Probamos el nuevo Audi Q5 en sus versiones gasolina y diésel

Hace unas semanas, nuestra compañera Mª Ángeles Pujol os contaba los principales cambios que presentaba la tercera generación del Audi Q5, uno de los modelos que mayor aceptación ha tenido en el mercado europeo, y del que se han llegado a vender más de dos millones y medio de unidades.

Ahora tocó el momento de subirnos a esta nueva generación, y contaros nuestras impresiones. No han sido muchos los kilómetros que hemos recorrido, pero hemos tenido la oportunidad de probar las versiones gasolina y diésel. Porque sí, Audi sigue apostando por los propulsores diésel.

Valencia fue el lugar elegido por Audi para probar el nuevo Q5. Un escenario con un significado muy especial, ya que el concesionario Audi Center Valencia sufrió los estragos de la DANA del pasado 29 de octubre y, con este evento, la marca quería homenajearlos.

Esta tercera generación del Audi Q5 presentará dos carrocerías, una SUV y otra Sportback. Fue esta última la que tuvimos la ocasión de probar, ya que la primera tardará algunas semanas en llegar a los concesionarios. Personalmente me inclino por la Sportback que, con esa caída en la zaga aumenta de forma considerable la sensación de deportividad. En lo que a colores se refiere, este Q5 ofrece diez totalmente diferentes. En el primero de los tres test realizados, nos inclinamos por el “verde distrito”, que la verdad es un color que entra por los ojos, aunque ya se sabe que en cuestión de colores todo es muy personal.

Como las pruebas las hacemos en pareja, tuvimos la oportunidad de probar el vehículo como piloto y como pasajero, circunstancia que nos permitió jugar con la tercera pantalla que lleva el copiloto, y que es de LCD de 10,9 pulgadas. Antes de contaros las impresiones al volante y como pasajero, he de reconocer que un primer vistazo a este Q5 impacta. Evidentemente los vehículos probados son los más equipados, y aunque pueda parecer que no hay muchos cambios, sí que los hay.

El vehículo, en esta carrocería Sportback, irradia deportividad por todos los lados. Una sensación que se traslada a su interior, en donde las cuatro pantallas con las que cuenta el vehículo destacan por encima de todo. Desde la posición del conductor, contamos una de 11,9 pulgadas tras el volante, y otra de 14,5 pulgadas en la consola central. A ellas hay que sumarle el “head Up” display que es totalmente configurable y que nos ofrece una amplia información de forma clara y concisa.

El puesto de conducción es cómodo. Tiene todas las funciones al alcance de la mano, y no hace falta desviar la vista de la carretera para obtener cualquier tipo de información. Uno de los cambios más positivos, es que el juego de luces, que habitualmente estaba colocado detrás del volante, en la parte inferior de la consola, se desplazó ahora a la puerta, y su manejo es mucho más cómodo.

Ese confort a la hora de viajar, se traslada a la posición del pasajero, en donde la pantalla multimedia va a permitir hacer un viaje de los más entretenido, sin que el conductor se distraiga. En el sistema se puede instalar multitud de aplicaciones, pero como no había mucho tiempo decidimos probar las que estaban instaladas, y la verdad que nos lo pasamos fenomenal. Comenzamos viendo unos vídeos en youtube, para pasar a jugar un poco con un videojuego de carreras de coches, finalizando la prueba con un poco de karaoke, aunque la verdad en este caso decidimos acabar pronto, no fuera a ser que se pusiera a llover.

En esta fase de lanzamiento, el Q5 oferta tres motores, a los que en un futuro se sumará un híbrido enchufable. Estos tres propulsores de lanzamiento, cuentan con la tecnología MHEV plus, lo que les permite acceso a las zonas de bajas emisiones al contar con etiqueta medioambiental ECO.

Comenzamos probando el motor gasolina, un 2.0 TFSI de 204 CV de potencia y un par máximo de 340 Nm. Un modelo que lo podemos tener con tracción delantera o quattro. La versión diésel, también microhibridada, ofrece un motor 2.0 TDI, también de 204 CV de potencia y 400 Nm de par. Como tope de gama, los modelos SQ5 montan un V6 TFSI de 3 litros de cilindrada, que generan una potencia máxima de 367 CV y un par de 550 Nm. Los tres modelos cuentan con una transmisión S Tronic de doble embrague con siete velocidades.

En carretera, el nuevo Audi Q5 no defrauda. Si nos ponemos al volante sin saber el motor que llevamos, es difícil identificarlo, ya que es un vehículo muy insonorizado y apenas llega ruido del exterior. La respuesta es buena, y a eso también ayuda la caja de cambios, que sincroniza perfectamente el cambio de marchas. Evidentemente, la deportividad de la versión S destaca por encima de las otras que, en un principio, están pensadas para una conducción más relajada. Tras probar las tres motorizaciones es difícil decantarse por una de ellas. Todo dependerá de nuestras condiciones particulares.