Prueba del Porsche Taycan Turbo S, el futuro ha llegado
Probamos el Taycan Turbo S, la versión más potente y dinámica del primer superdeportivo eléctrico de Porsche
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Superadas las barreras del precio y la autonomía, el principal problema para un deportivo eléctrico de Porsche es intentar transmitir sensaciones parecidas a las de vehículos como el 911. El Taycan, la propuesta electrificada de la firma de Stuttgart, es caro, pero no más que ciertas variantes del citado 911, y sus 416 kilómetros de autonomía no se alejan en demasía de los ofrecidos por sus equivalentes de combustión. Tampoco la carga es un problema excesivo en este caso, pues su comprador objetivo es más que probable que disponga de un espacio donde instalar un cargador. ¿Es el Taycan, entonces, un eléctrico capaz de derribar los otros prejuicios de estos coches, como el del aburrimiento? Absolutamente, sí.
El Porsche Taycan tiene el pedigrí de los coches de la firma alemana. Estéticamente es muy reconocible, pese a tener rasgos únicos como sus grupos ópticos delanteros. De perfil se muestra como un 911 alargado, pero cuenta con una banqueta posterior amplia y cómoda a lo Panamera, y su posición de conducción es ligeramente más baja en comparación a la de la leyenda de la marca, augurando un dinamismo diferencial. Es, como todos los Porsche, llamativo y será objeto de deseo de todos los que se crucen a su paso.

Excelente pero silencioso
Una de las cualidades de los coches eléctricos, su ausencia de ruido, es en este caso un punto negativo. Se echa mucho en falta el rugir de un motor bóxer en el Taycan Turbo S, más cuando al acelerar se experimenta una sensación imposible de igualar con un 911. Son 761 CV y 1.050 Nm de par máximo instantáneo para acelerar de 0 a 100 en 2,8 segundos. Impresionante.
