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Fistker, la ‘startup’ que nació para hacer frente a Tesla, se declara en bancarrota

La compañía, fabricante del eléctrico Ocean, achaca la situación a la quema de efectivo para poder realizar las entregas del SUV

La startup de vehículos eléctricos estadounidense Fisker se ha declarado en quiebra durante las últimas horas y ha anunciado su intención de poner a la venta los activos de la compañía para reestructurar la deuda del fabricante tras hacer frente a una elevada quema de efectivo para entregar el SUV Ocean en Estados Unidos y Europe.

En concreto, según ha informado en un comunicado, la empresa ha manifestado su intención de acogerse al capítulo 11 de la Ley de Quiebras de Estados Unidos alegando que, al igual que el resto de empresas del sector de los vehículos eléctricos, se ha tenido que enfrentar a “varios obstáculos macroeconómicos y de mercado” que han afectado a la capacidad de la empresa para “operar de manera eficiente”.

Por el momento, lo que se conoce es que la unidad operativa de la compañía cuenta con unos activos estimados por un valor de entre 500 y 1.000 millones de dólares (hasta 932 millones de euros) y pasivos de entre 100 y 500 millones de dólares (466 millones de euros). Según el expediente judicial, la empresa cuenta con entre 200 y 999 acreedores.

$!Perfil del Fisker Ocean.

”Después de evaluar todas las opciones para nuestro negocio, determinamos que proceder con la venta de nuestros activos es el camino más viable para la empresa”, ha apuntado la firma, al tiempo que ha afirmado estar en conversaciones “avanzadas con las partes interesadas” para la financiación de la deuda contraída por la marca en estos momentos.

Sin apoyos en la industria

Hace unos meses y tras fracasar las negociaciones para la inversión en Fisker por parte de un gran fabricante de vehículos, la estadounidense detuvo la fabricación y las inversiones en proyectos a futuro además de despedir al 15% de la plantilla.

Con todo, la compañía también ha confirmado que realizará los trámites pertinentes ante el tribunal de quiebras para que se le permita mantener las pocas operaciones que todavía realiza, entre ellas algunos programas de cliente, el pago y compensación a proveedores y, también, el pago a los empleados que siguen en la firma. No obstante, también ha afirmado que el parón en la producción se mantendrá y no volverá a ensamblar vehículos.

$!Presentación del Fisker Ocean en el Mobile World Congress de Barcelona 2022.

De hecho, algunos proveedores se verán muy afectados por la deriva que ha tomado Fisker durante los últimos meses. Magna, uno de sus principales proveedores y fabricante del Ocean, dijo el mes pasado que esperan ver reducida su facturación este año en 400 millones por culpa del parón en la producción del Fisker Ocean, y además despidió a 500 personas en su planta de Graz.

El mercado eléctrico se cobra su primera víctima

Acorde a sus últimos resultados, Fisker produjo más de 100.000 vehículos en 2023, menos de una cuarta parte de su previsión, aunque apenas entregó 4.700 coches. Además, el mes pasado las autoridades estadounidenses iniciaron una investigación por ciertos incidentes en los que sus vehículos se habían visto involucrados.

Fisker se convertirá en uno de los grandes fracasos dentro de los fabricantes que solo apuestan por los eléctricos. Parece osado decir que la situación del mercado ha sido el detonante de su caída, pero lo cierto es que, pese a subir de forma importante, las ventas de coches eléctricos crecen significativamente por debajo de lo esperado. Cabe recordar que firmas como Audi, Mercedes-Benz, Ford o Volkswagen han anunciado que, si es necesario, variarán su estrategia eléctrica de cara al futuro y seguirán apostando por la combustión o por los híbridos enchufables si la demanda no vuelve a ser la esperada. Este año, se espera que el 60% de los eléctricos vendidos se entreguen en China.

Fisker nació el año 2016 de la mano del diseñador de coches Henrik Fisker y su mujer, Geeta Gupta-Fisker. En su currículum figuraban nombres como el de Tesla, BMW y Aston Martin y, con la electrificación, decidió emprender y crear Fisker, una de las startups de coches eléctricos que más ha crecido. Esta es la segunda empresa fundada por el diseñador que acaba en quiebra, después de la breve aventura de Fisker Automotive, bajo la que lanzó un híbrido enchufable.

La compañía empezó a cotizar en 2020 con un valor de 2.900 millones de dólares y se caracterizaba por una estrategia de bajo coste productivo al no utilizar plantas propias, sino las instalaciones de Magna Steyr, para producir el Ocean. Desde enero, la capitalización de Fisker se ha desplomado más de un 90%.