Porsche 911 Carrera T, el deportivo perfecto
El 911 Carrera T se posiciona en el escalón de acceso de la gama, pero sacrifica algo de equipamiento en favor de prestaciones y deportividad
Leyendo el titular, uno podría pensar que el 911 Carrera T no tiene ningún punto flaco y técnicamente es así, aunque si lo miramos con el prisma de un coche deportivo, nada más.
Llegado a finales del año pasado para situarse como la opción más ‘racing’ en el escalón de acceso de la gama 911, este modelo destaca por la ausencia de asientos traseros y elementos tan dispares como la cámara de visión delantera para aparcar para perder peso. A cambio, se ofrece de serie con cambio manual de siete velocidades -PDK automático opcional-, sistema de vectorización del par, el sistema de control del chasis de la marca (PASM), el escape deportivo y el paquete Sport Chrono, además de algunos detalles estéticos exclusivos como las llantas en gris Titanio y equipamiento como el volante y los asientos Sport Plus. Si se le suma el color azul de la unidad probada, este Carrera T se convierte en un giracuellos de manual.
En resumen, es una alternativa de acceso, pero más picante en relación con el Carrera. Las novedades estéticas le quedan como un guante y le dan un extra de agresividad a un conjunto tan reconocible como avanzado. Es el coche más deseado del mundo y su diseño tiene mucho que ver con eso.
El placer de conducir
Con 385 CV de potencia y 449 Nm de par máximo, el motor y su rendimiento queda fuera de toda duda. En este caso, la T de ‘Touring’ le pega muchísimo a este coche porque es perfecto tanto para la conducción deportiva, como para la suave. Es quizá, uno de los deportivos que más invitan a disfrutar de una marcha suave y paciente porque es capaz de acelerar con suavidad y de ofrecer un avance muy cómodo. El tarado menos firme de su suspensión, de hecho, filtra muy bien los baches sin perder demasiada estabilidad, gracias en parte a su baja altura. Además, yendo con calma los consumos pueden reducirse por debajo de los ocho litros, una cifra increíble para un motor como el bóxer de 2.9 litros.
Cambiando a Sport +, su docilidad se desvanece y lo que tenemos entre manos es un coche casi extremo. La suspensión se endurece sobremanera y los baches que antes pasaban inadvertidos se convierten casi en escalones para el 911, dejando a tu espalda la tarea de filtrarlos. En aceleración es brutal, gracias a su respuesta instantánea del acelerador y en curva transmite mucha confianza gracias a su agarre y estabilidad. La dirección, que se torna muy directa en este modo, contribuye también a esta confianza. Mención especial para la caja de cambios manual. Al probarla, te das cuenta que todas las veces que hemos escrito eso de “es corta y precisa” era mentira, al menos comparada con este 911, en la que los recorridos se hacen prácticamente solos. Eso sí, mejor no mirar el consumo si queremos más acción.
Con todo, la sensación al conducirlo es muy grata, pero la ausencia de asientos traseros, así como su accesibilidad y su escasa capacidad de carga, relegada esta función a un pequeño agujero en el capó, no le dejan ser el coche perfecto para todo, sino ‘solo’ para ser deportivo. Desde 153.350 euros tanto manual como automático.