¿Realmente compensa conducir rápido en los viajes? Te mostramos cuánto tiempo se gana al conducir a 150 km/h en vez de a 120 km/h

Conducir rápido siempre es tentador, especialmente en viajes largos para ganar unos minutos al reloj. Sin embargo, cuando se analizan los números fríamente, la conclusión es clara: no compensa correr. En un trayecto de 350 kilómetros, la diferencia de tiempo entre viajar a 120 km/h y 150 km/h es de aproximadamente 35 minutos, en el mejor de los casos. Aunque a primera vista parecer mucho, las implicaciones para lograrlo son más complejas y peligrosas de lo que parece.

Ganar 35 minutos en un trayecto de 350 kilómetros no es despreciable, pero este cálculo es idealista ya que norefleja las circunstancias reales del viaje. Las condiciones del tráfico, la presencia de radares fijos, las limitaciones en las vías y la necesidad de hacer paradas pueden reducir ese ahorro de tiempo considerablemente. Además, el hecho de conducir a 150 km/h requiere un nivel de atención y estrés mucho mayor que hacerlo a 120 km/h, lo que se traduce en un mayor desgaste físico y mental.

Aumentar la velocidad incrementa el riesgo de accidentes. A 150 km/h, la capacidad de reacción se reduce significativamente, y las consecuencias de cualquier error o imprevisto son mucho más graves. Un estudio del European Transport Safety Council (ETSC) revela que por cada aumento de 10 km/h en la velocidad media, el riesgo de accidente mortal se incrementa en un 4%. En resumen, conducir a 150 km/h en lugar de 120 km/h supone un riesgo innecesario para ahorrar unos minutos que, en la práctica, podrían ser insignificantes.

Otra desventaja de conducir a alta velocidad es el aumento del consumo de combustible. Según datos de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), conducir a 150 km/h en lugar de 120 km/h puede aumentar el consumo de combustible hasta en un 15%. Esto no solo afecta al bolsillo del conductor, sino que también tiene un impacto negativo en el medio ambiente. A largo plazo, este incremento en el consumo supone un gasto considerable en combustible y un desgaste mayor en componentes como los neumáticos y el motor, lo que se traduce en un mantenimiento más costoso del vehículo.

Por no mencionar que a 120 km/h estamos cumpliendo con las normas de tráfico y ejerciendo nuestro deber cívico como conductores responsables. ¿Por qué nos centramos en esta comparativa en 150 km/h? Porque hasta esa velocidad la multa no supone la pérdida de puntos del carné, y la sanción económica se queda en 100 euros, que se reduce a 50 euros con el pronto pago. Este umbral de velocidad se ha convertido en el límite para aquellos que quieren “ir rápido pero sin arriesgarse mucho”. Sin embargo, la pregunta es si realmente merece la pena arriesgar la seguridad por tan poca diferencia de tiempo y dinero.

Muchos países europeos, como Francia, Italia y Austria, tienen un límite de velocidad en autopistas de 130 km/h, que supone algo más razonable, teniendo en cuenta la seguridad y fiabilidad de los coches modernos. Aumentar el límite de velocidad en España a 130 km/h sería una medida lógica que permitiría a los conductores llegar a su destino en menos tiempo, sin sacrificar en exceso la seguridad y el consumo de combustible.

Conducir a 150 km/h en lugar de 120 km/h para ahorrar 35 minutos en un viaje de 350 kilómetros no compensa los riesgos y costos asociados. El aumento de la velocidad no solo pone en peligro la seguridad del conductor y de los demás usuarios de la vía, sino que también incrementa el estrés, el consumo de combustible y los costos de mantenimiento del vehículo. Por otro lado, elevar el límite a 130 km/h, como ya lo hacen otros países europeos, podría ser una solución equilibrada que permita un ahorro de tiempo sin comprometer la seguridad. Al final, lo más importante es llegar a destino de manera segura y tranquila.

Aquí tienes los cálculos ampliados para diferentes distancias, comparando el tiempo de viaje a una velocidad de 120 km/h frente a 150 km/h:

Estos cálculos muestran que el ahorro de tiempo aumenta con la distancia, pero también los riesgos y costos asociados a conducir a una velocidad más alta.