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El reciclaje, la clave para rentabilizar la producción de baterías

Reciclar baterías permitiría redcir la dependencia de los proveedores asiáticos y reducir costes en la compra de materias primas.

Vamos a hacer un ejercicio. Pensemos cuántos anuncios hemos visto de compañías que aseguran que sus productos son reciclados. ¿Cuántos productos vemos en el supermercado que afirman que sus envases son 100% reciclados? ¿Cuántas compañías cantan a los cuatro vientos que han mejorado su sostenibilidad mediante el reúso de materias primas? Si la respuesta es “muchas” en todas las preguntas, esto os interesa.

Según un estudio de la consultora Circle Economy, el consumo de materias primas se ha casi cuadruplicado en los últimos 50 años, alcanzando más de 100.000 millones de toneladas anuales en todo el mundo. Del total, menos del 9% corresponden a materias recicladas. Es decir, menos de 9.000 millones de toneladas de esas 100.000 millones, que terminan desechándose una vez el producto final ha sido producido.

Esto ocurre porque, pese a los esfuerzos de las compañías por decir que reciclan y que son marcas sostenibles, lo cierto es que el proceso de producción sigue siendo lineal: se compran materias primas, se ponen una línea de producción, se crea el producto y se deshecha lo sobrante. El proceso de cambiar a un modelo circular de reúso de materias es costoso y requiere de inversiones previas que muchos prefieren destinar a marketing.

No obstante, hay industrias en las que la economía circular cobra mucho más sentido porque permitiría a las compañías ahorrar a través de un proceso más respetuoso con el medioambiente. Es, por ejemplo, el caso de la automoción en la producción de baterías.

Mayor rentabilidad y menor dependencia

Con la llegada de los coches eléctricos, la industria de la automoción se enfrenta a un nuevo reto, producir baterías. Para ello, no son pocas las gigafactorías que se han construido alrededor del mundo y tampoco las que hay proyectadas para levantarse en los próximos años. Como punto positivo, muchas de estas instalaciones ya se han construido pensando en un proceso de producción circular, ya que las características de este componente sugieren que, haciéndolo, se pueden reducir costes y la dependencia de proveedores.

$!Fábrica de baterías de Volkswagen en Zwickau, Alemania.

¿Por qué? La batería es el componente clave de la electrificación y el más caro dentro de un coche eléctrico, alcanzando hasta el 40% del valor en algunos casos. Para producirlas, los fabricantes deben comprar materias primas como el litio, el cobalto, el magnesio y el níquel, muy costosas y bajo el control de unos pocos países, por lo que el peligro de sufrir cuellos de botella por roturas en la cadena de suministro, ya sea por los proveedores o por estrategias geopolíticas, es alto. En este contexto, reusar todos los materiales para aprovechar cada gramo es clave.

Además, no solo se trata de reutilizar las materias primas sobrantes de las baterías producidas, sino también las materias primas de las baterías que están acabando su ciclo de vida, volviendo a las factorías para ser recicladas por completo.

$!Planta de Norhtvolt en Suecia.

Como ejemplos tenemos a la compañía sueca Northvolt, que trabaja con firmas como Volkswagen, que pretende producir hasta 150 GWh anuales para 2030. Para entonces, dicen, esperan que casi la mitad de las materias primas utilizadas para esas baterías deberían proceder de baterías viejas recicladas, lo que tendría también un impacto positivo en sus gastos operativos, ya que reducirían la compra de materia prima nueva. Asimismo, CATL, el mayor productor del mundo para baterías de coches eléctricos, añade a la ecuación el uso de energías renovables en el proceso para marcarse el objetivo de producirlas en un proceso neutro de emisiones de carbono.

Mayor rentabilidad y menor dependencia

El Grupo Renault y Stellantis también desarrollarán sus gigafactorías con un diseño de producción circular para las baterías. Renault, además, va un paso más allá y optará por el reciclaje y la reutilización de otros componentes de vehículos para su producción y para el reacondicionamiento de componentes como la misma batería u otras partes del vehículo.

Desde la firma francesa consideran que podrían estar ante una nueva modalidad de negocio rentable con unos ingresos potenciales de hasta 2.000 millones de euros al año para 2030. Según Renault, se puede reciclar hasta el 85% de un coche, aunque en la actualidad apenas se alcanza el 30%.