Probamos en primicia el futuro Mini eléctrico
Nos ponemos al volante del Mini Cooper SE un año antes de que se lance al mercado para descubrir que tal le sienta al modelo británico una motorización 100% eléctrica
Neomotor tuvo el privilegio de asistir recientemente al PreDrive del futuro Mini eléctrico, un modelo que pasará a la historia por ser el primer vehículo con motorización 100% eléctrica que la firma inglesa producirá en serie, en su planta de Oxford.
Mini nos citó en la BMW Driving Academy, ubicada en el municipio alemán de Maisach, para poder probar este prototipo prácticamente un año antes de que salga al mercado. Por ello lucía un camuflaje exterior que impedía ver claramente sus formas definitivas, y tenía todo el interior cubierto con telas para que no pudiésemos desvelar qué novedades se incluyen en el habitáculo.
El Mini Cooper SE, que es como se denominará definitivamente, se presentará oficialmente en el próximo Salón del Automóvil de Frankfurt y llegará al mercado en 2020.
El mismo motor que el BMW i3
El Mini Cooper SE montará el motor eléctrico del BMW i3, pero con pequeñas variaciones. La capacidad de la batería es igualmente de 33 kWh, pero con 92 Ah en vez de los 94 Ah del BMW. En el caso del Mini, este propulsor desarrolla 135 kW de potencia (181 cv) y 270 Nm de par motor, que se envían exclusivamente al eje delantero. Lo que no nos avanzó la marca fue la autonomía del coche, pero tomando como referencia el i3 y teniendo en cuenta el mayor peso y anchura de ruedas del Mini, calculamos que esta podría situarse entre 230 y 250 kilómetros.Las baterías, con un total de 96 celdas ‑del proveedor chino CATL y no Samsung como en el caso dei i3‑, se ubican en forma de "T" bajo el piso del vehículo. La línea superior de esta "T" se sitúa entre los asientos traseros y el maletero, y el "palo" se prolonga hasta prácticamente el vano motor. Con todo, se ha elevado 120 kilos el peso del coche hasta alcanzar los 1.350 kilos, pero se ha mantenido un excepcional reparto de pesos entre los dos ejes, con un 54% delante y un 46% detrás, lo que favorece el dinamismo y las buenas reacciones del vehículo. Además, al contar con un centro de gravedad más bajo se optimiza la estabilidad.
Producción del Mini Cooper SE
El Mini Cooper SE es prácticamente idéntico al resto de la gama, lo que supone una gran ventaja de cara al fiel cliente del que disfruta esta marca, pero también de cara a la producción, ya que permite ajustar mucho los costes al poder ensamblarlo en la misma línea de montaje que los Mini gasolina y diésel. El principal reto al que se enfrentaron los ingenieros fue el de ubicar las baterías y el motor eléctrico, sin modificar la estructura del coche. Como hemos comentado, la mayor parte de las baterías se sitúan entre la banqueta trasera y el maletero, ocupando principalmente el sitio que deja libre el depósito de gasolina y la caja de cambios. Esto permite seguir ofreciendo los 211 litros de capacidad de carga que ofrece el Mini convencional, a la vez que se conserva la estructura original.La toma de recarga se sitúa por tanto donde iría el tapón del depósito de combustible. En una toma de 50 kW la batería de 92 Ah necesitaría alrededor de 40 minutos para alcanzar el 80% de su capacidad máxima, mientras que en una 22 kW este tiempo se elevaría más o menos hasta las 3 horas. Y en una toma de 11 kW se necesitarían más de 7 horas.
En cuanto al motor, para poder acoplar en el vano frontal el propulsor del i3 se ha creado una especie de estructura metálica a su alrededor que permite encajarlo a la perfección en el hueco que deja el propulsor de combustión. Además, esta jaula ‑elaborada a partir de los chasis tubulares de las motos de BMW‑ favorece su seguridad al tenerlo más protegido y elimina posibles ruidos y vibraciones al estar perfectamente anclado a la estructura principal del vehículo.
Igual a sus hermanos
Exteriormente el Mini Cooper SE es prácticamente idéntico a sus hermanos. Cambia la parrilla frontal ‑que no será dinámica‑ con un diseño más protuberante que favorece la aerodinámica y evita posibles lesiones en caso de atropello, algo muy útil teniendo en cuenta el sigilo de los coches eléctrico. El faldón inferior del parachoques también ofrece una forma más estilizada, y se ha modificado el parachoques trasero, teniendo en cuenta que ahora ya no tiene que alojar el tubo de escape. Este nuevo Mini montará llantas de 16 y 17 pulgadas iguales a las del resto de la gama, y una específica con un diseño más aerodinámico.En el interior, aunque estaba todo prácticamente tapado a excepción del volante y la palanca de cambios, observamos que contará con un freno de mano electrónico y con una pantalla digital flotante frente al conductor, que sustituirá el clásico cuadro de instrumentos. También nos dijeron que se modificarán las informaciones de la pantalla de la consola central para reflejar toda la información relacionada con la conducción eléctrica.
Un auténtico Mini sobre el asfalto
Mini es de las pocas marcas que pueden presumir de tener una conducción con sello propio: potencia, dirección dura y directa, gran aplomo, agilidad… Por ello se enfrentaba a un reto mayúsculo al tener que trasladar este ADN a una versión eléctrica. Para su tranquilidad y también la de cualquier amante de la firma, hemos de decir que el reto se ha superado con éxito.El test lo realizamos en la academia de conducción de BMW con unas condiciones realmente complicadas, ya que el asfalto se encontraba frío y mojado debido a una lluvia leve pero insistente. Sometimos al coche a pruebas de aceleración, deceleración, slaloms y curvas a alta velocidad, con un resultado más que satisfactorio en cada una de ellas.
Antes de ponernos en marcha giramos el volante hasta sus topes para comprobar que conserva esa vuelta y media que hace tan directa la dirección de los Mini. A continuación desactivamos el freno de mano electrónico que es novedad en esta versión, llevamos la palanca de marchas a la posición D y apretamos a fondo el acelerador para comprobar la aceleración. En completo silencio experimentamos una patada extraordinaria gracias a la entrega inmediata de los 270 Nm de par motor que genera el motor eléctrico. Pese a estar el asfalto mojado, las ruedas delanteras apenas perdieron adherencia gracias a un nuevo sistema de control de tracción gestionado por el motor eléctrico, que detiene de inmediato las ruedas que patinan ya que no sufre el "lag" que siempre se tiene en un motor de combustión por el pequeño recorrido que tiene el árbol de levas antes de detenerse definitivamente.
Al encarar la primera curva nos llamó la atención la gran retención del vehículo tras liberar la presión del acelerador. El Mini Electric SE dispone de dos modos de retención: el que llevábamos de inicio que lo hace de forma más acusada y un segundo en el que deja correr más el vehículo. El primero es más útil en ciudad, ya que con él incluso se llegar a prescindir del freno en paradas a baja velocidad como en semáforos o en tráfico denso. También es una opción interesante en tramos revirados ya que se potencia el freno motor y se optimiza la regeneración de energía. El segundo modo es más adecuado para largos y veloces trayectos por autovía o autopista.
Tras tomar una curva cerrada a izquierdas que nos sirvió para comprobar el buen ángulo de giro, apretamos a fondo el acelerador y descubrimos que la dirección se vuelve algo pesada al tratar de gestionar los 270 Nm de par motor que recibe de inmediato el eje frontal. Una vez estabilizado el coche enlazamos varios virajes con los que comprobamos que a pesar de ser 120 kilos más pesado, este Cooper SE mantiene la agilidad innata de los Mini con unos cambios de apoyo rápidos y ágiles. A continuación afrontamos un slalom que el coche superó casi sin inmutarse gracias a su estabilidad, a unos apoyos envidiables y a una dirección precisa y directa.
Tras un nuevo tramo de aceleración y deceleración para comprobar los dos modos de retención disponibles, tomamos una curva muy rápida de derechas en la que llevamos al límite el agarre del coche. Teniendo en cuenta las malas condiciones del asfalto, y que este modelo monta llantas de 17 pulgadas en vez de las de 18 del Cooper S, tardó mucho en comenzar a perder adherencia, y cuando lo hizo bastó con un leve contravolante para llevarlo de nuevo al sitio sin la menor sensación de peligro ni pérdida de control.
Durante la prueba pudimos realizar varias veces este recorrido, poniendo cada vez más al límite las prestaciones del Mini Cooper SE. A falta de una prueba más larga ‑aunque dudamos que más exhaustiva‑ podemos concluir diciendo que el futuro Cooper SE tiene ese comportamiento dinámico y divertido que caracteriza a los Mini, con el añadido de las elevadas prestaciones e insuperable eficiencia que ofrecen los motores eléctricos. Objetivo cumplido.
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