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Las averías por despiste más comunes en un coche

Algunos de los problemas mecánicos más habituales son causados por pequeños detalles que no se corrigen.

Muchos habrán visto la escena de ‘The Big Bang Theory’ en la que Sheldon advierte a Penny de que está encendido el piloto del motor. Las palabras del físico se repiten cada vez que sube al coche porque su amiga no le presta atención. Al final, en un trayecto normal, el coche de Penny dice basta y empieza a salir humo del motor. Como en la popular serie, los despistes son la causa de muchas averías que acaban sufriendo los vehículos.

Acciones como, precisamente, no prestar atención al piloto del motor, ponen en riesgo el buen funcionamiento de los componentes de los coches, que terminan por romperse y causar un mal de cabeza a sus propietarios. Estas son las cinco averías más comunes por culpa de los despistes que y que pueden entorpecer el buen desarrollo de las vacaciones de verano.

Ojo al repostar

Repostar es una acción que se repite constantemente en la actividad diaria de los conductores. A veces, mientras se está pagando se coge una manguera y se reposta sin reparar en si se está echando gasóleo a un coche de gasolina. Es un error más común de lo que parece. Si no se llega a arrancar el motor no pasa nada pero si se enciende el coche, el ‘descuido’ se puede convertir en una avería cercana a los 400 euros.

Ojo donde echas el líquido limpiaparabrisas

Parece una tontería, pero debemos tener mucho cuidado al echar el líquido limpiaparabrisas y asegurarnos que lo hacemos a través del conducto adecuado, habitualmente en el que tiene la tapa de color azul y no el amarillo, en el del aceite. En caso de hacerlo, lo mejor será no arrancar ni moverse y llamar rápidamente al seguro o a la grúa para llevar el coche al taller. En caso de arrancar, las consecuencias pueden ser fatales para el motor, dejándolo inservible.

Ojo con el mantenimiento

Como hemos reiterado múltiples veces en Neomotor, llevar un buen mantenimiento del coche previene de muchas averías. El cambio de aceites y otros líquidos, filtros, neumáticos, discos y pastillas de freno y un largo etcétera deben estar al día. Además, hay que tener en cuenta siempre la correa de distribución, cuya avería resulta fatal. La dejadez en este aspecto provoca un alud de visitas al mecánico.

Ojo con el punto muerto

Del estilo de conducción también derivan varios tipos de averías. Por ejemplo, no hacer uso del freno motor o circular en punto muerto incrementa el uso de carburante además de ocasionar fallos en poleas y tensores de correas. Los acelerones y frenazos también son culpables de algunas llamadas al servicio de asistencia en carretera.

Ojo en las escapadas al campo

En el caso de los todoterrenos, tras pasar un buen día recorriendo caminos de montaña y la tierra del campo, se deben limpiar los elementos de refrigeración y calefacción. Un mal estado de estos elementos provoca fallos en algunos sistemas del vehículo y recalientan el motor.

Ojo a los testigos luminosos

Las citadas luces que aparecen en el salpicadero indican de fallos mecánicos en los sistemas del motor del vehículo. No hacer caso a estos ‘chivatos’ termina con una avería segura, en ocasiones cara.