activesense, el MX-30 suma la ‘ Frenada de pre-impacto con asistente de intersecciones’, el ‘ Sistema de aviso de cambio de carril involuntario con detección de césped y bordillo’, y el ‘ Control de ángulo muerto con mantenimiento de carril’. Estos sistemas, más las ayudas a la conducción que integra este eléctrico, y la estructura reforzada de su carrocería, lo convierten en uno de los coches eléctricos más seguro de su emergente segmento.Por supuesto, el MX-30 incorpora la última versión de Mazda Connect, que incluye mejoras como un inicio más rápido, mayor calidad de imagen y sonido, sensor giroscópico 3D integrado y una función de búsqueda por palabras que permite a los usuarios buscar destinos con solo introducir combinaciones de palabras clave. Como en todos los nuevos modelos de Mazda, este sistema es compatible de serie con Apple CarPlay y Android Auto. Para ello, utiliza una conexión USB que ofrece una cómoda experiencia de usuario e integración de teléfonos inteligentes.

Entre las funciones para vehículos eléctricos de la nueva aplicación MyMazda destaca la configuración remota del proceso de carga, un indicador de autonomía remanente, lectura del estado de la batería, mensajes de advertencia de carga baja de la batería e incluso capacidad de búsqueda de estaciones de carga, con la posibilidad de enviar la geolocalización al sistema de navegación. Hay otras novedades de tipo más general, como el control remoto del climatizador (incluida la ventilación del parabrisas y el funcionamiento de la luneta trasera), control remoto del sistema de cierre centralizado, estado del vehículo (presión de los neumáticos, cierre de las puertas, etc.), mensajes de aviso y una función de ayuda a la navegación que permite enviar destinos al GPS del vehículo.
Finalmente nos gustaría destacar el excepcional equipo de sonido Bose que se puede montar en este modelo como opción al sistema de serie Mazda Harmonic Acoustics. La disposición de este y otros elementos dependerá del acabado que se escoja, pudiendo elegir entre la versión de acceso Origin, la variante de lanzamiento First Edition, la opción intermedia Evolution o el tope de gama Zenith.
Precios del nuevo Mazda MX-30
El precio tarifa del modelo de acceso (Origin) es de 34.375 euros, pero con todos los descuentos y ayudas oficiales entre 4.000 y 5.000 euros del Plan MOVES más 1.000 euros de la marca- el Mazda MX-30 se puede adquirir desde 27.665 euros.Además, está disponible mediante la fórmula Flexiopción, en la que se puede disfrutar del Mazda MX-30 desde una cuota al mes de 199 euros, que incluye: Seguridad Mazda 730, Mantenimiento gratuito (tantos años como dure la fórmula Flexiopción con un máximo de 7 años) y valor futuro garantizado. Además, en cualquier opción de compra las baterías tienen una garantía de 8 años ó 160.000 kilómetros.

Ya se admiten pedidos del Mazda MX-30, que llegará a los concesionarios en septiembre para iniciar las primeras entregas. Más adelante llegará una la versión con motor rotativo y autonomía extendida, de modo que el propulsor de combustión hará las veces de generador para recargar las baterías que alimentan el motor eléctrico, para poder elevar la capacidad más allá de los 200 kilómetros de la versión actual.